08.06.2013 Views

1364745468642

1364745468642

1364745468642

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Eso me da esperanza. Puede que sean sanguinarios, pero está claro que no tienen mucha práctica en<br />

secuestrar a la gente. Saco una barrita de cereal, luego me lo pienso. Todavía no estoy muerta de hambre<br />

y no tengo ni idea de cuánto tiempo voy a estar atrapada en esta ratonera. Eso lo aprendí en la Tierra<br />

Salvaje: es mejor esperar mientras aún puedes hacerlo. Al final estarás tan desesperado que perderás el<br />

autocontrol.<br />

Las otras cosas que he traído, el Manual del FSS, el tonto paraguas de Tack, la cantimplora que vacié<br />

en el autobús hacia Manhattan y un tubo de rímel al fondo, probablemente de Raven, no sirve nada. Ahora<br />

sé por qué no se han molestado en confiscármela.<br />

Aun así, lo saco todo, lo coloco con cuidado sobre la cama y vuelco la mochila agitándola<br />

vigorosamente, como si de repente pudiera materializarse un cuchillo, una ganzúa o cualquier otra forma<br />

de salvación.<br />

Nada. Sin embargo, tiene que haber alguna forma de salir de aquí.<br />

Me pongo de pie y voy a la puerta, doblando el brazo izquierdo. El dolor en el codo se ha<br />

amortiguado hasta quedarse en un latido apagado, así que no está roto; otra buena señal.<br />

Pruebo a abrir la puerta: está cerrada con llave, como ha dicho Julián, y es de hierro macizo.<br />

Imposible de romper. Hay una puertecita más pequeña, como del tamaño de una gatera, acoplada en la<br />

grande. Me agacho para examinarla. La forma en que están colocadas las bisagras permite que se abra<br />

solo desde su lado, no desde el nuestro.<br />

—Por ahí han pasado el agua —dice Julián—. Y también comida.<br />

—¿Comida? —eso me sorprende—. ¿Te han dado comida?<br />

—Un poco de pan. También algunos frutos secos. Me lo he comido todo. No sabía cuánto tiempo ibas<br />

a estar sin sentido.<br />

Aparta la mirada.<br />

—No pasa nada —incorporándome, recorro las paredes a la búsqueda de grietas o fisuras, una puerta<br />

oculta, un punto débil por el que podamos evadirnos—. Yo hubiera hecho lo mismo.<br />

Comida, agua, una celda subterránea: esos son los hechos. Me doy cuenta de que estamos bajo tierra<br />

por el moho que crece en lo alto de las paredes; es de un tipo especial, el mismo que teníamos en la<br />

madriguera. Viene de la tierra a nuestro alrededor.<br />

Quiere decir, en esencia, que estamos enterrados.<br />

Pero si hubieran querido matarnos, ya estaríamos muertos. Eso también es un hecho.<br />

Aun así, no resulta particularmente reconfortante. Si los carroñeros nos han mantenido con vida hasta<br />

ahora, solo puede ser porque nos tienen preparado algo mucho peor que la muerte.<br />

—¿Qué recuerdas? —le pregunto a Julián.<br />

—¿Qué?<br />

—¿Qué recuerdas sobre el ataque? ¿Ruidos, olores, orden de los acontecimientos?<br />

Cuando le miro directamente, aparta los ojos. Claro, ha sufrido años de entrenamiento: segregación,<br />

principios de evasión, los tres protectores: Distancia, Separación, Desapasionamiento. Me siento<br />

tentada de recordarle que no es ilegal establecer contacto visual con una persona curada, pero me parece<br />

absurdo mantener aquí una conversación sobre el bien y el mal.<br />

Supongo que aún no se ha hecho a la idea de cuál es nuestra verdadera situación. Por eso se mantiene<br />

tan sereno.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!