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-UNA BROMA MUSICAL-<br />
Verano, dulce verano. Agraciado<br />
pueblo éste donde los músicos gozan<br />
de interminable vacación remunerada:<br />
entrenamiento personal, lo<br />
llaman, pero mi omnipresencia ultra<br />
lempo ral raras veces sorprende<br />
sus ocios en tan vocacional ejercicio.<br />
En cambio si les sorprendió disfrazados<br />
por razones mercenarias.<br />
¡Ay, estos artistas!<br />
Verano, cálido verano. De nuevo<br />
arremete el maestro López Cobos<br />
contra las instituciones.<br />
Espúreas razones. No le basta con<br />
estropear mi Sinfonía Júpiter. Ahora<br />
me utiliza a mí, ¡a mi!, como<br />
arrojadiza arma. En Granada, rueda<br />
de prensa por la presencia de la<br />
ONE en el Festival. Protesta porque<br />
no puede hacer tradición de mi Rapto<br />
de! serrallo en el Patio de los<br />
Arrayanes; no le dejan los políticos<br />
y burócratas de siempre. La prensa<br />
reaccionaria le aprueba, le alaba, le<br />
jalea y sólo destaca al dia siguiente,<br />
en menoscabo de cosas sensatas,<br />
la insensatez de querer hacer mi<br />
Rapto todos los años para unas 300<br />
ó 400 personas: ¡con la crisis de voces<br />
que hay para mis obras y lo carísimas<br />
que son ahora! (Papá,<br />
Aloysia, Constanze, cómo han cambiado<br />
las cosas, si supierais...). Me<br />
dice un agente marginal que aquí<br />
hay gato encerrado... ¡Qué agentes!<br />
¡Qué artistas éstos!<br />
Verano, lluvioso verano,. En Peralada<br />
se han confabulado para<br />
continuar mi conflictivo emparejamiento<br />
con Salieri, un compositor<br />
majo —como dicen en esta<br />
corte— que tuvo la mala fortuna de<br />
coincidir conmigo. Abrieron Pushkin<br />
y Rimski (esos dos geniales embusteros<br />
a los que han plagiado con<br />
descaro y sin talento Shaeffer y Forman).<br />
Pero con el Falstaffüe Antonio<br />
no pude más. Intervine en las<br />
esferas celestes, donde tengo predicamento<br />
e influencias, y conseguí<br />
que en medio de la recuperada ópera<br />
cayera una tromba canicular que<br />
lo echó todo a perder. ¡Qué puñeteros<br />
y traviesos podemos ser los artistas!<br />
Y que conste que mi colega<br />
y yo sí éramos artistas... no como<br />
otros.<br />
W.A.M.<br />
OPINIÓN<br />
EL DISPARATE MUSICAL<br />
EL IVA DEL TRES POR CUATRO = DOCE<br />
Pues resulta que esto de la música se<br />
está convirtiendo en algo para ricos,<br />
y como el verano le da a uno ganas de<br />
guerra, vamos a ver si damos un poco la<br />
matraca con este tema. Porque yo no sé<br />
si Vds. se han dado cuenta —seguro que<br />
si— de que en esta piel de toro hay mucho<br />
listo.<br />
Hace unos años, todo en este país tenia<br />
impuesto de lujo. Hasta el jabón. Íbamos<br />
camino de ganarnos fama de<br />
espesos, que se dice. La cultura estaba<br />
también gravada ¡cómo no! con el susodicho<br />
impuesto. Así que cuando uno iba<br />
a comprar un disco pagaba un 26 por<br />
ciento de lujo. Y no les digo nada de las<br />
partituras, porque eso ya es para caerse<br />
de espaldas. Recuerdo hace unos años haber<br />
intentado comprar una obra de Poulenc<br />
que se vendía al bonito precio de<br />
1.000 pts. por dos páginas de música<br />
(ihay que ver lo cara que sale la corchea<br />
con puntillo, sobre todo si es francesa!).<br />
En lo que a los instrumentos atañe,<br />
¡qué les voy a contar! Pues que hay que<br />
financiarlos como si fueran coches. Salvo<br />
que la loto les permita otra cosa, yo<br />
les aconsejo desde aquí tocar e! pífano o<br />
la pandereta, instrumentos que reúnen<br />
condiciones ideales: precio asequible a lodos<br />
los bolsillos, facilidad de transporte<br />
y amplitud de repertorio (porque no me<br />
dirán que el repertorio que interpreta el<br />
Gobierno es corto).<br />
Y los conciertos ¡ja! Eso es de presupuesto<br />
aparte. En cuanto aterriza aquí la<br />
Sinfónica de Pemambuco, le clavan a uno<br />
sin misericordia. Y que no me digan que<br />
por ahí fuera es igual, porque no es igual.<br />
Aunque las entradas cuesten algo más —<br />
lo que además no siempre ocurre— ellos<br />
ganan no algo más, sino tres o cuatro veces<br />
más que nosotros. No me digan que<br />
tres o cuatro mil pesetas por una función<br />
de ópera en el Teatro de la Zarzuela (si<br />
tiene uno suerte y no le birlan la entrada<br />
los reventas de turno) y seis mii por la<br />
equivalente del Metropolitan son magnitudes<br />
comparables.<br />
Pues asi las cosas, como éramos pocos,<br />
parió la abuela. Es decir, se inventaron<br />
el IVA. Y aquí es donde aparecieron los<br />
listos. O sea, los de Hacienda y algunos<br />
otros. Los discos fueron gravados con un<br />
doce por ciento de IVA, mientras los libros<br />
se llevaban un 6 por ciento. ¡Loor<br />
al noble arte de las matemáticas! Sí, sí,<br />
han leído bien. No me negarán que en<br />
manos de estos señores lo de los números<br />
se convierte en un verdadero arte.<br />
Pero no queda ahí la cosa, no. Porque<br />
una sencilla aplicación de la ciencia matemática<br />
(que no el arte) hará ver a cualquiera<br />
que si antes había un veintiséis por<br />
ciento y ahora hay un doce, pues no sé<br />
por qué me da el palpito que el precio debería<br />
haber bajado un catorce por ciento,<br />
fíjense qué cosas. Pero, ¡tale! dijo la<br />
princesa. Apareció otro listo (éste toda-<br />
vía no ha sido identificado, aunque todos<br />
tenemos nuestro sospechoso) y aplicó<br />
aquello que se les dice a los nenes pequeños:<br />
éste lo discurrió, éste lo implantó,<br />
éste lo cobró y éste, el más gordito, se lo<br />
zampó. Total, que de bajar el precio, naranjas<br />
de la China-na, China-na. El listo<br />
se quedó con un catorce por ciento más<br />
y nosotros a verlas venir, o sea con una<br />
mano delante y otra detrás.<br />
En fin, sufridos míos, que esto de oír<br />
o tocar música en esta nuestra tierra es<br />
mal de pronóstico reservado y por eso es<br />
tan gravado (el pareado será malo, pero<br />
no me negarán que es una verdad como<br />
la catedral de Burgos). Si en lugar de oírla<br />
o locarla la leen, ya saben que les sale un<br />
seis por ciento menos. Se ve que el Gobierno<br />
piensa que los sordos salen más caros<br />
que los ciegos, y por eso quiere evitar<br />
su aparición creciente, porque si no ya me<br />
explicarán.<br />
Asi nos va luego, con los «Gurrelieder<br />
de Wagner (!)»(cualquier dia alguien les<br />
llamará «Guarrolieder» y si no ya verán,<br />
ya), un Don Giovanni en el Festival de<br />
Beirut (imparable ascenso el de la morería<br />
en esto de la música, ¡dónde iremos<br />
a parar!) y la muerte de Isolda compuesta<br />
por Juan Sebastian Bach (disparate éste<br />
repetido insistentemente por varios televidentes<br />
en un pseudoconcurso que echaron<br />
el otro día). Y no saben la última, que<br />
resulta que Plácido Domingo cantó en<br />
Tokio con gran éxito. Tanto que tuvo que<br />
regalar «varios brindis de zarzuela y un<br />
pasaje de La Traviaía». El hombre debió<br />
acabar un poco mal con tanto brindis.<br />
En todo caso, seguro que no pasó de<br />
tener un pedete lúcido. Como verán, el<br />
disparate no descansa ni en verano.<br />
A pesar de todo, me reconforta haber<br />
leído que los jóvenes españoles escuchan<br />
cada vez más música. Me preocupa no<br />
obstante no encontrar a Wagner (el de los<br />
Gurrelieder) a a Bach (el de Isolda) en las<br />
descritas «modas audiovisuales»; vean,<br />
vean, a ver si me aportan alguna luz: punkies,<br />
heavies, mods, rockers, nuevaoleros,<br />
modernos, afterpunkies, discotequeros,<br />
siniestros, nuevos románticos, psicodélicos,<br />
folkies, horteras, fans, babosos, irritantes,<br />
perros callejeros, etc. (me pregunto<br />
qué diablos vendrá en el «etc.»).<br />
La duda persiste: ¿será Wagner un afterpunkie<br />
o por ventura un siniestro? Ruego<br />
a los lectores me socorran, pues desde<br />
que leí todo esto vivo sin vivir en mí.<br />
Mientras tanto voy a ver si me rio de Janeiro,<br />
antes de que el médico me diga que<br />
estoy granadísimo.<br />
N.B.: Apenas termino de escribir esto,<br />
TVE me sorprende con un nuevo disparate:<br />
el concierto inaugural del Curso de<br />
Música Barroca y Rococó ha incluido, en<br />
su segunda parte «obras de Manuel y<br />
Bach». Lo que no nos dicen es si el tal<br />
Manuel tenía padre o no.<br />
Rafael Onega<br />
<strong>Scherzo</strong> S