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Isaías 43,18-19,21-22.24b-25. Por mi cuenta borraba tus crímenes<br />
Probablemente es el "segun<strong>do</strong> Isaías" (los capítulos del 40 al 55) el que<br />
escribe la página que leemos hoy.<br />
Es una petición insistente de Dios a su pueblo a que se renueve: "no penséis<br />
en lo antiguo", "mirad que realizo algo nuevo: ya está brotan<strong>do</strong>, ¿no lo<br />
notáis?". Dios tiene planes de salvación: prepara la vuelta del destierro.<br />
Pero el pueblo no responde como debería: "tú no me invocabas y me cansabas<br />
con tus culpas". A pesar de eso, Dios siempre está dispuesto a per<strong>do</strong>nar:<br />
"yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes".<br />
Lo que no hacía el pueblo sí lo hace el salmista, suplicar humildemente a<br />
Dios: "sáname, Señor, porque he peca<strong>do</strong> contra ti". Está lleno de confianza<br />
en que Dios le escuchará: "el Señor lo guarda y lo conserva en vida... me<br />
conserva la salud... ¡Bendito el Señor Dios de Israel!".<br />
2 Corintios 1,18-22. Jesús no fue primero "sí" y luego "no":<br />
en él to<strong>do</strong> se ha converti<strong>do</strong> en un "sí"<br />
Algunos de Corinto acusaban a Pablo de que no había cumpli<strong>do</strong> su promesa<br />
de ir a verlos. Le tachan de ligero, voluble, de ir cambian<strong>do</strong> según le conviene<br />
su "sí" en un "no".<br />
No sabemos el motivo por el que no llegó a realizar esa visita que les había<br />
prometi<strong>do</strong>. Pero lo que le duele es que, con ocasión de ese episodio sin<br />
importancia, se esté desprestigian<strong>do</strong> su ministerio y su mensaje. Del episodio<br />
pasa a la categoría fundamental: la afirmación central es que en Cristo to<strong>do</strong><br />
es "sí", en él no hay ningún "no", "en él todas las promesas han recibi<strong>do</strong> un<br />
sí". En él se encuentran el "sí" de Dios y nuestro "sí" o nuestro "amén".<br />
Marcos 2,1-12. El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra<br />
para per<strong>do</strong>nar peca<strong>do</strong>s<br />
Es simpático y lleno de intención teológica el episodio del paralítico a quien<br />
bajan por un boquete y a quien Jesús cura y per<strong>do</strong>na.<br />
El tiempo ordinario 291<br />
Admiramos, ante to<strong>do</strong>, la amabilidad y creatividad de aquellos "camilleros"<br />
que echan una mano al enfermo y logran llevarlo hasta la presencia de Jesús,<br />
que por su parte le da una <strong>do</strong>ble salud, la corporal y la espiritual.<br />
Empieza la reacción hostil de los escribas, porque además de curar, ha<br />
pronuncia<strong>do</strong> una palabras que les parecen escandalosas: "¡ha blasfema<strong>do</strong>!<br />
¿quién puede per<strong>do</strong>nar peca<strong>do</strong>s, fuera de Dios?". Jesús les contesta mostran<strong>do</strong><br />
que si fuera un blasfemo, Dios no le concedería el poder milagroso<br />
de curar a un enfermo. Aquí se atribuye por primera vez el título de "Hijo<br />
del hombre", un título mesiánico toma<strong>do</strong> del profeta Daniel.<br />
También sigue la reacción favorable de muchos otros, que quedan atónitos<br />
ante el prodigio: "nunca hemos visto una cosa igual".<br />
Dios per<strong>do</strong>na: ¿y nosotros?<br />
-II-<br />
Es muy expresiva la página en que el profeta nos presenta a un Dios que está<br />
siempre dispuesto a per<strong>do</strong>nar el peca<strong>do</strong> de su pueblo, aunque este no se lo<br />
pida: "tú no me invocabas, ni te esforzabas por mí". Más bien, seguía en su<br />
peca<strong>do</strong>: "me cansabas con tus culpas". El perdón de Dios es previo, totalmente<br />
gratuito: "yo, yo era quien por mi cuenta borraba tus crímenes".<br />
En el evangelio se ve todavía con mayor relieve cómo el Envia<strong>do</strong> de Dios,<br />
per<strong>do</strong>na los peca<strong>do</strong>s. Hoy se ve cómo Jesús ya empieza a revelar la hondura<br />
de su misión: no sólo viene a curar al leproso o al paralítico, sino también<br />
a per<strong>do</strong>nar el peca<strong>do</strong>: "tus peca<strong>do</strong>s quedan per<strong>do</strong>na<strong>do</strong>s". Ha veni<strong>do</strong> a eso.<br />
Dirá que no necesitan del salva<strong>do</strong>r los santos, sino los peca<strong>do</strong>res. Como no<br />
necesitan del médico los sanos, sino los enfermos. Él ha veni<strong>do</strong> a per<strong>do</strong>nar,<br />
no a condenar. Ha veni<strong>do</strong> a salvar al hombre entero, a darle una liberación<br />
integral: la del cuerpo y la del alma.<br />
¿Y nosotros? Ante to<strong>do</strong>, nosotros mismos nos deberíamos acercar con<br />
humildad y confianza a Dios y pedirle perdón, porque somos peca<strong>do</strong>res. A<br />
no ser que el mun<strong>do</strong> nos haya contagia<strong>do</strong> su falta de conciencia de peca<strong>do</strong>.