13.07.2015 Views

Autobiografía (Parte I) - Cristianía

Autobiografía (Parte I) - Cristianía

Autobiografía (Parte I) - Cristianía

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

excepcionales requerían un excepcional grado de inspiración, esto mehacía dudar y temer engaño. No era que tenía miedo de algo, conrelación a mi perfección y salvación, pues se habían remitido a Dios;sino que tenía miedo de no hacer su voluntad por ser demasiadoapasionada y precipitada en hacerla. Fui a consultar al Padre ClaudeMartin. En aquel tiempo no me dio una respuesta definitiva,exigiendo tiempo para poder orar sobre ello; diciendo que meescribiría con lo que a él le pareciera ser la voluntad de Dios paraconmigo.Me costó trabajo llegar a hablar con Monseñor Bertot, bien porsu difícil acceso, bien porque sabía hasta qué punto condenaba él lascosas extraordinarias, o fuera del uso normal. Como era mi guíaespiritual, me sometía, en contra de mi propia visión y juicio, a lo queél dijera, echando a un lado mis propias experiencias cuando el deberme pedía creer y obedecer. Pensé, sin embargo, que en una cuestiónde esta importancia debía dirigirme a él, y antes escoger su sentirsobre el tema al de cualquier otro, persuadida de que me diría lavoluntad de Dios de una forma infalible. Fui entonces a él, y me dijoque mi designio era de Dios, y que había tenido un sentir dado porDios durante un tiempo atrás, de que requería algo de mí. Por lotanto volví a casa para ponerlo todo en orden. Amaba mucho a mishijos y me encantaba estar con ellos, pero lo resigné todo a Dios paraseguir su voluntad.Cuando regresé de París, me puse en las manos de Dios,resuelta a no tomar ningún paso, bien fuera hacer que el asuntosaliera adelante o fracasara, o bien que avanzara o retrocediera, sinomoverme sencillamente al compás que Él gustara marcar. Tuvemisteriosos sueños que no presagiaban sino tribulaciones,persecuciones y desgracias. Mi corazón se sometía a lo que quieraque a Dios le agradara disponer. Tuve uno que fue muy elocuente.Mientras estaba atareada en algún deber necesario, vi cerca demí un pequeño animal que aparentaba estar muerto. Me dio laimpresión de que este animal era la envidia de algunas personas, queparecían estar muertas por algún tiempo. Lo levanté, y como vi queintentaba por todos los medios de morderme, y que se estabahaciendo más grande, lo tiré lejos. De inmediato vi que había llenadomis dedos de púas puntiagudas como agujas. Me allegué a alguienque yo conocía para que me las sacara; sin embargo, las metió máshacia dentro, y me dejó así, hasta que un caritativo sacerdote de gran151

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!