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(Richard Dawkins) el gen egoista

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<strong>el</strong>lo puede predisponer a una hembra a cultivar a su propia madre como una máquina<br />

eficiente para hacer hermanas. Un <strong>gen</strong> para hacer hermanas de forma indirecta se<br />

reproduce más rápidamente que un <strong>gen</strong> para hacer descendientes de forma directa. Por lo<br />

tanto, la esterilidad de las obreras se desarrolló. Se puede presumir que no se debe a un<br />

accidente <strong>el</strong> hecho de que la verdadera sociabilidad, acompañada de esterilidad en las<br />

obreras, al parecer haya evolucionado no menos de once veces de forma independiente en<br />

los himenópteros y solamente una en <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> reino animal, especialmente en las<br />

termitas.<br />

Sin embargo, existe una trampa. Si las obreras tienen éxito en cultivar a su madre<br />

como a una máquina de producir hermanas, deben refrenar de alguna manera su<br />

tendencia natural a darles un número igual de hermanos. Desde <strong>el</strong> punto de vista de una<br />

obrera, las probabilidades de que un hermano contenga uno de sus <strong>gen</strong>es en particular es<br />

sólo ¼. Por lo tanto, si a la reina se le permitiese producir machos y hembras en iguales<br />

proporciones, <strong>el</strong> cultivo no resultaría provechoso en lo que respecta a las obreras. No<br />

estarían <strong>el</strong>las incrementando al máximo la propagación de sus preciosos <strong>gen</strong>es.<br />

Trivers y Haré se percataron de que las obreras deben intentar influir para que la<br />

proporción sexual favorezca a las hembras. Tomaron los cálculos de Fisher respecto a las<br />

proporciones sexuales óptimas (que consideramos en <strong>el</strong> capítulo anterior) y las adaptaron<br />

al caso especial de los himenópteros. Resultó que la r<strong>el</strong>ación óptima de inversión para<br />

una madre es, como de costumbre, 1:1. Pero la proporción óptima para una hermana es<br />

de 3:1 en favor de las hermanas y en contra de los hermanos. Si eres una hembra<br />

himenóptera, la manera más eficiente para propagar tus <strong>gen</strong>es es abstenerte de procrear y<br />

hacer que tu madre te dé hermanas y hermanos reproductores en la proporción de 3:1.<br />

Pero si debes tener descendientes propios, puedes beneficiar más a tus <strong>gen</strong>es teniendo<br />

hijos e hijas reproductores en igual proporción.<br />

Como hemos visto, la diferencia entre las reinas y las obreras no es <strong>gen</strong>ética. En<br />

cuanto concierne a los <strong>gen</strong>es, un embrión de hembra podría estar destinado a una obrera,<br />

la cual «desea» una proporción entre los sexos de 3:1, o bien a una reina, la cual «desea»<br />

una proporción de 1:1. ¿Qué significa este «desear»? Quiere decir que un <strong>gen</strong> que se<br />

encuentra en <strong>el</strong> cuerpo de una reina puede propagarse mejor si tal cuerpo invierte, de<br />

manera equitativa, en hijos e hijas reproductores. Pero <strong>el</strong> mismo <strong>gen</strong>, al encontrarse en <strong>el</strong><br />

cuerpo de una obrera, puede propagarse mejor al hacer que la madre de tal cuerpo tenga<br />

más hijas que hijos. No hay una paradoja real. Un <strong>gen</strong> debe sacar la mejor ventaja de los<br />

niv<strong>el</strong>es de poder que se encuentren a su disposición. Si se encuentra en posición de influir<br />

en <strong>el</strong> desarrollo de un cuerpo que está destinado a convertirse en una reina, su estrategia<br />

mina de tún<strong>el</strong>es. Cada individuo sale económicamente mejor parado formando parte de una<br />

unión de compañeros mineros. Por tanto, un gran sistema de madriguera, operado por<br />

docenas de obreros cooperadores, es un empeño constante, como nuestro hipotético «árbol<br />

vacío», ¡y más aún! Dado que viven en un próspero laberinto comunitario, y que su madre<br />

aun produce plenos hermanos y hermanas en su interior, resulta muy bajo <strong>el</strong> estímulo para<br />

abandonar la madriguera y crear una familia propia. Aunque algunos de los ratones jóvenes<br />

tuviesen sólo medio-hermanos, <strong>el</strong> argumento d<strong>el</strong> «empeño permanente» aún puede ser lo<br />

suficientemente poderoso como para mantener en casa a los adultos jóvenes.<br />

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