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Autobiografía (Parte I) - Cristianía

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XXIPor aquel entonces caí en un estado de privación total que durócasi siete años. Parecía verme a mí misma arrojada al suelo comoNabuconodosor, para vivir entre las bestias; un estado deplorable,pero del mayor provecho para mí, por el uso que la sabiduría divinahizo de él. Este estado de vacío, tinieblas, e impotencia, llegó máslejos que cualquier prueba con la que nunca me hubiera topado.Desde entonces he experimentado que, cuando la oración del corazónda la impresión de ser más seca y estéril, no es inútil ni se ofrece envano. Dios nos da lo que más nos conviene, y no lo que disfrutamos odeseamos más. Si las personas llegaran a convencerse sólo de estaverdad, estarían lejos de esas quejas que duran toda su vida.Causando muerte en nosotros Él nos procura la vida; pues todanuestra felicidad, espiritual, temporal y eterna, consiste enresignarnos a Dios, dejándole a Él hacer en nosotros y de nosotroscomo a Él le agrade, y con tanta mayor sumisión cuanto menos nosgusten las cosas. Mediante esta pura dependencia en su Espíritu,todo nos es dado de forma admirable. Nuestra propia debilidad, en sumano, resulta ser una fuente de humillación. Si el alma fuese fiel enabandonarse a la mano de Dios, doblegándose a todas susintervenciones, fueran gratificantes o mortificantes, soportando serguiada de un instante a otro de su mano, y ser aniquilada por losgolpes de su Providencia sin quejarse, ni desear nada más que lo quetiene; pronto llegaría a la experiencia de la verdad eterna, aunquequizá no conociese enseguida las formas y métodos por lo que Dios lacondujo allí.Las personas quieren dirigir a Dios en vez de resignarse a serdirigidos por Él. Quieren mostrarle un camino en vez de seguirpasivamente aquel al que Él les guía. De ahí que muchas almas,llamadas a disfrutar de Dios mismo, y no meramente de sus dones,malgasten toda su vida corriendo en pos de pequeños consuelos,alimentándose de ellos... sólo reposando y haciendo que toda sufelicidad radique allí.Si mis cadenas y mi encarcelamiento te afligen de algunamanera, rezo que puedan servir para encaminarte a no buscar nadamás que a Dios por sí mismo, y nunca desear poseerle mas que através de la muerte de todos tus yoes; nunca buscar el ser algo en loscaminos del espíritu, sino escoger el entrar en la más profunda nada.117

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