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Scherzo. Núm. 17

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genes de la música<br />

instrumental y de la forma<br />

sonata. Fue un modo de proceder<br />

que, en cienos momentos, llegó al<br />

absurdo, pero que proporcionó a la musicología<br />

un imponente número de datos<br />

y noticias, que luego podían ser<br />

elaborados más serenamente.<br />

La misma contradicción la vivieron<br />

los músicos y estudiosos de la Rusia del<br />

siglo XIX, divididos entre las lisonjas de<br />

una tradición occidentalista y la aventura<br />

seductora, pero peligrosa, de un<br />

nuevo nacionalismo musical. O se estaba<br />

de una parte de la barricada o de<br />

la otra; ya no eran posibles los compromisos<br />

ni las posiciones de repliegue.<br />

Dentro de estas coordenadas ideológicas<br />

surge La Banda invencible. Es casi<br />

un cenáculo de artistas, una corporación,<br />

una asociación: lo que un critico<br />

adversario definió como «la banda invencible»,<br />

más conocida comúnmente<br />

como El Grupo de los Cinco: Balakirev,<br />

Cui, Borodin, Mussorgski y Rimski-Korsakov.<br />

Lo que los mantiene unidos es sólo<br />

el común deseo de reaccionar contra<br />

una cultura oficial que tiene su máximo<br />

representante en Rubinstein, su odio<br />

común por el Conservatorio y por la<br />

ópera italiana. Dentro del grupo, en<br />

cambio, las posiciones son muy diversas,<br />

y aparte del distinto valor de cada<br />

uno, los resultados a que llegan son, a<br />

veces, contradictorios. En el limite extremo<br />

se encuentran, naturalmente,<br />

Mussorgski y Rimski-Korsakov: el primero,<br />

el más genuino intérprete del alma<br />

rusa; el segundo, abierto a las influencias<br />

occidentales, con un uso del<br />

elemento popular de sabor legendario<br />

y folklórico. En resumen, ambos derivan,<br />

de alguna manera, de Oünka; pero<br />

Mussorgski se inspira más en los<br />

valores populares y realistas contenidos<br />

en Una vida por el Zar, robustecidos<br />

por el lenguaje esencial de Dargomyzs-<br />

ANIVERSARIO<br />

A la izquierda: Página de la partitura autógrafa<br />

del Principe Igor. A la derecha: algunas notas del<br />

compositor relativas a ¡a producción del Príncipe<br />

Igor.<br />

k¡; en cambio, Rímskí mira preferentemente<br />

a Russlan y Ludmilla y a la<br />

música instrumental de los últimos años<br />

de Glinka, producciones llenas de imaginación<br />

y color que revivirán espléndidamente<br />

en su refinada orquestación.<br />

Una fecha importante en el nacimiento<br />

del movimiento nacionalista fue el<br />

encuentro, a finales de 1855, entre Glinka<br />

y dos apasionados músicos que se<br />

acercaron a él para rendirle homenaje<br />

como padre de la música rusa: Ulibischev<br />

y Balakirev. Borodin escuchó a Balakirev<br />

y Mussorgski interpretando a<br />

dúo una versión del final de la Primera<br />

Sinfonía de Rimski-Korsakov. Inmediatamente<br />

se sintió cautivado por la<br />

música y sintió la urgencia de imitar al<br />

cadete naval de dieciocho años.<br />

Los Cinco se sintieron alentados<br />

por la creencia de<br />

que sus composiciones<br />

eran, en cierto modo, la<br />

expresión de una causa vital,<br />

el establecí mí en 10 de<br />

una conciencia nacional<br />

rusa,con una correcta consideración<br />

de todos los aspectos<br />

sociales. En un país<br />

enelquenoexistíauna vida<br />

musical organizada se<br />

marcaron como meta la<br />

creación de obras que<br />

convirtieran esta organización<br />

en algo inevitable.<br />

La Primera Sinfonía,<br />

de Borodin que comenzó<br />

a componer en 1862, fue<br />

terminada en 1867, y<br />

aunque recibió una pobre<br />

interpretación en su estreno,<br />

la siguiente ejecución<br />

resultó más adecuada.<br />

Ambas lecturas fueron dirigidas por<br />

Balakirev, quien siguió de cerca el proceso<br />

de creación de la obra, y sugirió<br />

a Borodin algunas modificaciones y<br />

mejoras. Borodin aceptó estas sugerencias<br />

con espíritu, en cierto modo, ambivalente;<br />

era consciente de lo que debía<br />

al entusiasmo de Balakirev, pero poseía<br />

sus propias ideas en cuanto a lo que debía<br />

aceptar y rechazar cuando recibía<br />

un consejo. En esta sinfonía, el autor<br />

hace uso de cienos elementos propios<br />

de la tradición occidental, pero en múltiples<br />

detalles constituye un punto de<br />

partida para lo que posteriormente se<br />

convertiría en una práctica común, particularmente<br />

en su deliberada mezcla de<br />

estilos, que abarca desde la música popular<br />

hasta las reminiscencias intencionadas<br />

de Schumann, y desde la precisión<br />

épica a la expansión lírica.<br />

No es imposible, dado el carácter de<br />

Borodin, en el que la música se encon-<br />

El Teatro Bolshoi de Moscú en 1844. Veintitrés años después, Borodin estrenará la óperafarsa<br />

Bogatri, constituyendo un sonado fracaso.<br />

<strong>Scherzo</strong> 71

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