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informe tributario - AELE

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COYUNTURA<br />

El Congreso y la Tributación<br />

en Democracia<br />

En una de las sesiones del CADE 2001, ocurrió<br />

un hecho anecdótico que podría mostrar las<br />

sensaciones empresariales frente a la actuación<br />

del actual Congreso de la República: ante una<br />

pregunta de Beatriz Boza, el ex ministro del régimen<br />

fujimorista, señor Gustavo Caillaux, señaló<br />

que el primer consejo que daría al gobierno de<br />

Alejandro Toledo sería disolver el Parlamento, lo<br />

que originó fuertes palmas y vítores de la audiencia<br />

formada sustancialmente por la crema y nata<br />

del empresariado nacional.<br />

La anécdota sorprende, porque parecería que<br />

muchos empresarios no aprendieron de lo sucedido<br />

en el país en el decenio pasado. Habríamos<br />

esperado una cerrada defensa del sistema democrático.<br />

Ahora bien, detrás del hecho hay una profunda<br />

molestia empresarial frente a lo que perciben<br />

como una desordenada, ilegítima y preocupante<br />

actuación del Congreso, entendemos especialmente<br />

con las actuaciones respecto a la reciente discusión<br />

sobre el arbitraje del Estado con las empresas<br />

eléctricas (1) . Si a ello le sumamos los comentarios<br />

de varios analistas de inversión sobre<br />

las dificultades que generaría a los posibles inversionistas<br />

las actuaciones del Congreso de discutir<br />

las políticas tributarias, entre otras, generando<br />

un clima de inestabilidad y zozobra, podemos<br />

diseñar el gráfico completo de este enfoque<br />

de nuestra coyuntura actual.<br />

Efectivamente, para la clase empresarial lo<br />

más significativo del decenio pasado habría sido<br />

la voz unísona entre el Congreso y el Poder Ejecutivo,<br />

entre otras, respecto a las políticas tributarias;<br />

lo que sería visto como un valor para el desarrollo<br />

del país. Ahora bien, si entramos a analizar<br />

dicho período concluiremos que las políticas<br />

fueron planteadas desde el equipo económico, sin<br />

ninguna discusión pública abierta, lo que originaba<br />

cierta lectura sencilla del panorama, pero<br />

sin que se pudiera notar lo dañinas que podrían<br />

ser para el conjunto social determinadas políticas<br />

económicas y, en muchos casos, los pequeños intereses<br />

que escondían determinados diseños normativos.<br />

En concreto, existe en la actualidad un grave<br />

desentendimiento de la clase empresarial respecto<br />

al rol del Congreso en la vida democrática, especialmente<br />

en materia tributaria. Desde nuestro punto<br />

de vista, planteamientos como los descritos líneas<br />

arriba no contemplan cabalmente lo que debe ser<br />

el desarrollo del país en democracia.<br />

Efectivamente, la tributación tiene un carácter<br />

técnico, pero también un contenido de decisión<br />

política. El aspecto político y el técnico están muy<br />

presentes en el espacio de aprobación de normas<br />

tributarias, ahí el trabajo de los técnicos tiene<br />

que ser el adecuado, debiendo plantear los<br />

temas desde la perspectiva de la recaudación fiscal<br />

o de la liberación de costos para el desarrollo<br />

de la actividad económica.<br />

Sin embargo, dejarlo todo a la decisión técnica<br />

es de alguna manera olvidar el elemento de<br />

decisión de oportunidad que se canaliza a través<br />

de los órganos políticos. No es técnica la decisión<br />

sobre aumentar, disminuir o acentuar la carga<br />

impositiva sobre determinados sectores, o actores<br />

de la economía, esto corresponde al ámbito<br />

del fuero público y a la decisión del conjunto<br />

de la sociedad, hasta hoy a través de sus representantes<br />

democráticamente elegidos.<br />

El Congreso tiene que discutir los temas concretamente<br />

y ello no debe generar ningún problema<br />

respecto al contenido de los supuestos de<br />

la democracia; el Congreso está pensado para<br />

discutir los asuntos públicos, autorregularse y desarrollarse.<br />

De hecho, en los países del primer<br />

mundo plantean muchas discusiones en los parlamentos<br />

porque éstos acaban siendo el ágora<br />

de la discusión publica.<br />

Sin embargo, en los países en desarrollo la<br />

desconfianza surge de la constatación de que las<br />

instituciones son débiles y los participantes de la<br />

cosa pública van a decidir más allá del bien y del<br />

mal. No obstante, las recientes acciones en materia<br />

tributaria de medios de comunicación, empresarios,<br />

ciudadanos de a pie, etc. en Centroamérica,<br />

Colombia y el propio Perú nos habrían<br />

demostrado la importancia real que tiene la sociedad<br />

civil como límite a la actuación de los parlamentos<br />

en la toma de decisiones en materia fiscal.<br />

Además, en nuestro caso, debe rescatarse dos<br />

esfuerzos muy importantes del propio Congreso<br />

con relación a hacer predecible su trabajo y establecerse<br />

ciertas limitaciones institucionales. El<br />

primero de ellos, es la modificación del Reglamento<br />

del Congreso a fin de autoimponerse res-<br />

–––––––<br />

(1) La reciente discusión en el Congreso respecto al tema<br />

arbitral ha sido una muestra clara del rol congresal:<br />

discutir públicamente los asuntos de índole tributaria,<br />

llegando a un acuerdo de carácter político dentro de<br />

las facultades que le compete. En la práctica, luego de<br />

algunos desconocimientos técnicos y de ciertas insistencias<br />

políticas para llegar a conclusiones forzadas,<br />

las Comisiones de Justicia y de Constitución del Parlamento<br />

habrían llegado a la conclusión –prevista por<br />

nosotros- de que el arbitraje debe ser respetado.<br />

NOVIEMBRE 2001 3

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