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El Conflicto de los Siglos por Elena de White

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Capítulo 19 : Una Profecía Significativa<br />

UN AGRICULTOR íntegro y <strong>de</strong> corazón recto, que había llegado a dudar <strong>de</strong> la autoridad divina<br />

<strong>de</strong> las Santas Escrituras, pero que <strong>de</strong>seaba sinceramente conocer la verdad, fue el hombre especialmente<br />

escogido <strong>por</strong> Dios para dar principio a la proclamación <strong>de</strong> la segunda venida <strong>de</strong> Cristo. Como otros<br />

muchos reformadores. Guillermo Miller había batallado con la pobreza en su juventud, y así había<br />

aprendido gran<strong>de</strong>s lecciones <strong>de</strong> energía y abnegación. Los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> que <strong>de</strong>scendía se<br />

habían distinguido <strong>por</strong> un espíritu in<strong>de</strong>pendiente y amante <strong>de</strong> la libertad, <strong>por</strong> su capacidad <strong>de</strong> resistencia<br />

y ardiente patriotismo; y estos rasgos sobresalían también en el carácter <strong>de</strong> Guillermo. Su padre fue<br />

capitán en la guerra <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia norteamericana, y a <strong>los</strong> sacrificios que hizo durante las luchas<br />

<strong>de</strong> aquella época tempestuosa pue<strong>de</strong>n achacarse las circunstancias apremiantes que ro<strong>de</strong>aron la juventud<br />

<strong>de</strong> Miller.<br />

Poseía una robusta constitución, y ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su niñez dio pruebas <strong>de</strong> una inteligencia poco común,<br />

que se fue acentuando con la edad. Su espíritu era activo y bien <strong>de</strong>sarrollado, y ardiente su sed <strong>de</strong> saber.<br />

Aunque no gozara <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> una instrucción académica, su amor al estudio y el hábito <strong>de</strong><br />

reflexionar cuidadosamente, junto con su agudo criterio, hacían <strong>de</strong> cl un hombre <strong>de</strong> sano juicio y <strong>de</strong><br />

vasta comprensión. Su carácter moral era irreprochable, y gozaba <strong>de</strong> envidiable reputación, siendo<br />

generalmente estimado <strong>por</strong> su integridad, su frugalidad y su benevolencia. A fuerza <strong>de</strong> energía y<br />

aplicación no tardó en adquirir bienestar, si bien conservó siempre sus hábitos <strong>de</strong> estudio.<br />

Desempeñó con éxito varios cargos civiles y militares, y el camino hacia la riqueza y <strong>los</strong> honores<br />

parecía estarle ampliamente abierto. Su madre era mujer <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra piedad, <strong>de</strong> modo que durante su<br />

infancia estuvo sujeto a influencias religiosas. Sin embargo, siendo aún niño tuvo trato con <strong>de</strong>ístas, cuya<br />

influencia fue reforzada <strong>por</strong> el hecho <strong>de</strong> que la mayoría <strong>de</strong> el<strong>los</strong> eran buenos ciudadanos y hombres <strong>de</strong><br />

disposiciones humanitarias y benévolas. Viviendo como vivían en medio <strong>de</strong> instituciones cristianas, sus<br />

caracteres habían sido mo<strong>de</strong>lados hasta cierto punto <strong>por</strong> el medio ambiente. Debían a la Biblia las<br />

cualida<strong>de</strong>s que les granjeaban respeto y confianza; y no obstante, tan hermosas dotes se habían<br />

malogrado hasta ejercer influencia contra la Palabra <strong>de</strong> Dios. Al rozarse con esos hombres Miller llegó<br />

a adoptar sus opiniones. Las interpretaciones corrientes <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras presentaban<br />

dificulta<strong>de</strong>s que le parecían insuperables; pero como, al paso que sus nuevas creencias le hacían rechazar<br />

la Biblia no le ofrecían nada mejor con que substituirla, distaba mucho <strong>de</strong> estar satisfecho.<br />

Sin embargo conservó esas i<strong>de</strong>as cerca <strong>de</strong> doce años. Pero a la edad <strong>de</strong> treinta y cuatro, el Espíritu<br />

Santo obró en su corazón y le hizo sentir su condición <strong>de</strong> pecador. No hallaba en su creencia anterior<br />

seguridad alguna <strong>de</strong> dicha para más allá <strong>de</strong> la tumba. <strong>El</strong> <strong>por</strong>venir se le presentaba sombrío y tétrico.<br />

Refiriéndose años <strong>de</strong>spués a <strong>los</strong> sentimientos que le embargaban en aquel entonces, dijo: <strong>El</strong> pensar en el<br />

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