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Autobiografía (Parte I) - Cristianía

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Al fin Dios permitió que una persona muy religiosa, de la ordende los Franciscanos, pasara por la morada de mi padre. Habíadispuesto ir por un camino más corto, pero un poder secreto cambiósus planes. Entendió que había algo que él tenía que hacer, y pensóque Dios le había llamado para la conversión de un hombre de ciertadistinción en ese país por el que ahora se veía obligado a pasar. Sulabor acabó siendo infructífera. Era la conquista de mi alma lo que sehabía fraguado. En cuanto hubo llegado se fue a ver a mi padre,quien se regocijó por su venida. Por aquel entonces yo estaba a puntode dar a luz a mi segundo hijo*, y mi padre estaba terriblementeenfermo, a la espera de que muriera. Me habían ocultado suenfermedad durante algún tiempo.Una persona indiscreta me lo dijo bruscamente. Al momento melevanté, débil como estaba, y me fui a verle, pues me habíasobrevenido una peligrosa enfermedad. Mi padre se repuso losuficiente, aunque no por completo, para darme nuevas muestras desu cariño. Le comenté el fuerte deseo que tenía de amar a Dios, y demi gran tristeza por no ser capaz de hacerlo con todo mi ser. Pensaríaque no podría darme una señal más sólida de su amor queprocurando ponerme en contacto con este respetable hombre. Me dijolo que sabía de él, y me instó que fuera a verle lo antes posible.Al principio estuve reticente de hacerlo, atenta de observar lasreglas de la más estricta prudencia. No obstante, los repetidos ruegosde mi padre tuvieron para mí el peso de un mandato positivo. Penséque ningún mal había en ello, pues sólo lo hacía en obediencia a él.Me llevé conmigo a un familiar femenino. Al principio parecía un pococonfuso, ya que era reservado con las mujeres. Como hacía poco queacababa de salir de una soledad que había durado cinco años, sesorprendió de que fuera yo la primera persona en dirigirse a él.Durante un rato no dijo ni una palabra. Yo no sabía a qué atribuir susilencio. No vacilé en empezar a hablar con él, y contarle en pocaspalabras mis dificultades en cuanto a la oración. Al instante replicó:“Esto se debe, Madame, a que busca por fuera lo que tiene pordentro. Acostúmbrese a buscar a Dios en su corazón, y allí loencontrará”._______________________________________________________________________________________________* Aunque no menciona el nacimiento de un tercer hijo, que resultó ser una niña, debemosmencionar el suceso, porque más adelante se echa en falta este pequeño detalle.51

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