Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Yo no comento nada. En un mundo sin amor, eso es lo que somos las personas: valores, beneficios y<br />
cargas, números y datos. Sopesamos, cuantificamos, medimos, y el alma quedara reducida a polvo.<br />
—No le gustará tener que tratar con los inválidos —añade.<br />
—No sabes si ellos son los responsables de que estemos aquí — replico rápidamente, y luego me<br />
arrepiento. Incluso aquí, Lena Morgan Jones tiene que actuar como se espera de ella.<br />
Julián me mira frunciendo el ceño.<br />
—Ya los viste en la manifestación, ¿no? —me quedo callada—. No sé. Quizá lo que ha sucedido sea<br />
para bien. Quizá ahora la gente comprenda lo que intenta hacer la ASD. Así entenderán por qué es tan<br />
necesario.<br />
Usa su voz pública, como si se estuviera dirigiendo a una muchedumbre.<br />
Me pregunto cuántas veces le habrán dicho esas mismas palabras, cuántas veces le habrán insistido<br />
con esas mismas ideas. Me pregunto si tendrá dudas alguna vez.<br />
De pronto me indigno con él y con su serena certeza sobre el mundo, como si la vida se pudiera<br />
diseccionar y etiquetar nítidamente igual que un espécimen en un laboratorio.<br />
Pero no digo nada de esto. Lena Morgan Jones mantiene la máscara puesta.<br />
—Eso espero —sentencio fervientemente, y luego me voy a mi catre y me hago un ovillo de cara a la<br />
pared para que se dé cuenta de que no me apetece seguir hablando con él.<br />
Como venganza, musito palabras dirigidas al cemento: palabras antiguas, palabras prohibidas que<br />
Raven me enseñó, de una de las antiguas religiones.<br />
El Señor es mi pastor, nada me falta.<br />
En prados de hierba fresca me hace reposar,<br />
me conduce junto a fuentes tranquilas<br />
y repara mis fuerzas. Me guía por el camino justo,<br />
haciendo honor a su Nombre.<br />
Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré…<br />
Termino quedándome dormida. Cuando abro los ojos, todo está oscuro, y tengo que contener un grito.<br />
Han apagado la bombilla y nos han dejado en la negrura. Me noto congestionada y enferma. Aparto la<br />
manta de lana hasta los pies del catre y disfruto del aire fresco sobre la piel.<br />
—¿No puedes dormir?<br />
La voz de Julián me sobresalta. No está en su catre. Apenas puedo verle: es una silueta grande<br />
recortada contra la sombra.<br />
—Estaba durmiendo —digo—. ¿Y tú?<br />
—No —contesta. Su voz suena ya más suave, menos precisa, como si de algún modo la oscuridad<br />
hubiera derretido sus límites—. Es tonto, pero.<br />
—¿Pero qué?<br />
Imágenes del sueño siguen aleteando en mi mente, bordeando los límites de la conciencia. He soñado<br />
con la Tierra Salvaje. Estaba Raven; Hunter también estaba.<br />
—Sueño. Tengo pesadillas —Julián pronuncia las palabras apresuradamente, parece sentirse<br />
avergonzado—. Las sufro desde siempre.<br />
Durante una décima de segundo siento un tirón en el pecho, como si algo duro se me hubiera aflojado.<br />
Hago esfuerzos para apartar ese sentimiento. Estamos en lados opuestos, él y yo. Nunca podrá existir