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Autobiografía (Parte I) - Cristianía

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saboreaba con inefable dulzura el goce del objeto amado. En una felizexperiencia supe que el alma fue creada para disfrutar a su Dios.La unión de nuestra voluntad con la Suya sujeta al alma a Dios,la conforma a Su buen placer, y hace que nuestra propia voluntadpoco a poco muera. Por último, arrastrando consigo a los otrospoderes* por medio de la caridad con la que es llena, hace que éstosse reencuentren gradualmente en el Centro, y allí se pierda loreferente a sus propias obras y naturaleza.Esta pérdida se denomina la aniquilación de las potencias.Aunque en sí mismas aún subsisten, sin embargo a nosotros nosparecen aniquiladas, en la misma medida que la caridad estállenando e inflamando. Esto se vuelve tan fuerte, como grados haydestinados a vencer todas las actividades de la voluntad del hombre,con el fin de sujetarla a la que es de Dios. Cuando el alma es dócil ydeja ser purificada y vaciada de todo aquello que es suyo, que escontrario a la voluntad de Dios, se ve a sí misma poco a pocodesprendida de toda emoción propia y puesta en santa indiferencia,sin anhelar nada más que lo que Dios desea. Esto nunca se puedellevar a cabo mediante la actividad de nuestra propia voluntad,aunque de continuo se empleara en actos de resignación. Éstos,aunque virtuosos, hasta ahora no han consistido en nada más que enlas acciones de cada uno, y han hecho que la voluntad subsista enuna multiplicidad, en una especie de categoría separada o unadisimilitud de Dios.Cuando la voluntad de la criatura se somete por completo a ladel creador, sufriendo de forma libre y voluntaria, y cediendo sólo a lavoluntad divina (en esto consiste su absoluta sumisión) por el hechode soportar el ser totalmente vencida y destruida por las obras delamor, esto hace que la voluntad se absorba en el yo, se consuma enla de Dios, y se purifique de toda intolerancia, disimilitud, y egoísmo._________________________________________________________________*Santa Teresa también se refería a las potencias o poderes del alma como aquellos elementos ennosotros que deben ser subyugados y sujetados a la voluntad divina. Estos tres poderes son laVOLUNTAD del hombre, su ENTENDIMIENTO (con el que razonamos), y la MEMORIA (con la querecordamos). Debemos notar que la voluntad es el soberano de las potencias, como más adelantese nos explica. Como comentario, resaltar que el conocimiento de todas estas cosas no va a crearese corazón que es conforme al de Dios, pero si que nos permite ver los elementos en los que elEspíritu Santo está interesado cuando está trabajando en nosotros.59

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