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El Conflicto de los Siglos por Elena de White

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

se <strong>de</strong>sbandó y se dispersó como <strong>por</strong> un po<strong>de</strong>r invisible. Las tropas husitas persiguieron a <strong>los</strong> fugitivos y<br />

mataron a gran número <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, y un rico botín quedó en manos <strong>de</strong> <strong>los</strong> vencedores, <strong>de</strong> modo que, en<br />

lugar <strong>de</strong> empobrecer a <strong>los</strong> bohemios, la guerra <strong>los</strong> enriqueció.<br />

Pocos años <strong>de</strong>spués, bajo un nuevo papa, se preparó otra cruzada. Como anteriormente, se volvió<br />

a reclutar gente y a allegar medios <strong>de</strong> entre <strong>los</strong> países papales <strong>de</strong> Europa. Se hicieron <strong>los</strong> más halagüeños<br />

ofrecimientos a <strong>los</strong> que quisiesen tomar parte en esta peligrosa empresa. Se daba indulgencia plenaria a<br />

<strong>los</strong> cruzados aunque hubiesen cometido <strong>los</strong> más monstruosos crímenes. A <strong>los</strong> que muriesen en la guerra<br />

se les aseguraba hermosa recompensa en el cielo, y <strong>los</strong> que sobreviviesen cosecharían honores y riquezas<br />

en el campo <strong>de</strong> batalla. Así se logró reunir un inmenso ejército que cruzó la frontera y penetró en<br />

Bohemia. Las fuerzas husitas se retiraron ante el enemigo y atrajeron así a <strong>los</strong> invasores al interior <strong>de</strong>l<br />

país, <strong>de</strong>jándoles creer que ya habían ganado la victoria. Finalmente, el ejército <strong>de</strong> Procopio se <strong>de</strong>tuvo y<br />

dando frente al enemigo se a<strong>de</strong>lantó al combate. Los cruzados <strong>de</strong>scubrieron entonces su error y esperaron<br />

el ataque en sus reales. Al oír el ejército que se aproximaba contra el<strong>los</strong> y aun antes <strong>de</strong> que vieran a <strong>los</strong><br />

husitas, el pánico volvió a apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> <strong>los</strong> cruzados.<br />

Los príncipes, <strong>los</strong> generales y <strong>los</strong> soldados rasos, arrojando sus armas, huyeron en todas<br />

direcciones. En vano el legado papal que guiaba la invasión se esforzó en reunir aquellas fuerzas<br />

aterrorizadas y dispersas. A pesar <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cididísimo empeño, él mismo se vio precisado a huir entre <strong>los</strong><br />

fugitivos. La <strong>de</strong>rrota fue completa y otra vez un inmenso botín cayó en manos <strong>de</strong> <strong>los</strong> vencedores. De<br />

esta manera <strong>por</strong> segunda vez un gran ejército <strong>de</strong>spachado <strong>por</strong> las más po<strong>de</strong>rosas naciones <strong>de</strong> Europa,<br />

una hueste <strong>de</strong> valientes guerreros, disciplinados y bien pertrechados, huyó sin asestar un solo golpe, ante<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> una nación pequeña y débil. Era una manifestación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r divino. Los invasores<br />

fueron heridos <strong>por</strong> un terror sobrenatural. <strong>El</strong> que anonadó <strong>los</strong> ejércitos <strong>de</strong> Faraón en el Mar Rojo, e hizo<br />

huir a <strong>los</strong> ejércitos <strong>de</strong> Madián ante Ge<strong>de</strong>ón y <strong>los</strong> trescientos, y en una noche abatió las fuerzas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

orgul<strong>los</strong>os asirios, extendió una vez más su mano para <strong>de</strong>struir el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l opresor. "Allí se<br />

sobresaltaron <strong>de</strong> pavor don<strong>de</strong> no había miedo; <strong>por</strong>que Dios ha esparcido <strong>los</strong> huesos <strong>de</strong>l que asentó campo<br />

contra ti: <strong>los</strong> avergonzaste, <strong>por</strong>que Dios <strong>los</strong> <strong>de</strong>sechó." (Salmo 53: 5.)<br />

Los caudil<strong>los</strong> papales <strong>de</strong>sesperaron <strong>de</strong> conseguir nada <strong>por</strong> la fuerza y se resolvieron a usar <strong>de</strong><br />

diplomacia. Se adoptó una transigencia que, aparentando conce<strong>de</strong>r a <strong>los</strong> bohemios libertad <strong>de</strong> conciencia,<br />

<strong>los</strong> entregaba al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Roma. Los bohemios habían especificado cuatro puntos como condición para<br />

hacer la paz con Roma, a saber: La predicación libre <strong>de</strong> la Biblia; el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> toda la iglesia a participar<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> elementos <strong>de</strong>l pan y vino en la comunión, y el uso <strong>de</strong> su idioma nativo en el culto divino; la<br />

exclusión <strong>de</strong>l clero <strong>de</strong> <strong>los</strong> cargos y autoridad seculares; y en casos <strong>de</strong> crímenes, su sumisión a la<br />

jurisdicción <strong>de</strong> las cortes civiles que tendrían acción sobre clérigos y laicos. Al fin, las autorida<strong>de</strong>s<br />

papales "convinieron en aceptar <strong>los</strong> cuatro artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> husitas, pero estipularon que el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

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