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Panorama Social de América Latina 2016

El tema central de esta edición del Panorama Social de América Latina es la desigualdad social, considerada como un desafío fundamental y un obstáculo para el desarrollo sostenible. Se abordan algunos de los ejes y dimensiones de la desigualdad social, llamando la atención sobre la forma en que estos se entrecruzan y se potencian mutuamente. En sus distintos capítulos se examinarán las desigualdades en la distribución del ingreso (personal y funcional) y de la propiedad, las desigualdades a lo largo del ciclo de vida, las desigualdades en el uso del tiempo entre hombres y mujeres, y la situación de las poblaciones afrodescendientes como una de las manifestaciones de las desigualdades étnico-raciales. Asimismo, se analizan las tendencias recientes en cuanto a los recursos públicos disponibles para financiar políticas sociales capaces de hacer frente a la pobreza y la desigualdad y promover un desarrollo social inclusivo.

El tema central de esta edición del Panorama Social de América Latina es la desigualdad social, considerada como un desafío fundamental y un obstáculo para el desarrollo sostenible. Se abordan algunos de los ejes y dimensiones de la desigualdad social, llamando la atención sobre la forma en que estos se entrecruzan y se potencian mutuamente. En sus distintos capítulos se examinarán las desigualdades en la distribución del ingreso (personal y funcional) y de la propiedad, las desigualdades a lo largo del ciclo de vida, las desigualdades en el uso del tiempo entre hombres y mujeres, y la situación de las poblaciones afrodescendientes como una de las manifestaciones de las desigualdades étnico-raciales. Asimismo, se analizan las tendencias recientes en cuanto a los recursos públicos disponibles para financiar políticas sociales capaces de hacer frente a la pobreza y la desigualdad y promover un desarrollo social inclusivo.

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244 Capítulo V<br />

Comisión Económica para <strong>América</strong> <strong>Latina</strong> y el Caribe (CEPAL)<br />

Aun cuando<br />

la población<br />

afro<strong>de</strong>scendiente<br />

se encuentra en<br />

un estadio pleno o<br />

avanzando <strong>de</strong> su<br />

transición <strong>de</strong>mográfica,<br />

en la mayoría <strong>de</strong> los<br />

países se trata <strong>de</strong><br />

poblaciones que son<br />

relativamente más<br />

jóvenes que el resto<br />

<strong>de</strong> la población.<br />

<strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> poblacional, el peso relativo <strong>de</strong> las personas mayores afro<strong>de</strong>scendientes<br />

(<strong>de</strong> 60 años y más) es más elevado en la Argentina, Cuba, Panamá, el Uruguay y Venezuela<br />

(República Bolivariana <strong>de</strong>), países en que ellas superan el 10% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la población<br />

afro<strong>de</strong>scendiente, llegando a representar el 15,2% en Cuba; a su vez, en Bolivia (Estado<br />

Plurinacional <strong>de</strong>) y el Ecuador el peso relativo <strong>de</strong> las personas mayores afro<strong>de</strong>scendientes<br />

no llega al 7%. En síntesis, aun cuando se observa una cierta convergencia <strong>de</strong> los factores<br />

que mo<strong>de</strong>lan la composición etaria <strong>de</strong> la población afro<strong>de</strong>scendiente, esta revela a la vez<br />

diferentes situaciones en los países <strong>de</strong> la región, que presentan estructuras envejecidas en<br />

mayor o menor medida. Junto con ello, las discontinuida<strong>de</strong>s que se perciben al examinar con<br />

mayor <strong>de</strong>talle la composición etaria evi<strong>de</strong>ncian también que pue<strong>de</strong> existir una <strong>de</strong>claración<br />

<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación étnica diferenciada por edad y sexo (véase al respecto el recuadro V.3).<br />

Por tanto, en este campo se requiere un análisis pormenorizado que permita dilucidar<br />

<strong>de</strong> qué manera los procesos <strong>de</strong> aculturación y mestizaje o <strong>de</strong> revitalización étnico-racial<br />

interactúan y se combinan con las dinámicas <strong>de</strong>mográficas y sus componentes inherentes<br />

(la fecundidad, la mortalidad y la migración).<br />

Una segunda lectura <strong>de</strong>l cuadro V.2, complementaria a la anterior, permite afirmar que<br />

aun cuando la población afro<strong>de</strong>scendiente se encuentra en un estadio pleno o avanzando<br />

<strong>de</strong> su transición <strong>de</strong>mográfica, en la mayoría <strong>de</strong> los países se trata <strong>de</strong> poblaciones que son<br />

relativamente más jóvenes que el resto <strong>de</strong> la población. Esto claramente se observa, por<br />

ejemplo, en Cuba y el Uruguay, países que ya se encuentran en una etapa postransicional, pero<br />

cuyas poblaciones afro<strong>de</strong>scendientes son menos envejecidas que el resto <strong>de</strong> la población.<br />

En cambio, en Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezuela (República Bolivariana <strong>de</strong>) se<br />

aprecia la situación contraria, es <strong>de</strong>cir, poblaciones afro<strong>de</strong>scendientes más envejecidas que<br />

el resto <strong>de</strong> la población. En los tres primeros países (Honduras, Nicaragua y Panamá) esto<br />

sería coherente al menos con los niveles <strong>de</strong> fecundidad <strong>de</strong> la población afro<strong>de</strong>scendiente,<br />

que según estimaciones indirectas realizadas a partir <strong>de</strong> los censos son menores que los <strong>de</strong>l<br />

resto <strong>de</strong> la población. En cambio, en la República Bolivariana <strong>de</strong> Venezuela la fecundidad <strong>de</strong><br />

la población afro<strong>de</strong>scendiente resulta superior a la <strong>de</strong> la población no afro<strong>de</strong>scendiente, pero<br />

la pirámi<strong>de</strong> poblacional <strong>de</strong> la primera muestra un mayor envejecimiento; esto hace pensar<br />

que podría haber una <strong>de</strong>claración étnico-racial diferenciada según sexo y eda<strong>de</strong>s, que se<br />

traduciría en una subestimación importante <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> niños y niñas afro<strong>de</strong>scendientes,<br />

así como <strong>de</strong> mujeres (véase el recuadro V.3) 11 .<br />

La información en su conjunto revela también que las relaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong>mográfica son favorables, es <strong>de</strong>cir, que existe una mayor proporción <strong>de</strong> personas en<br />

edad <strong>de</strong> trabajar que <strong>de</strong> aquellas potencialmente inactivas. Este bono <strong>de</strong>mográfico es<br />

incluso más favorable entre las poblaciones afro<strong>de</strong>scendientes (lo que significa que estas<br />

tienen menores índices <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia). Sin embargo, aprovechar el bono <strong>de</strong>mográfico<br />

implica, por una parte, fortalecer las políticas <strong>de</strong> educación <strong>de</strong> calidad, asegurando que<br />

niños, niñas, adolescentes y jóvenes afro<strong>de</strong>scendientes no solo logren culminar los niveles<br />

primario y secundario, sino que puedan acce<strong>de</strong>r en igualdad <strong>de</strong> condiciones a los niveles<br />

superiores <strong>de</strong> educación, en los que aún persisten profundas <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s respecto<br />

a los promedios nacionales, como se verá en la sección C <strong>de</strong> este capítulo. También es<br />

crucial, como se discute en esa sección, afrontar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s en materia <strong>de</strong> salud<br />

a lo largo <strong>de</strong>l ciclo <strong>de</strong> vida, puesto que, en caso <strong>de</strong> no hacerlo, los riesgos acumulados<br />

conducirán, frente a las presiones <strong>de</strong>mográficas <strong>de</strong>l envejecimiento, a que en la vejez<br />

estas <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s se incrementen.<br />

11<br />

Para la República Bolivariana <strong>de</strong> Venezuela, sobre la base <strong>de</strong>l censo <strong>de</strong> 2011 se estima una tasa global <strong>de</strong> fecundidad <strong>de</strong> 2,5 hijos<br />

por mujer en el caso <strong>de</strong> la población afro<strong>de</strong>scendiente y <strong>de</strong> 2,2 en el caso <strong>de</strong> la no afro<strong>de</strong>scendiente. De acuerdo con ello, se<br />

esperaría, en principio, una mayor presencia relativa <strong>de</strong> niños en la primera que en la segunda, que no ocurre; la base <strong>de</strong> la<br />

pirámi<strong>de</strong> poblacional afro<strong>de</strong>scendiente —que correspon<strong>de</strong> a los niños y niñas— resulta llamativamente angosta o reducida.<br />

Junto con ello, se observa un claro <strong>de</strong>sequilibrio en la composición por sexo: mientras que en la población no afro<strong>de</strong>scendiente<br />

hay 103 mujeres por cada 100 hombres, en la población afro<strong>de</strong>scendiente se contabilizaron solo 68 mujeres por cada 100 hombres.

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