Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
Espacios y actividades costeras en Michoacán - Biblioteca CICESE
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ESPACIOS Y ACTIVIDADES COSTERAS EN MICHOACÁN. APROXIMACIONES VARIAS<br />
pues <strong>en</strong> el resto aún no existían las condiciones adecuadas para ello debido al poco<br />
número de pescadores, a lo rudim<strong>en</strong>tario de sus artes de pesca, a la falta de vías de<br />
comunicación y, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, a su poco apego a la pesca marina.<br />
En 1955 Donald Brand, junto con un equipo de investigadores, recorrió la costa<br />
norte, y estando <strong>en</strong> Boca de Apiza –la salida al mar del río Coahuayana– escribió al<br />
respecto:<br />
Mi<strong>en</strong>tras estuvimos <strong>en</strong> Boca de Apiza, varios pescadores locales capturaron pescado con arpones,<br />
incluy<strong>en</strong>do un largo robalo... y muchos agujones... Nos informaron que la comida local incluía estos<br />
dos pescados [además de] lisa... garlopa... pargo... mojarra... bagre... [y] un número de especies<br />
de pescado poco comunes, [como] ostras, almejas, langosta, algunos cangrejos, tortuga caguama,<br />
pero no camarones. Es obvio que la g<strong>en</strong>te de esta costa no son pescadores marinos, porque capturan<br />
principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ríos, lagunas, esteros, <strong>en</strong> la orilla y <strong>en</strong> los bajos (Brand, 1960:5).<br />
Conforme fue pasando el tiempo, <strong>en</strong> la costa c<strong>en</strong>tro y norte com<strong>en</strong>zó a increm<strong>en</strong>tarse<br />
el número de canoas que <strong>en</strong>traban al mar a realizar la captura. Tal hecho se debió<br />
sobre todo a la influ<strong>en</strong>cia de los comerciantes de Zihuatanejo, Petacalco y Manzanillo<br />
(que desde décadas atrás recorrían la costa de <strong>Michoacán</strong> <strong>en</strong> pangas relativam<strong>en</strong>te<br />
grandes, cargando mercancías como ajonjolí, copra, madera, puercos y gallinas), pero<br />
también de los pescadores de esos mismos lugares que llegaban a trabajar a difer<strong>en</strong>tes<br />
puntos del litoral y <strong>en</strong>señaron sus artes a los nativos.<br />
A mitad de siglo XX –según testimonios de pescadores viejos de Maruata– las canoas<br />
de parota de una sola pieza que antaño habían sido utilizadas tuvieron que ser reemplazadas<br />
por pangas de madera de pino, confeccionadas con tiras <strong>en</strong>sambladas y fondo<br />
plano, las cuales eran curadas con aceite antes de ocuparse por vez primera. Posteriorm<strong>en</strong>te,<br />
<strong>en</strong> el transcurso de los años ses<strong>en</strong>ta llegaron a los pueblos los primeros motores<br />
que se instalaron <strong>en</strong> estas embarcaciones. Así, <strong>en</strong> Maruata, el primer motor para<br />
una embarcación lo compró Vidal Domínguez Arroyo <strong>en</strong> 1960.<br />
En ese periodo fue importante también la captura de caimanes –sobre todo <strong>en</strong> los<br />
esteros de las márg<strong>en</strong>es del Balsas hasta Playa Azul y los situados <strong>en</strong> Coahuayana–,<br />
de los cuales se utilizaba la piel, e incluso hubo g<strong>en</strong>te dedicada exclusivam<strong>en</strong>te a la<br />
captura y a la comercialización, pero debido a la int<strong>en</strong>sificación de tal actividad pron-<br />
36