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Era el 14 de febrero de 1887. Borodin<br />
escribe una carta a su mujer,<br />
que se encontraba enferma<br />
lejos de San Petersburgo. Le cuenta que<br />
se prepara una fiest3 de máscaras pata<br />
el día 27, organizada por la Universidad.<br />
Borodin acude a ella vestido de<br />
campesino ruso: una flamante camisa<br />
roja hasta las rodillas, anchos calzones,<br />
altas y pesadas botas. Está de un humor<br />
magnífico: canta, baila, juega...,<br />
pero de pronto cae al suelo abatido por<br />
un infarto.<br />
Así acabó sus días Alexander Porfiérievich<br />
Borodin, un músico diferente,<br />
distinto en todos los sentidos, al resto<br />
de los componentes del caótico Grupo<br />
de los Cinco. Hijo natural de un principe<br />
georgiano, fue encauzado desde<br />
niño al estudio de la música. A los<br />
<strong>17</strong> años se matriculó en la Acade- ,<br />
mía de Medicina, en la que se tituló<br />
seis años después, obteniendo,<br />
tras un breve período de prácticas,<br />
la cátedra de Química en<br />
la Academia Militar de Medicina.<br />
En 1859 contrajo matrimonio<br />
con Ekaterina Protopopovay<br />
en 1862entróa formar<br />
parte del grupo de los Cinco,<br />
fundado por Balakirev.<br />
De fama universal como científico<br />
de sólida preparación y al<br />
mismo tiempo Presidente de la Sociedad<br />
de Amigos de la Música de<br />
San Petersburgo, viajó a menudopor<br />
la Europa occidental,dondeconocióy<br />
f recuento a personalidades del mundo<br />
musical, entablando una gran amistad<br />
con Liszt, al que dedicó una de sus<br />
piezas más célebres: En las eslepas del<br />
Asia Central.<br />
En 1889 comenzó la composición de<br />
su ópera El Principe Igor, en la que trabajaría<br />
prácticamente toda su existencia,<br />
sin llegar a terminarla. Dentro del<br />
Grupo de los Cinco, Borodin fue el más<br />
fiel y coherente sucesor de Glinka, separándose,<br />
con su positivismo, tanto del<br />
populismo pesimista de Mussorgski, como<br />
del conformismo de Rimski-Korsakov.<br />
Las fuentes del nacionalismo ruso:<br />
El elemento popular.<br />
La Rusia de entonces era una de las<br />
tres potencias dominantes que se habían<br />
repartido Europa en la época del Congreso<br />
de Viena. Sin embargo, con relación<br />
a Austria y Prusia, presentaba una<br />
70 <strong>Scherzo</strong><br />
ANIVERSARIO<br />
Alexander Borodin<br />
entre la ciencia y earte<br />
radical diferencia: no existia en ella ninguna<br />
identificación posible entre las clases<br />
dominantes y el pueblo, reducido al<br />
rango humildísimo de servidumbre de<br />
la gleba. En este sentido, no había sustancial<br />
diferencia entre polacos, bohemios,<br />
húngaros sometidos y las clases<br />
inferiores rusas: análoga forma de estar<br />
esclavizados al poder constituido,<br />
análoga inconsistencia política y una total<br />
o parcial falta de derechos civiles. En<br />
esta situación, la música, y la cultura<br />
en general, era patrimonio exclusivo de<br />
la clase aristocrática, de la militar y de<br />
los cortesanos.<br />
Como es de sobra conocido, la historia<br />
de la música culta rusa sigue prácticamente<br />
los acontecimientos de la<br />
alemana y la iialiana, sin manifestaciones<br />
autónomas. Las necesidades musicales<br />
de la corte en desfiles, fiestas,<br />
funerales, etc., son satisfechas por artistas<br />
importados de los países más occidentales,<br />
y, a menudo, se trata de<br />
prisioneros de guerra rápidamente elevados<br />
al rango de instrumentistas.<br />
Durante todo el siglo XVIII la invasión<br />
de músicos italianos y la permanente<br />
representación de óperas serias y<br />
bufas del país latino es la tónica gene-<br />
ral. También la cultura musical francesa<br />
ocupó un importante lugar. Pero<br />
desde hacía algún tiempo, junto a este<br />
repertorio italiano y francés, habían salido<br />
a la luz los primeros compositores<br />
nacionales. Por lo común, los músicos<br />
del género serio repiten solamente los<br />
módulos corrientes, pero en el género<br />
cómico, primero tímidamente, y luego<br />
de forma más metódica, introducen elementos<br />
nacionales, temas populares, estilos<br />
de canto, efectos instrumentales y<br />
armonías. Pero aún no se puede hablar<br />
de música nacional. Habrá que esperar<br />
a la llegada de Glinka para encontrarnos<br />
con el primer músico nacional ruso.<br />
Estamos ya en los primeros años del<br />
siglo XIX. Los tiempos ya estaban maduros<br />
para una profunda transformación<br />
y una adecuación a las conquistas<br />
nacionales que se habían<br />
logrado en el campo literario<br />
con la genial obra de Puchkin.<br />
La sugerencia y el impulso definitivo<br />
vino —imprevisiblemente—de<br />
un italiano, el veneciano<br />
Catterino Cavos (<strong>17</strong>75-1840),<br />
que durante imás de cuarenta<br />
años fue director del teatro de<br />
San Petersbugo. Cavos no era<br />
un compositor genial, pero en<br />
el ambiente ruso había intuido<br />
las grandes posibilidades de la<br />
música nacionalista y había estimulado<br />
cualquier intento en ese<br />
sentido. No sólo se debía introducir<br />
algún motivo nacional en la obra,<br />
sino que se debía revisar el espíritu<br />
mismo de la música, hacerla participar<br />
de la vida e integrarla en un contexto<br />
cultural en evolución. En suma, el<br />
elemento popular debía dejar de ser un<br />
pretexto y convertirse en el mismo estimulo<br />
de la creación y en su motivo dominante.<br />
La obra de Borodin: un nacionalismo<br />
sui generís. Algunos ejemplos.<br />
El trabajo del historiador, del musicólogo,<br />
se apoya siempre en algunos<br />
puntos de referencia: una elección ideológica<br />
o simplemente de gusto, que condiciona<br />
todo su análisis. A veces, la<br />
elección puede ser objetivamente forzosa,<br />
o estar determinada por razones no<br />
sólo musicales. Así, puede nacer de un<br />
principio rígidamente nacionalista, como<br />
el que movió a los músicos italianos<br />
y alemanes en los primeros años de<br />
nuestro siglo a la búsqueda de los orí-