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El Conflicto de los Siglos por Elena de White

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Sagrada Escritura, y que las doctrinas esenciales <strong>de</strong> la fe están expresadas en la Biblia <strong>de</strong> un modo claro<br />

y sencillo, que todos pue<strong>de</strong>n enten<strong>de</strong>r. Cristo dijo: "Mi enseñanza no es mía, sino <strong>de</strong> Aquel que me<br />

envió" (S. Juan 7:16, V.M.); y Pablo <strong>de</strong>claró que si predicara él otro evangelio que el que había recibido,<br />

sería anatema. (Gálatas 1:8.) "Por lo tanto —preguntó el reformador,— ¿cómo pue<strong>de</strong>n otros formular<br />

dogmas a su antojo e imponer<strong>los</strong> como cosas necesarias para la salvación?" —Wylie, lib. 10, cap. 4.<br />

Probó que <strong>los</strong> <strong>de</strong>cretos <strong>de</strong> la iglesia no tienen autoridad cuando están en pugna con <strong>los</strong> mandamientos<br />

<strong>de</strong> Dios, y sostuvo el gran principio protestante <strong>de</strong> que "la Biblia y la Biblia sola" es la regla <strong>de</strong> fe y<br />

práctica. Este <strong>de</strong>bate, si bien se <strong>de</strong>sarrolló es un escenario comparativamente obscuro, sirve "para dar a<br />

conocer la clase <strong>de</strong> hombres que formaban las filas <strong>de</strong> <strong>los</strong> reformadores. No eran controversistas ruidosos,<br />

sectarios e indoctos, sino hombres que habían estudiado la Palabra <strong>de</strong> Dios y eran diestros en el manejo<br />

<strong>de</strong> las armas <strong>de</strong> que se habían provisto en la armería <strong>de</strong> la Biblia.<br />

En cuanto a erudición, estaban más a<strong>de</strong>lantados que su época. Cuando nos fijamos en <strong>los</strong> brillantes<br />

centros <strong>de</strong> Wittenberg y Zurich, y en <strong>los</strong> nombres ilustres <strong>de</strong> Lutero y Melanchton, <strong>de</strong> Zuinglio y<br />

Ecolampadio, se nos suele <strong>de</strong>cir que éstos eran <strong>los</strong> jefes <strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> la Reforma, y que sería <strong>de</strong><br />

esperar en el<strong>los</strong> un po<strong>de</strong>r prodigioso y gran acopio <strong>de</strong> saber, pero que <strong>los</strong> subalternos no eran como el<strong>los</strong>.<br />

Pues bien, si echamos una mirada sobre el obscuro teatro <strong>de</strong> Suecia y, yendo <strong>de</strong> <strong>los</strong> maestros a <strong>los</strong><br />

discípu<strong>los</strong>, nos fijamos en <strong>los</strong> humil<strong>de</strong>s nombres <strong>de</strong> Olaf y Lorenzo Petri, ¿qué encontramos? . . . Pues<br />

maestros y teólogos; hombres que entien<strong>de</strong>n a fondo todo el sistema <strong>de</strong> la verdad bíblica, y que ganaron<br />

fáciles victorias sobre <strong>los</strong> sofistas <strong>de</strong> las escuelas y sobre <strong>los</strong> dignatarios <strong>de</strong> Roma." —Ibid.<br />

Como consecuencia <strong>de</strong> estas discusiones, el rey <strong>de</strong> Suecia aceptó la fe protestante, y poco <strong>de</strong>spués<br />

la asamblea nacional se <strong>de</strong>claró también en favor <strong>de</strong> ella. <strong>El</strong> Nuevo Testamento había sido traducido al<br />

idioma sueco <strong>por</strong> Olaf Petri, y <strong>por</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l rey ambos hermanos emprendieron la traducción <strong>de</strong> la Biblia<br />

entera. De esta manera, el pueblo sueco recibió <strong>por</strong> primera vez la Palabra <strong>de</strong> Dios en su propio idioma.<br />

La dieta dispuso que <strong>los</strong> ministros explicasen las Escrituras <strong>por</strong> todo el reino, y que en las escuelas se<br />

enseñase a <strong>los</strong> niños a leer la De un modo constante y seguro, la luz bendita <strong>de</strong>l Evangelio disipaba las<br />

tinieblas <strong>de</strong> la superstición y <strong>de</strong> la ignorancia. Libre ya <strong>de</strong> la opresión <strong>de</strong> Roma, alcanzó la nación una<br />

fuerza y una gran<strong>de</strong>za que jamás conociera hasta entonces. Suecia vino a ser uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> baluartes <strong>de</strong>l<br />

protestantismo. Un siglo más tar<strong>de</strong>, en tiempo <strong>de</strong> peligro inminente, esta pequeña y hasta entonces débil<br />

nación —la única en Europa que se atrevió a prestar su ayuda— intervino en auxilio <strong>de</strong> Alemania en el<br />

terrible conflicto <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> treinta años. Toda la Europa <strong>de</strong>l norte parecía estar a punto <strong>de</strong> caer otra<br />

vez bajo la tiranía <strong>de</strong> Roma. Fueron <strong>los</strong> ejércitos <strong>de</strong> Suecia <strong>los</strong> que habilitaron a Alemania para rechazar<br />

la ola romanista y asegurar tolerancia para <strong>los</strong> protestantes —calvinistas y luteranos,— y para <strong>de</strong>volver<br />

la libertad <strong>de</strong> conciencia a <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> que habían aceptado la Reforma.<br />

* * * * * * *<br />

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