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ACTUALIDAD<br />
Saintes, ejemplo de calidad y criterio<br />
El 10 de julio tuvo lugar el primer<br />
concierto del conjunto Hesperion<br />
XX, considerado como la<br />
mejor agrupación mundial de música<br />
antigua. Será bueno recordar entonces<br />
que la mitad de sus componentes son<br />
españoles, y los dirige el violagambista<br />
Jordi Savall. El programa consistía<br />
en madrigales, canciones y fanlasías de<br />
Cataluña. Como Savall lleva muchos<br />
años en la cresta de la ola, además de<br />
conocer los recursos para ofrecer música<br />
en interpretaciones de altísima calidad,<br />
también sabe ofrecer espectáculo,<br />
y se metió a la gente en el bolsillo<br />
nada más empezar el concierto, con la<br />
soprano Montserrat Figueras cantando<br />
el Ay, triste vida corporal del Misterio<br />
de Elche, con la iglesia de la Abadía de<br />
las Damas casi en penumbra y situada<br />
en un extremo del escenario para dar<br />
efecto de lejanía. Ya ahí quedó claro<br />
que Hesperion XX iba a arrasar no sólo<br />
en ése, sino también en su siguiente<br />
concierto, dedicado a Juan del Enzina<br />
y el renacimiento español. Los conciertos<br />
de Hesperion XX y Savall son una<br />
experiencia emocionante que trasciende<br />
a su propia interpretación. Es aguantar<br />
continuamente la respiración para<br />
así poder saborear mejor todo lo que<br />
ocurre en el escenario. Y aunque los siete<br />
músicos no estuvieron al increíble nivel<br />
que suele tener el grupo, siempre se<br />
emplearon con esa naturalidad y conocimiento<br />
que únicamente puede encontrarse<br />
en quienes dominan la música<br />
antigua con recursos sobrados. Al día<br />
siguiente, y esta vez con 14 músicos en<br />
escena, de nuevo triunfo absoluto. Hesperion<br />
XX es en Francia algo así como<br />
el Himno Nacional, pero es que la calidad<br />
que demuestra este grupo es impresionante.<br />
Da gusto ver cómo es<br />
posible aunar la frescura y la autenticidad<br />
con un absoluto dominio técnico.<br />
Quizá el secreto esté en las palabras<br />
que nos dijo el propio Savall: «la música<br />
antigua hay que interpretarla como<br />
si no fuera antigua, como si se<br />
tratase de cualquier otra música, con<br />
la misma perfección técnica, pero con<br />
la máxima.autenticidad y adecuación al<br />
estilo». Realmente, pocos grupos podrían<br />
vanagloriarse de conseguir los resultados<br />
obtenidos por Hesperion XX<br />
en un programa de tanta dificultad como<br />
el ofrecido.<br />
El dia 12, domingo, hubo una mará<br />
toni ana sesión musical en el cercano<br />
Castillo de Dohuet. Reseñamos cuatro<br />
conciertos: el primero, del guitarrista<br />
José Miguel Moreno, que el día anterior<br />
actuó con Hesperion XX. Ofreció,<br />
con guitarra clasico-romántica, las Variaciones<br />
sobre Malbomugh, Op. 28, y<br />
el Gran Solo, Op. 14, ambos de Sor.<br />
Moreno ha desarrollado una especial<br />
técnica de pulsación que le permite conseguir<br />
un sonido pulcrísimo con un volumen<br />
inusualmente amplio. En estos<br />
momentos no hay ningún oiro guitarrista<br />
auténtico que tenga su técnica y<br />
sensibilidad. Montserrat Figueras y el<br />
pianista Patrick Cohén ofrecieron un<br />
programa con obras de Falla y Mompou,<br />
en el que la formidable soprano<br />
estuvo muy poco cómoda, fuera de repertorio.<br />
La labor de Cohén fue excelente,<br />
especialmenle en su intervención<br />
solistica en Mompou. También hubo<br />
un concierto del clavecinista Scott Ross,<br />
que huo, como es su costumbre, un<br />
Scarlatti pleno de vigor, genio e intensidad,<br />
insuperable. Por fin Christophe<br />
Coin y Ageet Zweistra ofrecieron sonatas<br />
para cello y bajo de Boccherini.<br />
A pesar de su maravilloso sonido y sólida<br />
técnica, Coin no pareció especialmente<br />
acertado, quizás por el intenso<br />
calor que hacia entonces.<br />
El conjunto Hesperian XX en la Abadía de las Damas de Sainies.<br />
El 13 de julio fue el turno del Quatour<br />
Mosaiques, dirigido por Coin, con<br />
dos invitados excepcionales: Scott Ross<br />
y, una vez más, José Miguel Moreno<br />
(¡qué tres conciertos ofreció!). Mosaiques<br />
es, sin duda y de lejos, el mejor<br />
cuarteto dedicado a la música antigua<br />
que existe. Sus componentes tienen una<br />
técnica completísima, y su sonido es de<br />
una rotundidad y fuerza sorprendentes.<br />
En la primera parte ofrecieron, junto<br />
a Ross, un quinteto del Padre Soler.<br />
Ellos estuvieron magníficos, pero, decepción,<br />
Scott Ross no fue el de siempre.<br />
Tocó sin chispa ni ingenio. La<br />
técnica no lo es todo, y su actuación no<br />
fue buena. Después, el cuarteto ofreció<br />
el Op. 77n." I de Haydn, evidenciando<br />
quiénes son, hoy por hoy, los<br />
músicos que mejor dominan el cuarte-<br />
to haydniano. Fue toda una lección magistral<br />
de musicalidad, compenetración,<br />
elegancia, articulación adecuada y fraseo<br />
que el público aplaudió como tal.<br />
Posteriormente salió a escena José Miguel<br />
Moreno, y los cinco ofrecieron el<br />
quíntelo para guitarra y cuarteto de<br />
cuerdas G. 451 de Boccherini. Moreno<br />
volvió a demostrar su calidad, confirmando<br />
por qué es invitado habitual de<br />
Mosaiques. El triunfo volvió a ser enorme,<br />
y las palmas se encendieron más<br />
aún cuando interpretaron de forma sublime<br />
el Fandango.<br />
El último concierto al que asistimos<br />
fue también uno de los más esperados.<br />
El Collegium Vocale de Gand, dirigido<br />
por Herreweghe, iba a ofrecer un<br />
programa Victoria. En la primera parte<br />
nos decepcionó. Nos explicaremos:<br />
el coro cantó la Missa Dum Complerentur,<br />
y lo hizo de forma verdaderamente<br />
maravillosa, con sentimiento y<br />
muy buena técnica. Pero Victorias asi<br />
los ofrecen ya muchos conjuntos en directo,<br />
y daba la sensación de que algo fallaba.<br />
El Collegium no se encontraba demasiado<br />
cómodo, y no dio de si todo lo<br />
necesario. Peto en la segunda parte, con<br />
extractos del monumental Officium Hebdomadae,<br />
todo cambió. Desde la primera<br />
nota a la última,üa música de Victoria<br />
sonó plena de calor, de nervio, de intensidad<br />
mística, de expresividad. El público<br />
de la Abadía asistía anonadado a la<br />
transformación del coro de una mitad a<br />
otra del concierto, consciente de que el<br />
Vicioria que escuchábamos era histórico.<br />
Por fin, Herreweghe nos mostraba su idea<br />
de cómo puede y debe sonar Victoria en<br />
voces que no sean inglesas.<br />
José Carlos Cabello Arroyo<br />
<strong>Scherzo</strong> 7