Documento completo - SeDiCI - Universidad Nacional de La Plata
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Est E l a Bl a r d u n i (c o m p i l a d o r a)<br />
Verne es el poeta <strong>de</strong>l viaje, y nosotros pensamos el viaje en términos<br />
<strong>de</strong> profecía, pero no a la manera en que masivamente se emparienta<br />
su literatura a las anticipaciones <strong>de</strong> la ciencia y <strong>de</strong> los géneros<br />
literarios sino en los términos con que Forster construye el concepto<br />
<strong>de</strong> profecía en su aplicación novelesca: “No nos interesa esta palabra<br />
en el sentido estricto <strong>de</strong> adivinación <strong>de</strong>l fututo [...] sino en cierto acento<br />
<strong>de</strong> la voz <strong>de</strong>l novelista, un acento para el que las flautas [...] <strong>de</strong> la<br />
fantasía pue<strong>de</strong>n habernos preparado” Forster agrega: “<strong>La</strong> profecía es<br />
un tono <strong>de</strong> voz” (2000: 89).<br />
El trato que Verne mantuvo con el dibujante y explorador ciego<br />
Jacques Arago (1799-1852) le <strong>de</strong>spertó el interés por los informes <strong>de</strong><br />
viajes y actualizó sus recuerdos infantiles acerca <strong>de</strong> James Fenimore<br />
Cooper, el mismo Cooper que formará parte <strong>de</strong> la imaginería sarmientina<br />
en Facundo y en Viajes. A instancias <strong>de</strong> Arago, Verne escribe para<br />
una revista, Musée <strong>de</strong> familles, <strong>de</strong>dicada a la divulgación <strong>de</strong> temas<br />
científicos, un puñado <strong>de</strong> incipientes relatos <strong>de</strong> viajes <strong>de</strong>stinados a<br />
burgueses, cuyo marco moral está formado por el catolicismo y la<br />
monarquía. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primerísimos relatos la imaginería verniana,<br />
que no ha <strong>de</strong>jado geografía por capturar o fagocitar para su universo<br />
narrativo, se dirige hacia América a través <strong>de</strong> su Les premiers navires<br />
<strong>de</strong> la marine mexicaine (mucho <strong>de</strong>spués Un Drame au Mexique) <strong>de</strong><br />
1851, y Martín Paz, <strong>de</strong> 1852, ambos relatos <strong>de</strong> aventuras con escenarios<br />
exóticos. En ese mismo año <strong>de</strong> 1851, Verne publica la primera<br />
<strong>de</strong> sus obras cuya transportación es el globo: Un voyage en ballon<br />
(<strong>de</strong>spués como Un drame dans les airs). Postulando como “dramas”<br />
no sólo el <strong>de</strong>stino exótico <strong>de</strong> la peripecia sino también el instrumento<br />
<strong>de</strong> transportación, reconociendo en ello uno <strong>de</strong> los problemas centrales<br />
en torno a la obra <strong>de</strong>l autor francés. Deberíamos agregar al dominio<br />
<strong>de</strong> lo exótico los territorios <strong>de</strong> la mitología y <strong>de</strong> lo sobrenatural,<br />
que pone en relación el universo <strong>de</strong> Verne con el primer Victor Hugo,<br />
también imitador <strong>de</strong> Scott en la espasmódica y exótica Han d’Islan<strong>de</strong><br />
o en la Bug-Jargal ambientada en Santo Domingo. Sin contar, como<br />
sostiene Samuel Sadaune, que la franja <strong>de</strong> los viajes en el tiempo<br />
–tópico también importante– tiene como objeto <strong>de</strong>mostrar que si la<br />
Historia vista en panorama es sin dudasevolutiva, vista <strong>de</strong> cerca está<br />
llena <strong>de</strong> matanzas y <strong>de</strong> asaltos que respon<strong>de</strong>n a los más bajos instintos<br />
(Sadaune, 2005: 41).<br />
Es c r i t u r a s d E l ot ro En au to r E s d E la l i tE r at u r a f r a n c E s a<br />
Entre las coor<strong>de</strong>nadas puestas en conflicto <strong>de</strong>l ambiente y <strong>de</strong>l<br />
transporte, la ciencia o la naturaleza serán vistos como gran<strong>de</strong>s epistemes<br />
que ofrecen no sólo el curso <strong>de</strong> la acción sino también el obstáculo<br />
(hoy en términos <strong>de</strong> Paul Virilio diríamos el acci<strong>de</strong>nte), creando<br />
conflictos cuya solución, en muchos casos, Verne resuelve por vía fantástica:<br />
no sólo cuando la ciencia natural y positiva se enfrenta a la fe,<br />
sino también cuando la naturaleza arrasa el territorio <strong>de</strong> la cultura con<br />
el que está siempre en puja. Podríamos afirmar, como postula Pierre<br />
Versins (1966: 51-65), que todo el esfuerzo verniano consiste en instaurar<br />
un sentimiento <strong>de</strong> artificio, no ya con el fin <strong>de</strong> que reemplace al<br />
sentimiento <strong>de</strong> la naturaleza, sino como una forma <strong>de</strong> “agregar una<br />
dimensión al universo humano”: artificio que ya estaba presente y que<br />
sólo hacia falta reconocer.<br />
Sólo los profetas o los visionarios pue<strong>de</strong>n ejecutar esa tarea.<br />
El interés <strong>de</strong> Verne por la ciencia, cuyos avances admiró en París,<br />
en la Exposición Universal, le <strong>de</strong>spierta una pulsión inépuisable<br />
por la documentación científica y por los conocimientos geográficos,<br />
avivada por su relación con su editor. Verne tuvo la fortuna y la <strong>de</strong>sgracia<br />
paradojales <strong>de</strong> encontrarse con un hombre como Jules Hetzel,<br />
un progresista <strong>de</strong> la revolución <strong>de</strong>l 48’, con quien articula, a su vez,<br />
uno <strong>de</strong> los programas editoriales más fascinantes <strong>de</strong> la literatura; es<br />
el caso modélico <strong>de</strong> cómo un editor crea a un escritor, ejecutando a<br />
través <strong>de</strong> fuertes <strong>de</strong>cisiones un protocolo <strong>de</strong> lectura que, por ejemplo<br />
y como muestra, nos permitió leer una obra visionaria y apocalíptica<br />
como París au XXe siècle 29 (segundo <strong>de</strong> los manuscritos que Verne le<br />
propone a su editor), sólo ciento treinta años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su escritura,<br />
co<strong>de</strong>ándose en las librerías con las pesadillas urbanísticas <strong>de</strong> Ballard,<br />
o con las formulaciones <strong>de</strong> Dick, y no quedándosele en absoluto atrás,<br />
a pesar <strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong> su manuscrito. El editor hizo <strong>de</strong> Verne un autor<br />
<strong>de</strong> éxito, aunque esto no representase su fortuna económica, como<br />
en tantos otros casos, ejerciendo una manipulación soberana sobre<br />
las preferencias temáticas <strong>de</strong>l escritor y sobre esenciales problemas<br />
<strong>de</strong> compositio, que Hetzel maniataba posponiendo finales, recolocando<br />
<strong>de</strong>scripciones, tachando párrafos enteros. Pa<strong>de</strong>cimientos que también<br />
conocerá <strong>de</strong> manera más drástica Emilio Salgari y que lo llevan al<br />
suicidio. El capítulo Hetzel-Verne es uno <strong>de</strong> los episodios, por otra par-<br />
29 Hay versión española: Verne, Julio, París en el siglo XX, 1994.<br />
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