04.05.2020 Views

Food & Wine Mayo 2020

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

SON ALTOS Y RETORCIDOS, CALIENTES AL<br />

TACTO, EMPACADOS EN PAPEL DE ESTRAZA<br />

OSCURECIDO POR EL ACEITE QUE BRILLAN<br />

CONFORME SUS CRISTALES DE AZÚCAR<br />

ATRAPAN Y REFRACTAN LA LUZ DE LA TARDE.<br />

LA CHEF CLAUDETTE ZEPEDA le pasa un billete al vendedor por la<br />

ventanilla del conductor y saca un churro, liberando una pequeña<br />

y celestial nube de canela en polvo. “Los churros de la frontera<br />

son los mejores”, dice, “hay algo en su textura”.<br />

Estamos en Tijuana, México, a pocos metros de la puerta<br />

de entrada de San Ysidro, uno de los cruces fronterizos más<br />

concurridos del mundo. Para cientos de miles de los 4.9 millones<br />

de personas que viven en la región de San Diego-Tijuana en<br />

ambos países, atravesar la frontera México-Estados Unidos –ya<br />

sea por trabajo, para visitar a la familia, para hacer un mandado–<br />

es parte del ritmo diario de la vida. Pero es julio de 2019, y la<br />

atmósfera se siente tensa al conocerse que, después de ser<br />

aprehendidos, al menos seis niños murieron bajo la custodia de<br />

la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos<br />

en los recientes 10 meses. Encrispando aún más los nervios, sólo<br />

un día antes, un ciudadano norteamericano de 18 años había<br />

sido liberado del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas<br />

en Texas después de 23 días de detención injustificada. Había<br />

perdido 13 kilos y no se había bañado en más de tres semanas.<br />

El miedo en el aire es tangible entre los vendedores callejeros<br />

que se entretejen en las largas filas de tráfico. Pero para Zepeda, el<br />

cruce es también algo familiar, una realidad cotidiana de la vida<br />

desde que tiene memoria. “En preparatoria nos íbamos de pinta<br />

y veníamos a TJ. Era un tope, no una frontera”, cuenta la chef.<br />

Zepeda nació en San Diego –su madre cruzó la frontera dos<br />

semanas antes de dar a luz para asegurarse de que su hija tenga<br />

la ciudadanía estadounidense. Días después de su nacimiento,<br />

las dos volvieron a Tijuana, donde Zepeda pasó su infancia,<br />

aprendiendo inglés con Plaza Sésamo y viendo repeticiones de<br />

The French Chef, de Julia Child. La familia se mudó a San Diego<br />

en los 90, y Zepeda aún vive ahí, pero su relación con ambas<br />

ciudades es fluida. Hace viajes semanales a Tijuana para comprar<br />

quesos mexicanos imposibles de enontrar en Estados Unidos,<br />

botellitas de chamoy de jamaica para preparar vinagretas y cajas<br />

de callo de hacha, las vieiras dulces y firmes con forma de media<br />

luna originarias del Mar de Cortés, que se esponjan tanto en el<br />

aguachile que pereciera que van a explotar, salpicando riachuelos<br />

de tomatillo y limón.<br />

La acompaño en uno de estos viajes, y nos dirigimos hacia el<br />

sur por la interestatal 5 hasta que llegamos al Mercado Hidalgo:<br />

el corazón de Tijuana, según Zepeda. Antes de ir de compras<br />

paramos en Tacos Fritos, un puesto legendario de birria en<br />

una orilla del mercado, donde vemos a un taquero sumergir<br />

tortillas en aceite de chiles color carmesí, asarlas en una parrila<br />

y doblarlas alrededor de carne deshebrada. Comemos tacos<br />

de birria y sorbemos caldo mientras Zepeda me lleva por la<br />

aventura que fue para ella entrar al mundo de la cocina. Trabajó<br />

en San Diego, para Javier Plascencia, en Bracero, y para Gavin<br />

Kaysen en El Bizcocho. Compitió en Top Chef México, lo que<br />

describe como una de las experiencias más significativas de su<br />

vida; tiene el sentimiento opuesto sobre su participación en la<br />

temporada 15 de la versión estadounidense: “Fui la mexicana<br />

enojada”, dice al respecto, aunque la exposición le ayudó a abrir<br />

su propio restaurante, El Jardín, en Liberty Station, en San Diego.<br />

(Dejó el proyecto en el verano de 2019. Se espera que su próximo<br />

restaurante abra el próximo invierno.)<br />

En el recuento, Zepeda aparece como una madre tierra,<br />

intentando curar el trauma generacional. “Como mujeres,<br />

llevamos en el vientre la carga, el dolor y el sufrimiento de<br />

nuestros ancestros”, cuenta, hablando de su experiencia como<br />

madre soltera de dos niños antes de cumplir 21 años, o recordando<br />

a su abuela, que sabía sólo dos frases en inglés: “bien” y “también<br />

te quiero”. Pero unos segundos después, cambia de velociad: “Hay<br />

ciertos puentes que me vale madres quemar”, revela, acordándose<br />

de un compañero de trabajo tóxico en particular, o de las veces<br />

en que ha sido minimizada, olvidada. Uno empieza a entender<br />

que el don de Zepeda está en habitar los dos roles: el de madre<br />

y el de militante, el de la empatía y la fortaleza, el de protectora<br />

y el de vengadora. Es parte de su encanto.<br />

En el Mercado Hidalgo nos adentramos en sus 80 puestos,<br />

pausando para probar tamarindo fresco o para comprar piñones,<br />

queso Ramonetti y chiltepines, y<br />

para ver cómo los vendedores<br />

libran y pierden su infinita batalla<br />

en contra de las abejas que se<br />

apiñan en los conos de piloncillo.<br />

Los churros de azúcar y<br />

canela de Zepeda rinden<br />

homenaje a los sabores<br />

de Tijuana.<br />

FOOD STYLING: CHELSEA ZIMMER; PROP STYLING: THOM DRIVER; PEINADO Y MAQUIILLAJE: ELIZABETH ROOT.<br />

62<br />

MAYO <strong>2020</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!