Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ESPACIOS Y ACTIVIDADES COSTERAS EN MICHOACÁN. APROXIMACIONES VARIAS<br />
chete. En la noche iba uno a los esteros con achón [especie de antorcha de ocote] y macheteaba a<br />
los pescados que surgían a montones... ya después llegó la lámpara de carburo y se pescaba con solapán...<br />
No, antes qué esperanzas que se pescara con cayuco <strong>en</strong> el mar. No se podía meter uno ahí<br />
porque era muy viol<strong>en</strong>to, muy fuerte, pegaba muy duro (<strong>en</strong>trevista con Isidoro Echeverría Camacho,<br />
habitante de Playa Azul. 27/4/2000). 6<br />
En otras partes de la costa michoacana donde hay peñascos, como <strong>en</strong> la parte c<strong>en</strong>tral,<br />
los campesinos indíg<strong>en</strong>as practicaban la pesca sólo ocasionalm<strong>en</strong>te, pues <strong>en</strong> la<br />
época de secas algunos se desplazaban de la sierra a la costa para obt<strong>en</strong>er alim<strong>en</strong>tos<br />
de este hábitat. A la orilla del mar y desde lo alto de las rocas, utilizaban la cuerda y<br />
el anzuelo para obt<strong>en</strong>er pargos y a veces huachinangos. No obstante, según sus propios<br />
testimonios, muchas especies que ahora conoc<strong>en</strong> no eran explotadas ni consumidas<br />
<strong>en</strong> la primera mitad del siglo XX, por ejemplo la lapa, la carne de tortuga y<br />
la langosta.<br />
Una hija de Arnoldo Chávez García, uno de los primeros pescadores de Maruata,<br />
de niña acompañaba a su padre a la playa; ella recuerda:<br />
No había lanchas ni nada, mi papá nada más se subía a una roca grande y alta y desde ahí pescaba<br />
con cuerda y anzuelo... antes no había pesca como ahora; antes nosotros no conocíamos el huachinango<br />
y mucho m<strong>en</strong>os la langosta, mi papá pescaba pargos y jureles... había muchísimos.<br />
Huachinango no se pescaba porque ese pescado anda <strong>en</strong> aguas más ad<strong>en</strong>tro y no se acercaba a la<br />
orilla, a la pedreguera. Cuando era niña, una vez mi papá llevó a la casa [<strong>en</strong> Pómaro] unas langostas,<br />
nadie se las quería comer porque estaban muy feas y olían peor, como a mar, pero vimos que mi<br />
papá empezó a comer y luego mi mamá se animó; ya después nosotros empezamos a rascarle y nos<br />
gustó, después cada que v<strong>en</strong>ían pescadores que no eran de aquí les pedíamos langostas (<strong>en</strong>trevista<br />
con María Chávez, 5/10/2000).<br />
A principios del siglo XX sólo había unos cuantos caseríos costeros, pero <strong>en</strong> las<br />
décadas de los cuar<strong>en</strong>ta y cincu<strong>en</strong>ta despegó el proceso de poblami<strong>en</strong>to a lo largo<br />
6 Todas las citas de este trabajo que son declaraciones directas de informantes, son material de mis propias<br />
<strong>en</strong>trevistas <strong>en</strong> trabajo de campo, excepto una <strong>en</strong> la que apunto la fu<strong>en</strong>te.<br />
32