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do está llena se echa en ella tanto vino rojo como
pueda contener, y se le hace hervir durante algunas
horas con las pepitas.
El vino que se saca contiene 40 á 50 gramos de tanino
por litro.
Se puede, pues, añadir un litro ó dos de este vino
tanííero por hectolitro, como principio ácido y conservador.
Si el propietario quiere asegurar de una manera
cierta la buena conservación de su vino, echará en
él por hectolitro, un litro de espíritu que contenga
de 4 á 5 gramos de ácido salicílico. (V. pág. 49.)
La mejora producida por el alcohol, el ácido tártrico
y el tanino extraídos del vino, parecerá ciertamente
á todo el mundo muy preferible á la que se
obtiene por el enyesamiento.
Un ejemplo en apoyo de la eficacia del tanino.
Se sabe que los vinos se vuelven á veces amargos
y se señalan varias causas á esta propensión á degenerar.
Así los vinos toman, con el tiempo, un gusto amargo,
normal, por decirlo así; amargor por vejez.
Otros adquieren un gusto amargo producido por
una descomposición pútrida; este es el amargor de
enfermedad.
Los vinos nuevos procedentes de tierras muy ligeras,
se vuelven algunas veces amargos al cabo de
un año.
Conozco algunos ejemplos de vinos 1865 (bons-passe-tous-grains)
vueltos amargos, tratados con éxito,
perfectamente restablecidos por el empleo del tanino.
Naturam morborum ostendit curatio, (la naturaleza
del remedio indica la naturaleza del mal), dice un
antiguo adagio muy conocido en medicina.