Documento completo - SeDiCI - Universidad Nacional de La Plata
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Est E l a Bl a r d u n i (c o m p i l a d o r a)<br />
editores lo consi<strong>de</strong>ran “un ruso raro al que se le daba por escribir en<br />
francés”, con ironía el narrador comenta: “si <strong>de</strong> niño me veía obligado<br />
a disimular el injerto francés, ahora me echaban en cara mi idiosincrasia<br />
rusa” (263).<br />
A causa <strong>de</strong> su ardid, sus libros originalmente escritos en francés –falsamente<br />
presentados como traducidos <strong>de</strong>l ruso– se apretujan entre los<br />
<strong>de</strong> Nabokov y Lermontov, en un estante <strong>de</strong>dicado a la literatura <strong>de</strong> Europa<br />
<strong>de</strong>l Este. Máscaras, simulacros, mistificaciones, mutaciones que puntúan<br />
el trayecto <strong>de</strong>l narrador hacia el ejercicio <strong>de</strong> la literatura. Como <strong>de</strong>clara<br />
Piran<strong>de</strong>llo en el fragmento que citamos antes, nuestras formas ficticias<br />
se <strong>de</strong>rrumban a veces, pulverizadas por el flujo <strong>de</strong> la existencia. Pero en<br />
El testamento francés, la dicotomía piran<strong>de</strong>lliana vida/forma se resuelve<br />
finalmente en la aceptación <strong>de</strong> la diferencia –“la maldición francorrusa”–,<br />
y en la asunción <strong>de</strong> la posibilidad real <strong>de</strong> vivir la armonía a través <strong>de</strong> la<br />
palabra, preservando la consonancia misteriosa <strong>de</strong> los instantes eternos a<br />
través <strong>de</strong> la escritura: “Vivir teniendo esa belleza como i<strong>de</strong>al, eso me gustaría<br />
po<strong>de</strong>r hacer... Esa armonía no es ilusoria. Es real, y ante ella siento la<br />
necesidad <strong>de</strong> la palabra...” (274).<br />
Héctor Bianciotti<br />
Así como vimos en el relato <strong>de</strong> Makine la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l carácter<br />
ilusorio y problemático <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> alguien que <strong>de</strong>be asumir la<br />
presencia <strong>de</strong> dos orígenes diversos y analizamos las distintas máscaras<br />
<strong>de</strong>l narrador, elegimos explorar en un texto <strong>de</strong> Bianciotti –El paso<br />
tan lento <strong>de</strong>l amor (1996)– un campo semántico afín: el <strong>de</strong> la teatralidad.<br />
Lo teatral como una estrategia que posibilita la problematización<br />
<strong>de</strong> temas relacionados con el <strong>de</strong>l exilio, el extrañamiento, la soledad<br />
y el <strong>de</strong>sarraigo.<br />
Axel Gasquet (2004) incluye la obra <strong>de</strong> Bianciotti en lo que dio<br />
en <strong>de</strong>nominar un “corpus paria”, integrado por escritores <strong>de</strong> origen<br />
argentino que optaron por escribir en otra lengua. Constituyen, según<br />
él, “una pequeña tradición en los márgenes” y entre ellos se <strong>de</strong>stacan<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l novelista cordobés, Juan Rodolfo Wilcock, Copi, Silvia Barón<br />
Supervielle, Gloria Alcorta y Alberto Manguel, entre otros.<br />
Se suele hablar <strong>de</strong> dos etapas en su obra. En la primera el escritor<br />
aborda situaciones no basadas en la propia experiencia; en la segun-<br />
Es c r i t u r a s d E l ot ro En au to r E s d E la l i tE r at u r a f r a n c E s a<br />
da –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que comienza a escribir en francés– surgen las autoficciones,<br />
que recuperan aspectos dolorosos y remotos <strong>de</strong> su pasado<br />
argentino. Si bien es en esta segunda etapa cuando <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> esgrimir<br />
la primera persona y asumir la narración <strong>de</strong> su vida, ya antes, en algunos<br />
relatos <strong>de</strong> El amor no es amado (1983) asoma el yo <strong>de</strong>l autor en<br />
varios <strong>de</strong> los protagonistas, pero <strong>de</strong> modo oblicuo, agazapado. Esos<br />
avatares o simulacros <strong>de</strong>l yo encarnarían lo que Diana Salem (2007:<br />
14) en su análisis <strong>de</strong> la escritura bianciottiana <strong>de</strong>scribe como el primitivo<br />
proyecto <strong>de</strong>l escritor, que consistía en “escribir sobre sí mismo<br />
en forma sesgada”, esbozando un recorrido autobiográfico paralelo, al<br />
ahondar en facetas <strong>de</strong>l yo profundo como si fuera otro.<br />
El paso tan lento <strong>de</strong>l amor<br />
<strong>La</strong> novela El paso tan lento <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Héctor Bianciotti está<br />
construida en torno <strong>de</strong> la exploración autobiográfica y <strong>de</strong> una ardua<br />
búsqueda <strong>de</strong> la propia i<strong>de</strong>ntidad. En el texto hay un espacio muy significativo<br />
para el simbolismo <strong>de</strong> lo teatral en diversas manifestaciones:<br />
la representación, la máscara, el ritual, el disfraz, lo escenográfico.<br />
Al analizar la relación entre la insistente presencia <strong>de</strong> los códigos <strong>de</strong>l<br />
teatro y los ejes novelísticos –memoria, i<strong>de</strong>ntidad, experiencias-límite<br />
como el <strong>de</strong>sarraigo, el hambre y el exilio– se intentará <strong>de</strong>slindar su<br />
función y significado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la economía narrativa. <strong>La</strong> reflexión sobre<br />
estas problemáticas apunta a esclarecer cómo las obsesiones se<br />
organizan estéticamente, articulando una particular inflexión <strong>de</strong>l género<br />
autobiográfico.<br />
El paso tan lento <strong>de</strong>l amor (1996) es una autoficción que narra las<br />
peripecias <strong>de</strong> un joven <strong>de</strong> veinticinco años –el propio Bianciotti– <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
su <strong>de</strong>sembarco en Italia en marzo <strong>de</strong> 1955, hasta el comienzo <strong>de</strong><br />
su carrera <strong>de</strong> escritor en París. El relato atraviesa varias etapas: su estancia<br />
en Nápoles, su estadía en la Roma <strong>de</strong> la “dolce vita” (atormentado<br />
por el hambre y la miseria), su paso por la Madrid <strong>de</strong>l franquismo<br />
y su llegada a París, don<strong>de</strong> encontrará su vocación por la escritura.<br />
En I<strong>de</strong>ntidad, memoria y relato (1996), Régine Robin subraya el<br />
carácter ficcional <strong>de</strong> todo relato por más testimonial que se pretenda,<br />
lo que <strong>de</strong>nomina “la conciencia <strong>de</strong> la narración”. También habla <strong>de</strong>l<br />
fantasma que alberga todo escritor: po<strong>de</strong>r inventarse a sí mismo a<br />
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