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Food & Wine Mayo 2020

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1941<br />

-<br />

1960<br />

A COMER EN CASA<br />

¿QUÉ ESTABA SUCEDIENDO?<br />

Estaba terminando la Segunda Guerra<br />

Mundial. A principios de los 40 lo que<br />

había en casa eran enlatados y mucha<br />

incertidumbre. La recesión económica<br />

a nivel global era brutal, muchas rutas<br />

de transporte estaban fracturadas y<br />

obtener ingredientes en el supermercado<br />

era cosa complicada —independientemente<br />

de la clase social o el<br />

poder adquisitivo—. En esta poca<br />

disponibilidad se tradujo en gestos<br />

creativos que trajeron a la mesa<br />

platillos innovadores como las<br />

ensaladas en gelatina o preparaciones<br />

sustanciosas con salsas cremosas.<br />

Aunque la abundancia se recuperó<br />

con el tiempo, la intención de nutrir a<br />

los hijos y no desperdiciar la comida<br />

prevaleció en el espíritu de las amas de<br />

casa. Y así, conforme se acercaban los<br />

años 50, reinó la era de las comidas<br />

familiares, donde mandatos como: “no<br />

me importa si no te gusta, te lo<br />

comes”, o “no te paras de la mesa hasta<br />

que te termines tu plato”, se escuchaban<br />

con frecuencia. La función de la<br />

comida casera era alimentar y nutrir.<br />

Si a los niños no les apetecía un<br />

higadito de pollo en la sopa, a las<br />

mamás les tenía sin cuidado.<br />

DE VIVA VOZ<br />

Este fue el momento de los estofados,<br />

las cacerolas y guisados, de las salsas<br />

pesadas. Todo hecho en casa. Bertha<br />

María Díaz de Vega nació en 1941 en el<br />

puerto de Veracruz y recuerda con<br />

claridad: “antes, ver una salsa de frasco<br />

era impensable. Si querías hacer unos<br />

chilaquiles, había que hacer los<br />

totopos y la salsa. No salían de una caja<br />

y un frasco. No estoy segura de que<br />

antes comiéramos más sano, tal vez no<br />

cuidábamos tanto las calorías, pero<br />

cuando yo era niña sin duda todo<br />

era más natural”.<br />

Por ejemplo, un guisado era un gran obsequio de<br />

agradecimiento, porque implicaba una cantidad<br />

importante de tiempo y esfuerzo el confeccionarlo: “a<br />

mi esposo —era doctor— por ejemplo, le traían a regalar<br />

chilorio de Sinaloa, pero hecho en casa. No como ahora<br />

que vas al súper y lo compras en bolsa de La Chata: ¿te<br />

imaginas que alguien regalara eso?”<br />

El manejo de lácteos implicaba un esfuerzo por parte<br />

de quienes querían consumirlos. Esto iba mucho más<br />

allá de tomar un empaque del refrigerador y ponerlo en<br />

el carrito de súper: “el yogurt mucha gente lo hacía<br />

en casa con unas pastillas de cuajo que comprabas en la<br />

droguería y luego lo colabas en una manta de cielo. La<br />

leche bronca te la vendían en botellas de un litro,<br />

directito del rancho. Tenías que hervirla y salía muy<br />

buena nata. Hacías panqués, mantecadas, galletas”.<br />

En la era de lo hecho en casa, el rol de la mujer estaba<br />

muy apegado al espacio doméstico y la cocina era una<br />

forma de complacer a sus cónyuges —en esa época un<br />

hombre que guisaba para su familia era una rareza—.<br />

Tampoco había tantos restaurantes, así que el aspecto<br />

social de la mesa se cubría desde los hogares. La visita a<br />

un restaurante era reservada para ocasiones especiales.<br />

1961<br />

-<br />

1980<br />

PROCESOS<br />

MÁS SIMPLES<br />

¿QUÉ ESTABA SUCEDIENDO?<br />

Apertura, revolución y cambio fueron las notas que<br />

marcaron el ritmo de México entre 1961 y 1980. En el<br />

mundo, los 60 marcaron la revolución de la juventud y<br />

el inicio del feminismo, movimiento cuya cadencia<br />

traería cambios importantes en los hogares mexicanos<br />

durante los 70, cuando las mujeres comenzaron a<br />

integrarse a universidades y sitios laborales.<br />

La nouvelle cuisine, de Paul Bocuse, afianzaba a la<br />

gastronomía francesa en las mesas del mundo y figuras<br />

femeninas como Jackie Kennedy —con su elección del<br />

francés René Verdon como chef oficial de la Casa<br />

Blanca— y Julia Child con sus crepes Suzette y salsa<br />

madre, elevaron esta concepción.<br />

La economía florecía y con ella el consumo de carne,<br />

aunque en México venían acompañadas de los clásicos<br />

frijoles de la olla y arroz; los vegetales no eran tomados<br />

en cuenta. Las mamás preparaban comida sustanciosa,<br />

casi siempre, al gusto de su marido.

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