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El Conflicto de los Siglos por Elena de White

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

dos años se hizo cuanto fue posible para inducirle a que <strong>de</strong>latara a sus amigos, pero sin resultado alguno.<br />

Fiel hasta el fin, sufrió valientemente el martirio <strong>de</strong> la hoguera, gozoso <strong>de</strong> haber sido honrado con el<br />

privilegio <strong>de</strong> "introducir la luz <strong>de</strong> la verdad divina en su <strong>de</strong>scarriado país," y seguro <strong>de</strong> que el día <strong>de</strong>l<br />

juicio final, al comparecer ante su Hacedor, oiría las palabras <strong>de</strong> aprobación divina que le permitirían<br />

vivir para siempre con su Señor. No obstante, aunque <strong>de</strong>safortunados en sus esfuerzos para conseguir <strong>de</strong><br />

Hernán<strong>de</strong>z datos que llevaran al <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> amigos <strong>de</strong> éste, "al fin llegaron <strong>los</strong> inquisidores<br />

a conocer el secreto que tanto <strong>de</strong>seaban saber." —M'Crie, cap. 7. Por aquel mismo entonces, uno <strong>de</strong> sus<br />

agentes secretos consiguió informes análogos referentes a la iglesia <strong>de</strong> Valladolid.<br />

Inmediatamente <strong>los</strong> que estaban a cargo <strong>de</strong> la Inquisición en España "<strong>de</strong>spacharon mensajeros a<br />

<strong>los</strong> diferentes tribunales inquisitoriales <strong>de</strong>l reino, or<strong>de</strong>nándoles que hicieran investigaciones con el<br />

mayor sigilo en sus respectivas jurisdicciones, y que estuvieran listos para proce<strong>de</strong>r en común tan pronto<br />

como recibieran nuevas instrucciones." —Ibid. Así, silenciosamente y con presteza, se consiguieron <strong>los</strong><br />

nombres <strong>de</strong> centenares <strong>de</strong> creyentes, y al tiempo señalado y sin previo aviso, fueron éstos capturados<br />

simultáneamente y encarcelados. Los miembros nobles <strong>de</strong> las prósperas iglesias <strong>de</strong> Valladolid y <strong>de</strong><br />

Sevilla, <strong>los</strong> monjes que permanecieron en el monasterio <strong>de</strong> San Isidro <strong>de</strong>l Campo, <strong>los</strong> fieles creyentes<br />

que vivían lejos en el norte, al pie <strong>de</strong> <strong>los</strong> Pirineos, y otros más en Toledo, Granada, Murcia y Valencia,<br />

todos se vieron <strong>de</strong> pronto encerrados entre <strong>los</strong> muros <strong>de</strong> la Inquisición, para sellar luego su testimonio<br />

con su sangre.<br />

"Las personas convictas <strong>de</strong> luteranismo . . . eran tan numerosas que alcanzaron a abastecer con<br />

víctimas cuatro gran<strong>de</strong>s y tétricos autos <strong>de</strong> fe en el curso <strong>de</strong> <strong>los</strong> dos años subsiguientes. . . . Dos se<br />

celebraron en Valladolid, en 1559; uno en Sevilla, el mismo año, y otro el 22 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1560." —<br />

B. B. Wiffen, Nota en su reimpresión <strong>de</strong> la Epístola consolatoria, <strong>de</strong> Juan Pérez, pág. 17. Entre <strong>los</strong><br />

primeros que fueron apresados en Sevilla figuraba el Dr. Constantino Ponce <strong>de</strong> la Fuente, que había<br />

trabajado tanto tiempo sin <strong>de</strong>spertar sospechas. "Cuando se le dio la noticia a Car<strong>los</strong> Quinto, el cual se<br />

encontraba entonces en el monasterio <strong>de</strong> Yuste, <strong>de</strong> que se había encarcelado a su capellán favorito,<br />

exclamó: '¡Si Constantino es hereje, gran hereje es!' y cuando más tar<strong>de</strong> un inquisidor le aseguró que<br />

había sido <strong>de</strong>clarado reo, replicó suspirando: '¡No podéis con<strong>de</strong>nar a otro mayor!' " —Sandoval, Historia<br />

<strong>de</strong>l Emperador Car<strong>los</strong> Quinto, tomo 2, pág. 829; citado <strong>por</strong> M'Crie, cap. 7.<br />

No obstante no fue fácil probar la culpabilidad <strong>de</strong> Constantino. En efecto, parecían ser incapaces<br />

<strong>los</strong> inquisidores <strong>de</strong> probar <strong>los</strong> cargos levantados contra él, cuando <strong>por</strong> casualidad encontraron, entre otros<br />

muchos, un gran libro, escrito todo <strong>de</strong> puño y letra <strong>de</strong>l mismo Constantino, en el cual, abiertamente y<br />

como si escribiese para sí mismo, trataba en particular <strong>de</strong> estos capítu<strong>los</strong> (según <strong>los</strong> mismos inquisidores<br />

<strong>de</strong>clararon en su sentencia, publicada <strong>de</strong>spués en el cadalso), a saber: <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> la iglesia; <strong>de</strong> la<br />

verda<strong>de</strong>ra iglesia y <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong>l papa, a quien llamaba anticristo; <strong>de</strong>l sacramento <strong>de</strong> la eucaristía y<br />

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