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El Conflicto de los Siglos por Elena de White

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

murió al poco tiempo. Dios le había señalado a Wiclef su obra. Puso en su boca la palabra <strong>de</strong> verdad y<br />

colocó una custodia en <strong>de</strong>rredor suyo para que esa palabra llegase a oídos <strong>de</strong>l pueblo. Su vida fue<br />

protegida y su obra continuó hasta que hubo echado <strong>los</strong> cimientos para la grandiosa obra <strong>de</strong> la Reforma.<br />

Wiclef surgió <strong>de</strong> entre las tinieblas <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos <strong>de</strong> ignorancia y superstición. Nadie había trabajado<br />

antes <strong>de</strong> él en una obra que <strong>de</strong>jara un mol<strong>de</strong> al que Wiclef pudiera atenerse. Suscitado como Juan el<br />

Bautista para cumplir una misión especial, fue el heraldo <strong>de</strong> una nueva era. Con todo, en el sistema <strong>de</strong><br />

verdad que presentó hubo tal unidad y perfección que no pudieron superarlo <strong>los</strong> reformadores que le<br />

siguieron, y algunos <strong>de</strong> el<strong>los</strong> no lo igualaron siquiera, ni aun cien años más tar<strong>de</strong>. Echó cimientos tan<br />

hondos y amplios, y <strong>de</strong>jó una estructura tan exacta y firme que no necesitaron hacer modificaciones <strong>los</strong><br />

que le sucedieron en la causa.<br />

<strong>El</strong> gran movimiento inaugurado <strong>por</strong> Wiclef, que iba a libertar las conciencias y <strong>los</strong> espíritus y<br />

emancipar las naciones que habían estado <strong>por</strong> tanto tiempo atadas al carro triunfal <strong>de</strong> Roma, tenía su<br />

origen en la Biblia. Era ella el manantial <strong>de</strong> don<strong>de</strong> brotó el raudal <strong>de</strong> bendiciones que como el agua <strong>de</strong><br />

la vida ha venido fluyendo a través <strong>de</strong> las generaciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIV. Con fe absoluta, Wiclef<br />

aceptaba las Santas Escrituras como la revelación inspirada <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, como regla suficiente<br />

<strong>de</strong> fe y conducta. Se le había enseñado a consi<strong>de</strong>rar la iglesia <strong>de</strong> Roma como la autoridad divina e<br />

infalible y a aceptar con reverencia implícita las enseñanzas y costumbres establecidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía mil<br />

años; pero <strong>de</strong> todo esto se apartó para dar oídos a la santa Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Esta era la autoridad que él exigía que el pueblo reconociese. En vez <strong>de</strong> la iglesia que hablaba <strong>por</strong><br />

medio <strong>de</strong>l papa, <strong>de</strong>claraba él que la única autoridad verda<strong>de</strong>ra era la voz <strong>de</strong> Dios escrita en su Palabra;<br />

y enseñó que la Biblia es no sólo una revelación perfecta <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, sino que el Espíritu<br />

Santo es su único intérprete, y que <strong>por</strong> el estudio <strong>de</strong> sus enseñanzas cada uno <strong>de</strong>be conocer <strong>por</strong> sí mismo<br />

sus <strong>de</strong>beres. Así logró que se fijaran <strong>los</strong> hombres en la Palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>jaran a un lado al papa y a<br />

la iglesia <strong>de</strong> Roma. Wiclef fue uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> mayores reformadores. Por la amplitud <strong>de</strong> su inteligencia, la<br />

claridad <strong>de</strong> su pensamiento, su firmeza para sostener la verdad y su intrepi<strong>de</strong>z para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla, fueron<br />

pocos <strong>los</strong> que le igualaron entre <strong>los</strong> que se levantaron tras él. Caracterizaban al primero <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

reformadores su pureza <strong>de</strong> vida, su actividad incansable en el estudio y el trabajo, su integridad<br />

intachable, su fi<strong>de</strong>lidad en el ministerio y sus nobles sentimientos, que eran <strong>los</strong> mismos que se notaron<br />

en Cristo Jesús. Y esto, no obstante la obscuridad intelectual y la corrupción moral <strong>de</strong> la época en que<br />

vivió.<br />

<strong>El</strong> carácter <strong>de</strong> Wiclef es una prueba <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r educador y transformador <strong>de</strong> las Santas Escrituras.<br />

A la Biblia <strong>de</strong>bió él todo lo que fue. <strong>El</strong> esfuerzo hecho para compren<strong>de</strong>r las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />

revelación imparte vigor a todas las faculta<strong>de</strong>s y las fortalece; ensancha el entendimiento, aguza las<br />

percepciones y madura el juicio. <strong>El</strong> estudio <strong>de</strong> la Biblia ennoblecerá como ningún otro estudio el<br />

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