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exactamente cuán lejos hemos ido.<br />
<strong>En</strong> los tres años desde la publicación australiana de este libro, varias esquinas se han<br />
girado entorno a la edición electrónica. Lo que era una situación caótica, con muchos<br />
sistemas compitiendo para un mercado limitado, ha empezado a ordenarse, con dos<br />
compañías digitales, Avid y Lightworks, convirtiéndose en la General Motors y la Ford<br />
del mundo no-lineal. Cada vez es más raro encontrar a alguien editando un film<br />
directamente en película, considerando que hace tres años éste no era el caso, y los<br />
descubrimientos técnicos continúan ocurriendo regularmente por lo que la comparación<br />
con el estado de la industria automotor de los años veinte no es demasiado lejana. Por<br />
no mencionar que el precio de la "gasolina" (es decir, la memoria) está cayendo un<br />
veinte por ciento cada tres meses.<br />
Cuando escribí originalmente este epílogo, sentía que no empezaríamos a salir de la<br />
penumbra digital/mecánica, de la zona del "candelabro a gas/luz eléctrica", hasta que<br />
estos tres puntos se hubiesen pasado:<br />
1) El almacenamiento de memoria se haga más eficaz, para que sea posible guardar<br />
por lo menos de cuarenta a cien horas de imagen de alta calidad "en línea," teniendo<br />
todo en todo momento igualmente accesible.<br />
2) El costo total de un sistema operativo capaz de editar un largometraje esté por<br />
debajo de $100,000, o en el rango que esperaría gastarse en un KEM.<br />
3) La película, como tal, ya no se exhiba cinematográficamente. Las copias de<br />
proyección se reemplazan por un equivalente electrónico que es tan bueno o mejor<br />
que la película de 35mm.<br />
<strong>En</strong> la práctica, se han superado dos de estos hitos. Hay torres de discos de 60 GB a<br />
precio razonable disponibles para guardar treinta horas de imagen digital<br />
adecuadamente detallada, y un sistema con dos estaciones de trabajo y una estación<br />
auxiliar está en el orden de $250,000 (o simplemente cerca de $80,000 cada una), lo que<br />
empieza a ponerlo en el rango de un KEM que cada vez es más obsoleto.<br />
Hoy, agregaría un cuarto hito:<br />
4) La creación del equivalente digital de la relación del sprocket/code del 35mm: una<br />
norma universal que operaría por todo los ambientes técnicos en los que se<br />
manipulan imagen y sonido, y qué mantendría un inmutable punto de referencia para<br />
cualquier cuestión sobre la relación film/sonido/negativos.<br />
A pesar de sus muchas características anticuadas, la película tiene todavía esta ventaja<br />
considerable por encima de los sistemas digitales: