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Orquesta de París pusieron el broche de oro al festival<br />
cien do especial mención José Antonio<br />
y Juan Mata, aunque insistimos en que<br />
toda la compañía brilló con luz propia.<br />
English Bach Festival<br />
Y dos actuaciones del English Bach<br />
Festival, una con las Arias y Danzas de<br />
Dido y Eneas, de Purcell y Water music,<br />
de Haendel. Versión correcta de la<br />
orquesta y coros, pero quizá una falta<br />
de mayor número de danzas en las que<br />
el ballet barroco hubiera podido brillar<br />
a buena altura. Al siguiente día en el Palacio<br />
de Carlos V se nos ofrecía Orfeo<br />
y Euridice, en la versión francesa de<br />
<strong>17</strong>74 dedicada a la Reina María Amonieta.<br />
Sinceramente, fue un gran espectáculo,<br />
por voces, orquesta, coros,<br />
cuerpo de baile y vestuario. El espectáculo<br />
total, con interesantes actuaciones<br />
de María Bovino, María Hill Smith<br />
y Andreas Jággi. Y la orquesta perfecta<br />
que hace que nos reafirmemos en la<br />
idea de que la ópera puede ir tomando<br />
carta de naturaleza en el Festival granadino.<br />
Vicente Salus-Carsí<br />
ACTUALIDAD<br />
Boulez, el esperado<br />
GrmiMl*. Auditorio Manuel de Falla. Palacio de Carlos V. 9-V1I-87. Várese, Octandre; Stravinsky,<br />
Btrceuse du chai. Concertino para 12 instrumentos, Ocho miniaturas instrumentales;<br />
Falla, Concierto paro clave; Boulez, Le Manean sans MttUre, Pierre-Laurent Aimard, clave;<br />
Eüzabeth Laurence. inezzo. Ensemble Intercontemporain. I 1-V1I-87 (mañana). (Previsto para<br />
el 10-Vil pero aplazado a causa de la lluvia. | Bartok, Música para cuerda, percusión y celesta;<br />
Boulez. Ktessagesquisse; Siravinsky, Petrouchka. Orquesta de París. 11-VI1-87 (noche) Boulez,<br />
Riluel, Ravel. Dajnisy Cloe. Orquesta de París. Director de los ires conciertos: Pierre<br />
Boulez.<br />
Pierre Boulez ha venido a España<br />
a los treinta años de iniciar<br />
su carrera como director de orquesta.<br />
Un hecho que no habla precisamente<br />
en favor de la riqueza de la vida<br />
musical de nuestro país. Como<br />
compositor tampoco ha corrido Boulez<br />
mejor suerte entre nosotros. Muy<br />
contadas partituras del maestro de<br />
Montbrison han figurado en programas<br />
de concierto —siempre en circuitos<br />
marginales— y cuando lo han hecho los<br />
resultados interpretativos han solido<br />
distar notablemente de lo óptimo. Por<br />
todo ello, el Festival de Granada ha<br />
cumplido con una exigencia de pura<br />
justicia musical al presentar a Boulez<br />
—luego del único concierto celebrado<br />
en Barcelona— como intérprete y<br />
creador.<br />
El director de orquesta que hemos<br />
podido observar en Granada, sin perder<br />
las características de análisis y rigor<br />
que lo han hecho merecidamente<br />
famoso, ha sabido demostrar que sus<br />
facultades interpretativas no se limitan<br />
al dominio de la mente, sino que admiten<br />
también rasgos expresivos y sensoriales.<br />
La propia música escrita por<br />
Boulez posee una difícilmente definible<br />
capacidad de fascinación, que de alguna<br />
manera se superpone a la preocupación<br />
arquitectónica. Es primordial,<br />
desde luego, en este efecto el constante<br />
interés por el timbre y las combinaciones<br />
instrumentales novedosas. Le<br />
Marteau sans Maítre, pieza ahora ejecutada,<br />
se halla en el principio de dichas<br />
investigaciones, fusionando la voz<br />
con un conjunto instrumental no usado<br />
hasta entonces, aunque el modelo<br />
ideal para esa relación sea el Pierrol Lunaire<br />
de Schoenberg (véase la entrevista<br />
con Boulez en este mismo número).<br />
Messagesquísse saca todo el partido<br />
posible no de la diversidad, sino de la<br />
identidad de los medios. La obra esta<br />
escrita para violoncello solista y seis<br />
violoncellos. Rituel, la tercera obra<br />
bouleziana de esta concisa retrospectiva<br />
granadina, está pensada para una<br />
serie de grupos autónomos cuyas interrelaciones<br />
forman una unidad superior.<br />
Las versiones de estas tres páginas<br />
convencieron una vez más de lo ya sabido:<br />
Boulez es el intérprete insustituible<br />
de sí mismo. Con el Ensemble<br />
1 mercontemporain obtuvo una lectura<br />
aquilatadamente poética de Le Marteau.<br />
La mezzo Elizabeth Laurence<br />
otorgó a su intervención la amplia extensión<br />
de recursos y matices que se demanda<br />
a su parte. Los siete violoncellos<br />
de la Orquesta de París realizaron una<br />
brillante versión de Messagesquisse,<br />
sorteando tanto las dificultades de escritura<br />
de la composición como las añadidas<br />
por el viento en el Palacio de<br />
Carlos V, que a rachas amenazaba con<br />
arrebatarles las partituras. En Rituel,<br />
Boulez gobernó con virtuosismo la<br />
complejidad de actuación de los grupos,<br />
al tiempo que impregnó toda la interpretación<br />
de un sincero aliento trágico.<br />
El resto del concierto del Ensemble<br />
Intercontemporain fue una lección magistral<br />
sobre la altura interpretativa que<br />
puede lograr un grupo especializado en<br />
música de nuestro tiempo, siempre que<br />
se parta de una excepcional materia prima,<br />
como es el caso, y se dedique continuada<br />
y exclusivamente a este<br />
repertorio. Octandre de Várese tal como<br />
fue oída en el Auditorio granadino<br />
es difícil volver a encontrarla en disco<br />
o en directo. El Condeno para clave<br />
de Falla tuvo una muy interesante<br />
exposición, sobresaliendo la clarificación<br />
de sus líneas, pero no se logró el<br />
deseable equilibrio entre el clave —con<br />
sonido amplificado— y los demás instrumentos.<br />
Las páginas de Stravinsky<br />
se beneficiaron en unos planteamientos<br />
en la dirección de extraordinaria lucidez,<br />
fue especialmente memorable la recreación<br />
de las Ocho miniaturas instrumentales,<br />
dichas con asombrosa justeza<br />
conceptual.<br />
Al lado de las obras del propio Boulez<br />
completaban los dos programas de<br />
la Orquesta de París tres piezas maestras<br />
de nuestro siglo. Siguiendo gustos<br />
personales pueden preferirse otros enfoques<br />
para hacer estas músicas de Bartok,<br />
Stravinsky y Ravel; ahora bien, lo<br />
indudable es que los acercamientos de<br />
Boulez respondieron en los tres casos<br />
a exigencias de lógica musical y de coherencia<br />
interna de cada obra. La cota<br />
más alta se dio en la Música para cuerda,<br />
percusión y celesta de Béla Bartok,<br />
diseccionada por el director hasta descubrir<br />
sus detalles más microscópicos<br />
y sus relaciones más ocultas. Petrouchka,<br />
interpretada asimismo de manera<br />
magnífica, huyó con acierto de todo exceso<br />
grotesco. La versión completa,<br />
aunque sin coros, de Dafnis y Cloe de<br />
Ravel habría ganado con una más estrecha<br />
familiaridad de la orquesta y su<br />
director con la acústica del Auditorio<br />
Manuel de Falla, donde con premura se<br />
trasladó el concierto a causa de la lluvia.<br />
Así y todo, Boulez elevó con maestría<br />
el edificio sonoro del Dafnis sin<br />
dejar de dotarlo de un tenue acento<br />
lírico.<br />
Enrique Martínez Miura<br />
<strong>Scherzo</strong> 21