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1941<br />
-<br />
1960<br />
A COMER EN CASA<br />
¿QUÉ ESTABA SUCEDIENDO?<br />
Estaba terminando la Segunda Guerra<br />
Mundial. A principios de los 40 lo que<br />
había en casa eran enlatados y mucha<br />
incertidumbre. La recesión económica<br />
a nivel global era brutal, muchas rutas<br />
de transporte estaban fracturadas y<br />
obtener ingredientes en el supermercado<br />
era cosa complicada —independientemente<br />
de la clase social o el<br />
poder adquisitivo—. En esta poca<br />
disponibilidad se tradujo en gestos<br />
creativos que trajeron a la mesa<br />
platillos innovadores como las<br />
ensaladas en gelatina o preparaciones<br />
sustanciosas con salsas cremosas.<br />
Aunque la abundancia se recuperó<br />
con el tiempo, la intención de nutrir a<br />
los hijos y no desperdiciar la comida<br />
prevaleció en el espíritu de las amas de<br />
casa. Y así, conforme se acercaban los<br />
años 50, reinó la era de las comidas<br />
familiares, donde mandatos como: “no<br />
me importa si no te gusta, te lo<br />
comes”, o “no te paras de la mesa hasta<br />
que te termines tu plato”, se escuchaban<br />
con frecuencia. La función de la<br />
comida casera era alimentar y nutrir.<br />
Si a los niños no les apetecía un<br />
higadito de pollo en la sopa, a las<br />
mamás les tenía sin cuidado.<br />
DE VIVA VOZ<br />
Este fue el momento de los estofados,<br />
las cacerolas y guisados, de las salsas<br />
pesadas. Todo hecho en casa. Bertha<br />
María Díaz de Vega nació en 1941 en el<br />
puerto de Veracruz y recuerda con<br />
claridad: “antes, ver una salsa de frasco<br />
era impensable. Si querías hacer unos<br />
chilaquiles, había que hacer los<br />
totopos y la salsa. No salían de una caja<br />
y un frasco. No estoy segura de que<br />
antes comiéramos más sano, tal vez no<br />
cuidábamos tanto las calorías, pero<br />
cuando yo era niña sin duda todo<br />
era más natural”.<br />
Por ejemplo, un guisado era un gran obsequio de<br />
agradecimiento, porque implicaba una cantidad<br />
importante de tiempo y esfuerzo el confeccionarlo: “a<br />
mi esposo —era doctor— por ejemplo, le traían a regalar<br />
chilorio de Sinaloa, pero hecho en casa. No como ahora<br />
que vas al súper y lo compras en bolsa de La Chata: ¿te<br />
imaginas que alguien regalara eso?”<br />
El manejo de lácteos implicaba un esfuerzo por parte<br />
de quienes querían consumirlos. Esto iba mucho más<br />
allá de tomar un empaque del refrigerador y ponerlo en<br />
el carrito de súper: “el yogurt mucha gente lo hacía<br />
en casa con unas pastillas de cuajo que comprabas en la<br />
droguería y luego lo colabas en una manta de cielo. La<br />
leche bronca te la vendían en botellas de un litro,<br />
directito del rancho. Tenías que hervirla y salía muy<br />
buena nata. Hacías panqués, mantecadas, galletas”.<br />
En la era de lo hecho en casa, el rol de la mujer estaba<br />
muy apegado al espacio doméstico y la cocina era una<br />
forma de complacer a sus cónyuges —en esa época un<br />
hombre que guisaba para su familia era una rareza—.<br />
Tampoco había tantos restaurantes, así que el aspecto<br />
social de la mesa se cubría desde los hogares. La visita a<br />
un restaurante era reservada para ocasiones especiales.<br />
1961<br />
-<br />
1980<br />
PROCESOS<br />
MÁS SIMPLES<br />
¿QUÉ ESTABA SUCEDIENDO?<br />
Apertura, revolución y cambio fueron las notas que<br />
marcaron el ritmo de México entre 1961 y 1980. En el<br />
mundo, los 60 marcaron la revolución de la juventud y<br />
el inicio del feminismo, movimiento cuya cadencia<br />
traería cambios importantes en los hogares mexicanos<br />
durante los 70, cuando las mujeres comenzaron a<br />
integrarse a universidades y sitios laborales.<br />
La nouvelle cuisine, de Paul Bocuse, afianzaba a la<br />
gastronomía francesa en las mesas del mundo y figuras<br />
femeninas como Jackie Kennedy —con su elección del<br />
francés René Verdon como chef oficial de la Casa<br />
Blanca— y Julia Child con sus crepes Suzette y salsa<br />
madre, elevaron esta concepción.<br />
La economía florecía y con ella el consumo de carne,<br />
aunque en México venían acompañadas de los clásicos<br />
frijoles de la olla y arroz; los vegetales no eran tomados<br />
en cuenta. Las mamás preparaban comida sustanciosa,<br />
casi siempre, al gusto de su marido.