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Scherzo. Núm. 17

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ACTUALIDAD<br />

Saintes, ejemplo de calidad y criterio<br />

El 10 de julio tuvo lugar el primer<br />

concierto del conjunto Hesperion<br />

XX, considerado como la<br />

mejor agrupación mundial de música<br />

antigua. Será bueno recordar entonces<br />

que la mitad de sus componentes son<br />

españoles, y los dirige el violagambista<br />

Jordi Savall. El programa consistía<br />

en madrigales, canciones y fanlasías de<br />

Cataluña. Como Savall lleva muchos<br />

años en la cresta de la ola, además de<br />

conocer los recursos para ofrecer música<br />

en interpretaciones de altísima calidad,<br />

también sabe ofrecer espectáculo,<br />

y se metió a la gente en el bolsillo<br />

nada más empezar el concierto, con la<br />

soprano Montserrat Figueras cantando<br />

el Ay, triste vida corporal del Misterio<br />

de Elche, con la iglesia de la Abadía de<br />

las Damas casi en penumbra y situada<br />

en un extremo del escenario para dar<br />

efecto de lejanía. Ya ahí quedó claro<br />

que Hesperion XX iba a arrasar no sólo<br />

en ése, sino también en su siguiente<br />

concierto, dedicado a Juan del Enzina<br />

y el renacimiento español. Los conciertos<br />

de Hesperion XX y Savall son una<br />

experiencia emocionante que trasciende<br />

a su propia interpretación. Es aguantar<br />

continuamente la respiración para<br />

así poder saborear mejor todo lo que<br />

ocurre en el escenario. Y aunque los siete<br />

músicos no estuvieron al increíble nivel<br />

que suele tener el grupo, siempre se<br />

emplearon con esa naturalidad y conocimiento<br />

que únicamente puede encontrarse<br />

en quienes dominan la música<br />

antigua con recursos sobrados. Al día<br />

siguiente, y esta vez con 14 músicos en<br />

escena, de nuevo triunfo absoluto. Hesperion<br />

XX es en Francia algo así como<br />

el Himno Nacional, pero es que la calidad<br />

que demuestra este grupo es impresionante.<br />

Da gusto ver cómo es<br />

posible aunar la frescura y la autenticidad<br />

con un absoluto dominio técnico.<br />

Quizá el secreto esté en las palabras<br />

que nos dijo el propio Savall: «la música<br />

antigua hay que interpretarla como<br />

si no fuera antigua, como si se<br />

tratase de cualquier otra música, con<br />

la misma perfección técnica, pero con<br />

la máxima.autenticidad y adecuación al<br />

estilo». Realmente, pocos grupos podrían<br />

vanagloriarse de conseguir los resultados<br />

obtenidos por Hesperion XX<br />

en un programa de tanta dificultad como<br />

el ofrecido.<br />

El dia 12, domingo, hubo una mará<br />

toni ana sesión musical en el cercano<br />

Castillo de Dohuet. Reseñamos cuatro<br />

conciertos: el primero, del guitarrista<br />

José Miguel Moreno, que el día anterior<br />

actuó con Hesperion XX. Ofreció,<br />

con guitarra clasico-romántica, las Variaciones<br />

sobre Malbomugh, Op. 28, y<br />

el Gran Solo, Op. 14, ambos de Sor.<br />

Moreno ha desarrollado una especial<br />

técnica de pulsación que le permite conseguir<br />

un sonido pulcrísimo con un volumen<br />

inusualmente amplio. En estos<br />

momentos no hay ningún oiro guitarrista<br />

auténtico que tenga su técnica y<br />

sensibilidad. Montserrat Figueras y el<br />

pianista Patrick Cohén ofrecieron un<br />

programa con obras de Falla y Mompou,<br />

en el que la formidable soprano<br />

estuvo muy poco cómoda, fuera de repertorio.<br />

La labor de Cohén fue excelente,<br />

especialmenle en su intervención<br />

solistica en Mompou. También hubo<br />

un concierto del clavecinista Scott Ross,<br />

que huo, como es su costumbre, un<br />

Scarlatti pleno de vigor, genio e intensidad,<br />

insuperable. Por fin Christophe<br />

Coin y Ageet Zweistra ofrecieron sonatas<br />

para cello y bajo de Boccherini.<br />

A pesar de su maravilloso sonido y sólida<br />

técnica, Coin no pareció especialmente<br />

acertado, quizás por el intenso<br />

calor que hacia entonces.<br />

El conjunto Hesperian XX en la Abadía de las Damas de Sainies.<br />

El 13 de julio fue el turno del Quatour<br />

Mosaiques, dirigido por Coin, con<br />

dos invitados excepcionales: Scott Ross<br />

y, una vez más, José Miguel Moreno<br />

(¡qué tres conciertos ofreció!). Mosaiques<br />

es, sin duda y de lejos, el mejor<br />

cuarteto dedicado a la música antigua<br />

que existe. Sus componentes tienen una<br />

técnica completísima, y su sonido es de<br />

una rotundidad y fuerza sorprendentes.<br />

En la primera parte ofrecieron, junto<br />

a Ross, un quinteto del Padre Soler.<br />

Ellos estuvieron magníficos, pero, decepción,<br />

Scott Ross no fue el de siempre.<br />

Tocó sin chispa ni ingenio. La<br />

técnica no lo es todo, y su actuación no<br />

fue buena. Después, el cuarteto ofreció<br />

el Op. 77n." I de Haydn, evidenciando<br />

quiénes son, hoy por hoy, los<br />

músicos que mejor dominan el cuarte-<br />

to haydniano. Fue toda una lección magistral<br />

de musicalidad, compenetración,<br />

elegancia, articulación adecuada y fraseo<br />

que el público aplaudió como tal.<br />

Posteriormente salió a escena José Miguel<br />

Moreno, y los cinco ofrecieron el<br />

quíntelo para guitarra y cuarteto de<br />

cuerdas G. 451 de Boccherini. Moreno<br />

volvió a demostrar su calidad, confirmando<br />

por qué es invitado habitual de<br />

Mosaiques. El triunfo volvió a ser enorme,<br />

y las palmas se encendieron más<br />

aún cuando interpretaron de forma sublime<br />

el Fandango.<br />

El último concierto al que asistimos<br />

fue también uno de los más esperados.<br />

El Collegium Vocale de Gand, dirigido<br />

por Herreweghe, iba a ofrecer un<br />

programa Victoria. En la primera parte<br />

nos decepcionó. Nos explicaremos:<br />

el coro cantó la Missa Dum Complerentur,<br />

y lo hizo de forma verdaderamente<br />

maravillosa, con sentimiento y<br />

muy buena técnica. Pero Victorias asi<br />

los ofrecen ya muchos conjuntos en directo,<br />

y daba la sensación de que algo fallaba.<br />

El Collegium no se encontraba demasiado<br />

cómodo, y no dio de si todo lo<br />

necesario. Peto en la segunda parte, con<br />

extractos del monumental Officium Hebdomadae,<br />

todo cambió. Desde la primera<br />

nota a la última,üa música de Victoria<br />

sonó plena de calor, de nervio, de intensidad<br />

mística, de expresividad. El público<br />

de la Abadía asistía anonadado a la<br />

transformación del coro de una mitad a<br />

otra del concierto, consciente de que el<br />

Vicioria que escuchábamos era histórico.<br />

Por fin, Herreweghe nos mostraba su idea<br />

de cómo puede y debe sonar Victoria en<br />

voces que no sean inglesas.<br />

José Carlos Cabello Arroyo<br />

<strong>Scherzo</strong> 7

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