Documento completo - SeDiCI - Universidad Nacional de La Plata
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Est E l a Bl a r d u n i (c o m p i l a d o r a)<br />
por una mujer es simbolizado por una sonrisa que surge involuntariamente<br />
<strong>de</strong> su boca en el momento <strong>de</strong>l suplicio y que ella tapa con un<br />
pañuelo para que no se <strong>de</strong>scubra que está fingiendo la muerte.<br />
No quisiera hablar mal <strong>de</strong> sus héroes griegos, Lukiadis: se encerraban<br />
en su tienda en un ataque <strong>de</strong> <strong>de</strong>specho; aullaban <strong>de</strong> dolor<br />
cuando morían sus amigos; arrastraban por los pies el cadáver <strong>de</strong><br />
sus enemigos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s conquistadas, pero, créame<br />
usted, le faltó a la Ilíada una sonrisa <strong>de</strong> Aquiles. (12)<br />
En “<strong>La</strong> leche <strong>de</strong> la muerte” la escritora retoma la tradición <strong>de</strong>l género,<br />
<strong>de</strong> historias que se cuentan para alejarse <strong>de</strong> los peligros o el<br />
disgusto <strong>de</strong> un presente que se manifiesta plagado <strong>de</strong> rivalida<strong>de</strong>s nacionalistas,<br />
en un momento en que la guerra era inminente.<br />
Cuénteme otra historia, viejo amigo –dijo Philip <strong>de</strong>jándose caer pesadamente<br />
en una silla–. Necesito un whisky y una historia cuando<br />
estoy <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l mar... Que sea la historia más hermosa y la menos<br />
verda<strong>de</strong>ra posible, y que me haga olvidar las mentiras patrióticas y<br />
contradictorias <strong>de</strong> algunos periódicos que acabo <strong>de</strong> comprar en el<br />
muelle. Los italianos insultan a los eslavos, los eslavos a los griegos,<br />
los alemanes a los rusos, los franceses a Alemania, y a Inglaterra<br />
casi tanto como a esta última. (55)<br />
<strong>La</strong> nouvelle refiere la versión albanesa <strong>de</strong> una leyenda muy popular<br />
tanto en Yugoslavia como en Rumania, Bulgaria y Grecia <strong>de</strong> la<br />
madre emparedada viva que sigue amamantando a su hijo <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> su muerte (<strong>La</strong>rrivée, 2001). Resulta interesante el cierre <strong>de</strong> la<br />
nouvelle ya que el tema <strong>de</strong>l relato, el <strong>de</strong> la madre i<strong>de</strong>al, en lugar <strong>de</strong><br />
reforzarse apoyándose en el marco, se invierte violentamente por la<br />
aparición <strong>de</strong> un personaje a primera vista inocente, una gitana con un<br />
niño a quien el ingeniero aparta con brusquedad, sin cuidarse <strong>de</strong> sus<br />
maldiciones:<br />
― Conozco a esa mujer –respondió Jules Boutrin–. Un médico <strong>de</strong> Ragusa<br />
me relató su historia. Hace unos meses que viene colocando en<br />
los ojos <strong>de</strong> su hijo unos asquerosos emplastes que le inflaman la vista<br />
Es c r i t u r a s d E l ot ro En au to r E s d E la l i tE r at u r a f r a n c E s a<br />
y provocan la compasión <strong>de</strong> los transeúntes. El niño todavía ve, pero<br />
pronto será lo que ella <strong>de</strong>sea: un ciego. Entonces esta mujer tendrá<br />
asegurado su peculio para toda la vida, pues cuidar <strong>de</strong> un impedido<br />
es una profesión lucrativa. Hay madres y madres. (1993: 67)<br />
En el último <strong>de</strong> los relatos enmarcados: “El hombre que amó a las<br />
Nereidas” el marco complejo es, una vez más, funcional al contraste<br />
Oriente-Occi<strong>de</strong>nte: Jean Demetriadis, habitante <strong>de</strong> la isla en el Mediterráneo,<br />
acusa la presencia <strong>de</strong> un interlocutor innominado, al que se<br />
alu<strong>de</strong> como un habitante <strong>de</strong>l Norte, ajeno a las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la isla,<br />
que oficia como lo ha <strong>de</strong>stacado Yvon Houssais (2003) como “figura<br />
<strong>de</strong> mediador entre las dos civilizaciones”<br />
Acaso no sepa usted que nuestra isla se halla poblada <strong>de</strong> presencias<br />
misteriosas. Nuestros fantasmas no se parecen a sus espectros <strong>de</strong>l<br />
norte, que sólo salen a medianoche y se alojan durante el día en los<br />
cementerios. Nuestros fantasmas olvidan cubrir su cuerpo con una<br />
sábana blanca y su esqueleto se halla recubierto <strong>de</strong> carne. Pero tal<br />
vez sean más peligrosos que las almas <strong>de</strong> los muertos, ya que éstos<br />
al menos han sido bautizados y han conocido la vida, han sabido<br />
lo que es sufrir. <strong>La</strong>s Nereidas <strong>de</strong> nuestros campos son inocentes<br />
y malvadas como la naturaleza misma, que tan pronto protege al<br />
hombre como lo <strong>de</strong>struye [...]. Nuestras ninfas se parecen más a<br />
las hadas <strong>de</strong> su país que a la imagen que <strong>de</strong> ellas tienen uste<strong>de</strong>s,<br />
según el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Praxiteles. (93)<br />
“<strong>La</strong> viuda Afrodisia”, que proviene junto a “El hombre que amó a<br />
las Nereidas” <strong>de</strong> algunos sucesos y supersticiones griegas según el<br />
Post-Scriptum <strong>de</strong>nota una vez más la familiaridad <strong>de</strong> Yourcenar con<br />
las culturas antiguas. El tenebroso rito <strong>de</strong> amor y muerte en el que la<br />
viuda <strong>de</strong>l pope <strong>de</strong>sentierra el cadáver <strong>de</strong>l esposo y entierra el cuerpo<br />
<strong>de</strong> su amante en la misma tumba, y la huida con la cabeza <strong>de</strong> Kostis<br />
que culmina con la caída <strong>de</strong> Afrodisia al vacío representa, según Bruno<br />
Blanckeman (2001), la versión más expresiva <strong>de</strong> la pulsión vital<br />
y la pulsión tanática presentes en Nouvelles orientales, a la vez que<br />
señala la estética <strong>de</strong> la crueldad que caracteriza al género tal como<br />
aparece en la producción <strong>de</strong> la autora.<br />
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