Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE

ESPACIOS Y ACTIVIDADES COSTERAS EN MICHOACÁN. APROXIMACIONES VARIAS
seguramente hacia otros bosques todavía en pie situados allende las fronteras estatales.
Sus lagos, casi vacíos de su líquido vital en aras del consumo de los urbanitas, o
contaminados hasta el fondo por obra y gracia de la agroindustria local en manos de
unos cuantos y del acelerado crecimiento de algunas industrias ubicadas en el estado
y más allá de sus límites, atizan ahora el fuego de las pugnas por el agua que aún
queda y sobre la que todos proclaman derechos de usufructo. Las tierras vecinas a
esos lagos, tierras fértiles en su momento gracias al manejo sabio y tenaz de campesinos
hoy inmigrantes en desbandada, se han vuelto estériles campos blancuzcos, salitrosos,
crisoles de tolvaneras inimaginables hasta hace apenas una o dos décadas.
Michoacán es un estado de contrastes, como el país entero del que forma parte.
Pero dentro de esos contrastes cuya imagen identificamos mal que bien todos los mexicanos
a partir de una geografía sembrada de valles, sierras, cadenas montañosas,
volcanes y lagos interiores (con los ríos y escorrentías que los alimentan), hemos dejado
de percibir un singular contraste más, no menos espectacular que el de nuestra
geografía de tierra adentro: el contraste de la geografía litoral, costera, marítima, y el
de las peculiares formas sociales asentadas en ella.
La gente y el paisaje costeños son quizá los menos conocidos de los contrastes
identitarios michoacanos. Su escasa población, en buena medida dispersa, es tal vez
la causa del desconocimiento o del olvido. Las pocas y agrestes vías de comunicación
terrestres en ese paisaje y hacia esa gente ahondan la lejanía entre paisanos. La cultura
campesina o ranchera, mayoritaria en el estado, consagra quizá la extranjería de
los costeños, michoacanos también aun cuando los asentamientos indígenas litorales
sean nahuas y no purépechas, y la única ciudad costera esté habitada por gente llegada
a ella desde distintos estados del país.
Este libro intenta mostrarles, estimados lectores, una aproximación de conjunto, una
vista a vuelo de pájaro de esa geografía litoral y de algunos de sus habitantes: los que
con su trabajo diverso y aún poco conocido hacen posible el desarrollo de las actividades
portuarias, pesqueras y, en mucho menor grado, turísticas, en la costa michoacana.
Nuestro deseo es acercar a los lectores en general y a los de Michoacán en particular,
a los espacios y a las comunidades de oficio menos percibidas todavía por la socie-
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