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En los primeros tres meses del año, los
envíos de frutas crecieron 30%, el salmón
52%, y el vino embotellado 32%, sólo por
citar algunos ejemplos.
Otro hecho que ha marcado el vínculo
entre ambos países ha sido la visita del primer
ministro Wen Jiabao a Chile en 2012,
se estableció la Asociación Estratégica, un
acuerdo que profundiza la cooperación
gran meta: duplicar el actual volumen del
comercio bilateral, para que éste alcance
los US$ 60.000 millones en 2015.
Cobre, el producto “estrella”
Si de minería se trata, China es una
palabra clave para Chile. Su alta demanda
por minerales locales, principalmente cobre,
sitúan a esta nación como uno de los
más importantes mercados mineros con
que Chile tiene relación.
Sólo en 2012, de un intercambio comercial
total de US$ 32.650 millones, el
87% de los envíos chilenos correspondió
a productos mineros, equivalentes a US$
15.800 millones. Es decir, un 32% del total
exportado en dicho sector.
De esta cantidad, el cobre, el hierro y
el yodo fueron los minerales más solicitados
por China, logrando excedentes por
US$ 14.400 millones, US$ 1.000 millones
y US$ 170 millones, respectivamente.
requiere hoy una alta inversión en infraestructura,
transformándola en una nación
clave en el uso del cobre. Cuestión que
la instala como el principal consumidor
de este metal, concentrando alrededor
Sonami.
Pero a pesar de la caída en los niveles
de precio del cobre que se evidenciaron
durante 2013 y los efectos de la baja ley
del mineral, las exportaciones chilenas del
metal rojo a China registraron una expansión
de 4% durante el año pasado, lo
palmente
por el crecimiento del volumen
exportado que lo hizo en 13,6%.
Esto, contrapesando la disminución
exhibida por el precio internacional del
metal rojo que alcanzó a 7,8% durante el
año pasado. Mientras tanto, el resto de la
minería vio bajar sus envíos a China en 3%,
totalizando US$ 1.146 millones en 2013.
El fenómeno de la desaceleración
económica
Pese al vertiginoso ritmo de desarrollo
de China, desde hace un tiempo ha estado
rondando un fantasma que ha instalado la
sensación de desánimo en el panorama
global: la desaceleración económica.
El fenómeno ha desatado una ola
de tensiones no sólo en el resto de los
mercados emergentes, cuyo crecimiento
depende del bienestar de la economía
china, y que consecuentemente se ha
desacelerado en relación con el chino.
También ha tenido un impacto en la
composición de las carteras de inversión
extranjera y en la cotización de los
commodities más sensibles a la actividad
industrial china, como el cobre. Una realidad
que mantiene expectante al mundo
minero local.
Sin embargo, los temores parecen ir
atenuándose. Para este año se espera un
alza de 7,5% en el PIB, levemente menor al
7,7% de 2013. Un dato preocupante, pero
que de igual forma mantiene optimista a
la industria minera chilena gracias al creciente
proceso de urbanización que lleva
adelante la nación asiática y el paso de la
población del campo a la ciudad.
Una situación que pone el acento en
el avance de la infraestructura. No por
nada, la meta que se ha puesto el gobierno
es tener 1.000 millones de habitantes
en ciudades al 2025.
En este escenario es donde el cobre y
otros minerales tienen enormes oportunidades,
ya que actualmente su consumo
se destina a infraestructura y construcción.
Sin embargo, hay visiones de lado y
lado. Cochilco prevé un leve menor crecimiento
de la demanda del metal rojo
debido a menores expectativas de crecimiento
para China, lo que implica una baja
en el consumo de cobre. Mientras que
para otros, el progresivo crecimiento chino,
pese a sus altibajos, es una noticia que
favorece a Chile.
Este nuevo ciclo económico del país
asiático implicará que la demanda de este
commodity requerirá de unas 400 mil toneladas
adicionales por año. Sin duda, un
nuevo impulso que seguirá teniendo a
China como el faro luminoso de la economía
chilena.
Shanghái, la ciudad más poblada de China,
y uno de los símbolos del impresionante
desarrollo económico de los últimos años.
nme
36
julio