La Sirena Varada: Año II, Número 6

apenas entraba la luz del sol, sólo hallaron
un agujero en el suelo, pero nadie en él.
—¿Dónde está? —Peter miró con desesperación
en los ojos a Kate.
—No…no lo sé. ¡Estaba ahí! Sin poder
moverse —contestó ésta asustada.
Había varios metros de altura, y era
imposible bajar. Más sin tener con que
ayudarse. Debían encontrar un acceso
al piso subterráneo. Kate, en un estado
de excitación casi incontrolable, les
contó que se habían separado. Poco
después escuchó un tremendo ruido y
un leve grito. Cuando llegó al lugar de
donde provenía el chillido, se encontró
el agujero que daba a una planta inferior
y a Claire que había caído en él y
estaba inconsciente. Tras lo cual, salió
a toda prisa a buscarlos. No entendía
cómo era posible que no siguiera allí.
Buscaron y buscaron la forma de llegar
a ese lugar bajo sus pies que habían
visto con sus propios ojos que existía.
Pero no lograban hallar la manera de
hacerlo. Ni siquiera una mísera cuerda
eran capaces de encontrar.
Claire comenzaba a despertarse.
Sentía un profundo dolor en la parte
posterior de la cabeza. Además tenía
todo el cuerpo magullado y cuando intentaba
mover las piernas o las manos
le resultaba imposible.
—Mira quien se despierta —oyó decir
a una voz gutural.
Cuando logró abrir al fin los ojos y enfocar
la imagen borrosa que tenía fren-
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