La Sirena Varada: Año II, Número 6

EL ARTE
DEL PLAGIO
O CÓMO COPIAR SIN
MORIR EN EL INTENTO
Por Aurora Ceres
Sí, aunque no quieras aceptarlo, todos
en algún momento de nuestra
vida hemos cometido plagio…
¡¿Cómo?! ¡Eso no es posible! ¡Me estás difamando!
Te aseguró que muchos pensarán
eso o algo similar al leer esa primera
línea, pero es la verdad. Desde los niños
pequeños hasta los autores reconocidos
han plagiado alguna vez un texto.
Pero, en lugar de querer convencerte
con palabras, mejor te lo demuestro: ¿Recuerdas
cuándo eras niño y te dejaban
hacer un resumen de un libro, monografía,
biografía, enciclopedia o cualquier otro
medio que gustes y mandes? Bien, si lo
recuerdas bien, tú copiabas párrafos enteros
de aquellos libros que llevabas a la
escuela, y después pegabas en tu cuaderno
una imagen ad hoc al resumen en cuestión
y… ¡Voilà! Tu resumen estaba listo.
O tal vez recuerdes que, cuando cursabas
la educación media superior, te
dejaban de tarea realizar un ensayo en
la materia que más te caía gorda, por
supuesto tú no tenías ni la más remota
idea del tema en cuestión y mucho
menos te perderías la tarde de cervezas
con tu novia o con tus amigos y
recurrías a la solución más sencilla (al
menos para la gente que es de mi generación
y para los que siguieron): buscar
en El rincón del vago o en Buenas tareas
el tema que necesitabas, medio lo leías
y medio le cambiabas las palabras, lo
hacías lo más bonito posible en Word
con márgenes de colores, letras llamativas
(por supuesto que Comic Sans no
podía faltar… qué horror) y rezabas
para que ninguno de tus compañeros
copiara el mismo trabajo.
Por supuesto, si eras más listo la solución
era buscar en internet ese mismo
tema pero en otro idioma, después
traducirlo con Babel Fish (el traductor
más confiable en aquellos días en que
Belanova cantaba Tus ojos. Sí, muchos
de ustedes no sabían ni hacer del baño
en aquel entonces), arreglar las frases
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