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genes de la música<br />
instrumental y de la forma<br />
sonata. Fue un modo de proceder<br />
que, en cienos momentos, llegó al<br />
absurdo, pero que proporcionó a la musicología<br />
un imponente número de datos<br />
y noticias, que luego podían ser<br />
elaborados más serenamente.<br />
La misma contradicción la vivieron<br />
los músicos y estudiosos de la Rusia del<br />
siglo XIX, divididos entre las lisonjas de<br />
una tradición occidentalista y la aventura<br />
seductora, pero peligrosa, de un<br />
nuevo nacionalismo musical. O se estaba<br />
de una parte de la barricada o de<br />
la otra; ya no eran posibles los compromisos<br />
ni las posiciones de repliegue.<br />
Dentro de estas coordenadas ideológicas<br />
surge La Banda invencible. Es casi<br />
un cenáculo de artistas, una corporación,<br />
una asociación: lo que un critico<br />
adversario definió como «la banda invencible»,<br />
más conocida comúnmente<br />
como El Grupo de los Cinco: Balakirev,<br />
Cui, Borodin, Mussorgski y Rimski-Korsakov.<br />
Lo que los mantiene unidos es sólo<br />
el común deseo de reaccionar contra<br />
una cultura oficial que tiene su máximo<br />
representante en Rubinstein, su odio<br />
común por el Conservatorio y por la<br />
ópera italiana. Dentro del grupo, en<br />
cambio, las posiciones son muy diversas,<br />
y aparte del distinto valor de cada<br />
uno, los resultados a que llegan son, a<br />
veces, contradictorios. En el limite extremo<br />
se encuentran, naturalmente,<br />
Mussorgski y Rimski-Korsakov: el primero,<br />
el más genuino intérprete del alma<br />
rusa; el segundo, abierto a las influencias<br />
occidentales, con un uso del<br />
elemento popular de sabor legendario<br />
y folklórico. En resumen, ambos derivan,<br />
de alguna manera, de Oünka; pero<br />
Mussorgski se inspira más en los<br />
valores populares y realistas contenidos<br />
en Una vida por el Zar, robustecidos<br />
por el lenguaje esencial de Dargomyzs-<br />
ANIVERSARIO<br />
A la izquierda: Página de la partitura autógrafa<br />
del Principe Igor. A la derecha: algunas notas del<br />
compositor relativas a ¡a producción del Príncipe<br />
Igor.<br />
k¡; en cambio, Rímskí mira preferentemente<br />
a Russlan y Ludmilla y a la<br />
música instrumental de los últimos años<br />
de Glinka, producciones llenas de imaginación<br />
y color que revivirán espléndidamente<br />
en su refinada orquestación.<br />
Una fecha importante en el nacimiento<br />
del movimiento nacionalista fue el<br />
encuentro, a finales de 1855, entre Glinka<br />
y dos apasionados músicos que se<br />
acercaron a él para rendirle homenaje<br />
como padre de la música rusa: Ulibischev<br />
y Balakirev. Borodin escuchó a Balakirev<br />
y Mussorgski interpretando a<br />
dúo una versión del final de la Primera<br />
Sinfonía de Rimski-Korsakov. Inmediatamente<br />
se sintió cautivado por la<br />
música y sintió la urgencia de imitar al<br />
cadete naval de dieciocho años.<br />
Los Cinco se sintieron alentados<br />
por la creencia de<br />
que sus composiciones<br />
eran, en cierto modo, la<br />
expresión de una causa vital,<br />
el establecí mí en 10 de<br />
una conciencia nacional<br />
rusa,con una correcta consideración<br />
de todos los aspectos<br />
sociales. En un país<br />
enelquenoexistíauna vida<br />
musical organizada se<br />
marcaron como meta la<br />
creación de obras que<br />
convirtieran esta organización<br />
en algo inevitable.<br />
La Primera Sinfonía,<br />
de Borodin que comenzó<br />
a componer en 1862, fue<br />
terminada en 1867, y<br />
aunque recibió una pobre<br />
interpretación en su estreno,<br />
la siguiente ejecución<br />
resultó más adecuada.<br />
Ambas lecturas fueron dirigidas por<br />
Balakirev, quien siguió de cerca el proceso<br />
de creación de la obra, y sugirió<br />
a Borodin algunas modificaciones y<br />
mejoras. Borodin aceptó estas sugerencias<br />
con espíritu, en cierto modo, ambivalente;<br />
era consciente de lo que debía<br />
al entusiasmo de Balakirev, pero poseía<br />
sus propias ideas en cuanto a lo que debía<br />
aceptar y rechazar cuando recibía<br />
un consejo. En esta sinfonía, el autor<br />
hace uso de cienos elementos propios<br />
de la tradición occidental, pero en múltiples<br />
detalles constituye un punto de<br />
partida para lo que posteriormente se<br />
convertiría en una práctica común, particularmente<br />
en su deliberada mezcla de<br />
estilos, que abarca desde la música popular<br />
hasta las reminiscencias intencionadas<br />
de Schumann, y desde la precisión<br />
épica a la expansión lírica.<br />
No es imposible, dado el carácter de<br />
Borodin, en el que la música se encon-<br />
El Teatro Bolshoi de Moscú en 1844. Veintitrés años después, Borodin estrenará la óperafarsa<br />
Bogatri, constituyendo un sonado fracaso.<br />
<strong>Scherzo</strong> 71