La Sirena Varada: Año II, Número 6
El sexto número de "La sirena varada: Revista literaria"
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alerta, tenía la atención puesta, no<br />
quería salir de casa, quería verla llegar,<br />
eso acrecentaba la ansiedad y reconcentraba<br />
mi curiosidad.<br />
Al verla llegar, velozmente me deslicé<br />
con ella entrando juntos por su puerta;<br />
un escalofrío también entró en la habitación<br />
y se posó en el aire humedeciendo<br />
todo, después de volcarme hacia ella,<br />
ese enigma me volvía loco, estaba trastornado.<br />
Su piel, si, su piel estaba dura, lo<br />
recuerdo, porque repasé mentalmente<br />
esa piel, que no era de adolescente, que<br />
no era suya, que ya era mía, quería que<br />
me tuviera ahí así de cerca pegado a ella.<br />
Entré en la otra habitación al percibir<br />
que de ahí emanaba aquel extraño olor,<br />
encontré una caja llena de sal y algunos<br />
trozos de piel estirándose en una malla,<br />
estaba la correa de mi perro, no podía<br />
dar crédito a lo que veía, un terror recorrió<br />
toda mi dermis, todo mi ser por<br />
dentro y por fuera sentía el horror al reconocer<br />
pieles curtidas de diferentes tipos<br />
incluso de animales. Ella no era una<br />
extraña, no era una conocida, ella, la<br />
misma, era la anciana la inquilina anterior,<br />
que fue condenada y víctima al estar<br />
atrapada en la piel de otros, piel que<br />
curtía y cosía para luego pegarla ¿Qué<br />
era ella? ¿Qué estaba haciendo yo ahí?<br />
El sonido de la puerta al cerrarse forjó<br />
un lazo de tenso silencio con olor espeso.<br />
Lo comprendí todo: mis amigos no me<br />
esperarían, ella se iría, mi abuela no regresaría<br />
hasta el lunes y el perro no ladraría.<br />
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