HERMENÃUTICA NARRATOLÃGICA DE LA NOVELA CANTUTEÃA ...
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precede y el que le sigue. Ya decía Aristóteles que en las fábulas bien<br />
construidas los hechos no sólo vienen unos después de los otros, sino unos a<br />
consecuencia de los otros. Pero también es cierto que estamos acostumbrados<br />
a ordenar la experiencia en acontecimientos que no siempre responden a una<br />
secuencia. Agrupamos la experiencia en torno a núcleos centrales, a<br />
parcelaciones de la realidad, por metonimias, por contigüidades no siempre<br />
secuenciales: comer, amar, morir, trabajar, divertirse, tener suerte o<br />
desgracias, están en nuestra existencia mezcladas. Incluso el recuerdo de<br />
algo tan secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos agrupados<br />
de modo no secuencial como un viaje podemos tenerlo en fragmentos<br />
agrupados de modo no secuencial , sino por ciertas etapas o sucesos clave:<br />
partida, llegada, avería, encuentro con los amigos, subida a aquella ermita,<br />
regreso, etc. Incluso si contamos ese viaje podemos omitir muchos de estos<br />
motivos, seleccionar otros y si repetimos la narración a otros oyentes, quizá los<br />
motivos seleccionados sean otros, en función de las circunstancias o del<br />
interés y personalidad grado de confianza con los oyentes, etc. Un tema<br />
narrativo, viaje, podemos subdividirlo en muchos motivos. Para la teoría de la<br />
narración hay dos elementos de interés o cuestiones básicas: la constitución de<br />
motivos o unidades mínimas de un suceso o acontecimiento y el modo como<br />
estos motivos ligan entre sí para convertirse en relato, en serie ordenada.<br />
Fueron los formalista rusos quienes se interesaron de modo particular por<br />
ambas cuestiones. Recogieron una larga tradición de estudios folkloristas<br />
eslavos, como Veselovski, quien define el motivo como ―la unidad narrativa<br />
más simple, que responde a exigencias del intelecto primitivo o de la<br />
observación cotidiana ( Veselovski, 1913:290) . Se trata de aislar elementos<br />
nucleares, fundamentales de toda acción humana, que reproducen una<br />
experiencia atávica. Tomachevski ( 1928) aplica este concepto de motivo en<br />
una dimensión no arquetípica sino semántico-literaria y formal. Entiende que<br />
mediante la descomposición de la obra en partes temáticas al final llegamos a<br />
las partes no descomponibles que son núcleos básicos de su tema: ―Vino la<br />
tarde‖. ―El héroe murió‖. ―Llegó la carta‖, etc. Él y paralelamente otro gran<br />
formalista, Sklovsky, se interesaron por describir la composición narrativa<br />
como unos procedimientos de ligazón de motivos, de encadenamiento,<br />
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