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<strong>En</strong> las primeras décadas de este siglo, el editor de películas simplemente proyectaba los<br />
planos filmados sin cortarlos, hacía algunas notas, y volvía al cuarto de editar equipado<br />
solamente con un banco, un par de tijeras, una lupa, y el conocimiento de que la<br />
distancia desde la punta de su nariz hasta los dedos de su brazo extendido, representaba<br />
aproximadamente tres segundos i . La sala de corte era una especie de tienda de sastre en<br />
la que la tela era el tiempo. No había ninguna otra manera de ver la película excepto con<br />
un proyector, por lo que el editor paciente y algo intuitivamente, cosía el tejido de su<br />
película, basado en las impresiones recibidas en el primer visionado.<br />
Es sorprendente recordar que la humilde Moviola, ese adorno verde rana, de cada sala<br />
de compaginación durante los últimos setenta años, fue rechazado inicialmente por los<br />
editores por caro y complicado, incluso peligroso ii . Todavía peor, su rasgo principal, su<br />
habilidad para estudiar el movimiento de las imágenes antes de decidir en qué cuadro<br />
cortar, fue descartado como una muleta que se metería a molestar en la manera de<br />
trabajar.<br />
Así, después de un esfuerzo inicial por penetrar en la industria, la Moviola fue ofrecida,<br />
increíblemente, al público en general como una manera de ver películas en casa.<br />
Probablemente hubiera quedado como una nota a pie de página en la historia del cine si<br />
no fuera por un fortuito descubrimiento técnico que ocurrió en 1927: el sonido.<br />
El sonido, el cine parlante, fue el caballo de Troya que dio vuelta la situación. Ninguna<br />
lupa o regla de los tres segundos del dedo pulgar, podrían ayudar al editor a leer los<br />
labios de esos cuadros silenciosos, por lo que ahora la Moviola "doble-cabeza" (cuadro<br />
y sonido) era arrastrada de mala gana a través de las puertas del estudio, donde ha<br />
permanecido desde entonces.<br />
Ahora las cosas son diferentes, por supuesto, y la querida Moviola está apuntalando a<br />
las huestes de la edición "real" (es decir, mecánica) contra el ataque sofisticado de<br />
varios sistemas electrónicos que han surgido en la última década: CMX, Montage,<br />
EditDroid, Avid, F-Pix, FMC, D-Vision, y Lightworks, así como varios mas que han<br />
aparecido y desaparecido.<br />
De hecho, una tremenda cantidad de investigación y desarrollo se ha invertido en estos<br />
sistemas, particularmente cuando se considera que, aunque la película profesional es un<br />
medio caro, no hay mucho equipo de película de profesional en el mundo, y no se ha<br />
generado entonces mucho dinero para mejorarlo.