HERMENÉUTICA NARRATOLÓGICA DE LA NOVELA CANTUTEÑA ...

El humor se exhibe desde los apodos hasta las frases.. El carácter documental
del libro recuerda a Los hijos de Sánchez (The Children of Sánchez,1961), del
antropólogo estadounidense Oscar Lewis, de gran éxito en América Latina,
obra que denuncia el sistema de explotación que padecen los pobladores de un
suburbio mexicano. Canto de sirena intenta del mismo modo rescatar las
experiencias de los menos favorecidos, registrar la lucha de los pobladores
anónimos que mueren en desiertos calurosos con sed de justicia. Por eso, la
novela termina con la frase: «Nadie sabe cuánto hemos sufrido, carajo».
De los numerosos oficios a los que se dedicó Candico, el de huaquero es el
más llamativo. Excavó ruinas con el «doctor Tello», personaje que se inspira en
Julio C. Tello, uno de los arqueólogos que ayudaron a comprender mejor las
culturas precolombinas Chavín, Paracas y Mochica. Siempre recuerda al
investigador con mucho respeto: «Era un cholo panzón y confianzudo, diestro y
conocedor como no he conocido otro». Por otro lado, el narrador denuncia el
tráfico ilegal de artesanía prehispánica, pues le enoja enterarse de que algunas
piezas finísimas terminen en colecciones en el extranjero.
Con Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Antonio Gálvez Ronceros, entre
otros autores, Gregorio Martínez perteneció al grupo literario de izquierdas
Narración, contrario a la dictadura del general Juan Velasco Alvarado (1968-
1975). Precisamente, las leyes de reforma agraria promulgadas por este
régimen son duramente criticadas. Luego de un periodo de esplendor en
manos del soberbio Félix Denegri, Coyungo se hunde en la miseria. Ni los hijos
del hacendado, todos locos, ni los nuevos dueños pudieron detener la caída.
Pese a que Candico cree en una maldición relacionada con Inés Casalino,
quien se acostaba con su hijo mayor, las normas del régimen militar llevan a la
ruina a los campesinos. «Qué sacamos con cosechar bastante algodón si todo
el importe se queda en el banco del Gobierno», se queja el protagonista.
En La orgía lingüística y Gregorio Martínez (1998), Milagros Carazas destaca la
evolución de Candico, quien termina como depositario de la sabiduría popular.
Ya anciano se pregunta si está pagando las maldades que cometió. A pesar de
su desazón por la vida, cree en una mejora posible: «Antes que sea tarde
deberíamos juntarnos todos los que no tenemos adónde caernos muertos y de
un empujón arrimar a los cogotudos que se han hecho dueños de cuanto hay
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