ebé.‖ Añadió que había tomado pastillas para úlcera con el fin de abortar a su bebé. Después detomarlas, dejó de percibir los movimientos de su bebé dentro de ella. Ahora, estaba preocupadapuesto que no sangraba ni veía indicaciones del aborto.La chica empezó a hacerme preguntas sobre su embarazo y a darme detalles de los cambios quehabía experimentado desde que intentó a abortar para ver si yo podía decirle si su bebé seguíavivo. --―Tengo miedo porque no había mucha sangre. <strong>No</strong> creo que falleció el bebé.‖ Lo único quepude decirle era --―Yo no puedo decirle nada a usted porque yo no soy doctora, pero cuando entreen la oficina del doctor, él le dirá.‖ --―Pero si mi bebe siguiera viviendo, yo no lo querría.‖ Ella teníamiedo de que su bebé todavía estaba vivo, y que, de ser así, que ella le había hecho un dañoirreparable.Quería decirle, ―Hay muchos lugares en que puedes abortar seguramente, por favor, hazlo, nodebes ser forzada a tener este hijo como resulta de una experiencia tan mala como la que viviste.<strong>No</strong> debes tener un recuerdo por el resto de tu vida de una experiencia en la que toda tu dignidad,toda tu fuerza, todo tu derecho de tomar decisiones, toda tus opciones, fueron arrancadas de ti deforma violenta. <strong>No</strong> debes vivir con este peso, no debes mirar a esta criatura en la cara cadamañana cuando te despiertes y darle las buenas noches antes de dormir.‖Pero no pude. Le dije, ―Según la ley, en Ecuador no se puede abortar, y como este hospital espúblico, no se aborta aquí. El doctor puede hablar con usted de otras opciones si no quiere cuidarde su bebé después de que nazca.‖Ella salió de la oficina. Yo no podía respirar. La siguiente chica entró en seguida, y por poco meatraganté con sollozos en mi garganta al preguntarle su dirección. Me torturaba la idea de tener unser humano en mi vientre sin saber si estaba muerto o vivo, vivir con la idea que había intentado amatar a algo dentro de mí, y que además, si naciera vivo, que tendría un hijo que quise matar. <strong>No</strong>me di cuenta hasta después de esta experiencia de la magnitud de lo que me esta joven me habíadicho. Asumí la conducta de una máquina, caminé a mi casa sin ver mis alrededores, entré en micasa agotada y desilusionada, quería llorar pero estaba tan frustrada conmigo misma por no haceralgo para ayudar, por no ser capaz de hacer más de lo que hice, por mi castellano que no meservía en situaciones delicadas, por la carencia de esperanza que experimentaban lasadolescentes en el hospital, que me entregué al abandono. Mi único recurso era repetir ―Lo siento,lo siento mucho‖: mi pobre manejo del castellano fue en parte responsable de mi incapacidad deexpresar una calidad más elevada de compasión.Pensé en mi país, en donde una chica violada puede irse a una agencia especializada comoPlanned Parenthood u otro lugar parecido y pedir un aborto , en donde no es necesario hacer algoilegal y peligroso para quitarse el fruto de una experiencia dolorosa que niega el derecho másíntimo que de una persona. Nunca había pensado mucho en este tema antes, aunque en miexperiencia universitaria en los EEUU había tenido debates largos (y abstractos) sobre el derecho
al aborto en mi país. Cada votación, distintos grupos de mi país ponderan el asunto, pero para mi,antes de hablar con esta chica, nunca se me había presentado la urgencia , ni la impotencia, deque alguien no pudiera escoger abortar. Por primera vez me di cuenta de que el hecho de que elaborto exista como opción es algo que da mucho poder a una mujer sobre su propio cuerpo,especialmente en casos en que el acto sexual no fue consensual.Es difícil encontrar datos fidedignos sobre la violación en Ecuador puesto que, como en todaspartes, muchas veces, no se denuncia ante las autoridades. El estigma contra la violación haceque muchas víctimas se queden calladas; es difícil probar el delito y, cuando las mujeres sedeciden a hablar, con frecuencia son acusadas de mentirosas. En las (relativamente) pocas horasque trabajé en el hospital, hubo incontables ocasiones en las cuales, al realizar la preguntaobligatoria: ―¿Este embarazo fue planeado?‖ recibí como respuesta : ―Lo que pasó es que fuiviolada.‖De la misma manera en que los datos sobre la violación son poco confiables, los datos sobre elaborto tampoco son totalmente fiables; sin embargo, el índice del aborto reportado en Ecuador dauna idea del alcance de la práctica en este país. El índice del aborto en América Latina esestimado en 37 por cada 1000 mujeres, el más alto de todo el mundo con la excepción de EuropaOriental. Se estima que 4 millones de abortos ocurren cada año en América Latina, y tantas como5000 mujeres mueren anualmente a causa de complicaciones de los abortos. En Ecuador, lascifras de aborto dependen mucho de la fuente, pero parecen ser similares a los números deAmérica Latina en general. Las cifras oscilan entre 31 y 39 por cada 1000 mujeres. En los EstadosUnidos, el número de abortos por cada 1000 mujeres es de 20. En América Latina, el aborto esilegal en todos los países excepto Cuba y su incidencia es casi el doble que en Estados Unidos, endonde el aborto es legal y seguro. Además, la existencia de más abortos en Ecuador indica que lalegalización del aborto en los Estados Unidos no lo promueve, y la prohibición del aborto en elEcuador, no previene a las mujeres de hacerlo.Según la nueva Constitución del Ecuador, el estado garantiza ―el derecho a tomar decisioneslibres, responsables, e informadas sobre su salud y vida reproductiva y a decidir cuándo y cuántashijas e hijos tener.‖ El derecho de decidir cuántos hijas e hijos quiere tener una persona es negadoen el caso de violación: el acto mismo no es elegido por la madre sino forzado en ella por otrapersona. Ella pierde el control y la responsabilidad sobre su salud y vida reproductiva en este caso.Además, la constitución garantiza ―el derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias yresponsables sobre su sexualidad, su vida y orientación sexual. El estado promoverá el acceso alos medios necesarios para que estas decisiones se den en condiciones seguras.‖ La libertad de ladecisión sobre la vida reproductiva es arrebatada de alguien que es violada; no es una ―decisiónlibre…sobre su salud y vida reproductiva.‖ Así como en el artículo antedicho, este artículo enfatizala libertad de las decisiones sexuales y menciona explícitamente que las decisiones sexuales nodeben ser forzadas sino voluntarias. Enfatiza que estas decisiones deben tomarse en condiciones
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Andrew Quitmeyer se pregunta si es
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¿Puede explicar esto?Andrew Quitme
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uena voluntad de los voluntarios. C
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Liminar. (del lat. liminaris). adj.