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“Con el carbón se asustan”, dice Raimundo
Bordagorry, académico e investigador del Centro
de Energía de la Universidad Diego Portales. De
acuerdo al experto, la termoelectricidad es una
energía que despierta amplios reparos en el mundo,
pero que de un tiempo a esta parte,
es la única que ofrece niveles de suficiencia y
sustentabilidad en el largo plazo, incluso desde
el punto de vista ambiental.
para cancelar la instalación del proyecto
termoeléctrico Barrancones en la región
de Atacama.
Sin duda, las centrales termoeléctricas
son un poderoso sector de generación de
energía gracias a su gran capacidad instalada
que las sitúa entre las mayores generadoras
eléctricas del país. De acuerdo
a información del Servicio de Evaluación
Ambiental (SEA), actualmente funcionan
en Chile un centenar de centrales termoeléctricas,
las que generan más del 50%
de la energía total.
En este sentido, ninguno de los gobiernos
ha rechazado la termoelectricidad
de plano. Durante el primer gobierno
de la Presidenta Bachelet, se aprobaron
12 centrales termoeléctricas, y a nivel
político está el consenso de que es una
energía necesaria para el desarrollo. Esto
talistas,
pero el argumento de respuesta
fue que no hubo alternativa, debido a los
recortes de gas argentino de hace algunos
años atrás.
Algunos, como el ingeniero civil y
empresario Hernán Danús, sostienen
que el carbón es la energía del futuro, y
en cierto sentido lo es. Las actuales tecnologías
permiten generar termoelectricidad
con grandes niveles de seguridad
ambiental.
En Chile, actualmente existe una norma
de emisiones y las empresas están
mandadas a instalar sistemas de captación
de material particulado en las chimeneas
para reducir el impacto a nivel local, que
tiene por objetivo controlar las emisiones
de Material Particulado (MP), óxidos
de Nitrógeno (NOx), Dióxido de Azufre
(SO2) y Mercurio (Hg).
En este sentido, las fuentes emisoras
existentes y nuevas deberán instalar y cer-
de este tipo de emisiones.
Proyectos en carpeta
Raimundo Bordagorry,
investigador del Centro
de Energía de la UDP.
Con RCA pendientes se encuentran 7 iniciativas térmicas que presentaron
en noviembre, diciembre y marzo pasado sus Declaraciones
o Estudios de Impacto Ambiental ante el organismo. Entre éstas, la
termoeléctrica Ttanti, de GNL Norte, que aportaría 1.290 MW al Sistema
Interconectado del Norte Grande (SING) y cuyo Estudio de Impacto
Ambiental -presentado en noviembre de 2013- ha considerado reparos
de parte de la comunidad de Mejillones, en la Región de Antofagasta.
También la Central Bocamina II, de Endesa, que tras la revocación de
su funcionamiento por parte de la Corte Suprema luego de recursos de
protección presentados por los vecinos de Coronel, ha debido presentar
un EIA para la “optimización” de su funcionamiento.
Asimismo están en carpeta dos pequeñas centrales térmicas de biomasa
ubicadas en Yungay y en Mulchén, en la Región del Bío Bío, y otras tres
que ingresaron declaraciones de impacto ambiental para adecuarse a las
nuevas normativas de monitoreo de material particulado en Mejillones,
Tocopilla y Taltal.
julio 111 nme