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ALACENAS DE<br />
DISTINTAS LATITUDES<br />
CDMX<br />
Mónica Uriarte, 54 años.<br />
Siempre en la alacena:<br />
Lo que nunca falta en la alacena<br />
es pasta seca, especias (pimienta,<br />
orégano y sal con ajo) y a mí me<br />
encantan los frutos secos como las<br />
pepitas, ajonjolí y arándanos, para<br />
sazonar con un puñito mis platillos.<br />
En el carrito de súper:<br />
Puré de jitomate para mis pastas<br />
y picadillos.<br />
Platillo más popular:<br />
La cochinita pibil, es algo que le<br />
gusta a mi familia y también mis<br />
tortitas de carne en salsa verde.<br />
Las devoran.<br />
NUEVO LEÓN<br />
Berenice, 37 años.<br />
Siempre en la alacena:<br />
Arroz, frijol y avena.<br />
En el carrito de súper:<br />
Frutas, verduras, específicamente<br />
manzanas, papaya, espinaca, brócoli<br />
y jitomate.<br />
Platillo más popular:<br />
Panqué de avena, plátano y cocoa.<br />
LA BAJA<br />
Mónica de la Fuente, 49 años.<br />
Siempre en la alacena:<br />
Tortillas de harina, yogurt y queso.<br />
En el carrito de súper:<br />
Fruta, frijoles, queso, huevo,<br />
tortillas, yogurt, té, pescado.<br />
Platillo más popular:<br />
Burritos de frijol con queso.<br />
DE VIVA VOZ<br />
Rosy Andrade vivió su juventud<br />
durante los 60 en la Ciudad de México.<br />
Recuerda que a pesar de que Rosita, su<br />
mamá, trabajaba en la clínica de su<br />
padre, siempre supervisaba el menú y<br />
decidía lo que se cocinaría en la<br />
semana. La comida que hacían en casa<br />
de Rosy tenía mucho que ver con lo<br />
que su papá quisiera comer. Esto<br />
incluía sopa aguada, a veces de<br />
municiones o a veces coditos, un<br />
guisado, como el cuete de res con<br />
papas y zanahorias, todo hervido en<br />
una olla exprés. “Las meriendas eran<br />
muy sencillas en la mayoría de las<br />
casas.” Rosy recuerda que las otras<br />
familias casi siempre comían algún<br />
pan y café con leche, aunque en su<br />
casa eran más comunes los antojitos<br />
mexicanos como los sopecitos y<br />
las enchiladas.<br />
Regina Vázquez, que tenía 26 años<br />
en aquel entonces, recuerda que a<br />
inicios de los 70 hacía la papilla para<br />
sus hijos con lo que se ocurriera:<br />
papas, espinacas, chícharo y a veces<br />
hasta una puntita de chile verde.<br />
Cuando crecieron, ella les cocinaba<br />
con gusto, pero no les daba a escoger.<br />
“Aquí no es restaurante”, sentenciaba<br />
al que pedía algo que no estaba en<br />
su menú.<br />
Ella no dedicaba largas horas a<br />
preparaciones complejas. Sus guisos se<br />
volvieron platillos más sencillos como<br />
picadillo, tortitas de carne o entomatadas.<br />
De su madre, María, heredó una<br />
máxima: la de nunca comprar salsas o<br />
sopas de lata —a la fecha sigue sin<br />
utilizarlas—, eso había que prepararlo<br />
desde cero.<br />
La comida para llevar o preparada<br />
no era muy común, “ni mi mamá ni yo<br />
compramos comida preparada a<br />
nuestro hijos, todo lo preparábamos<br />
en casa”. Los ingredientes aún se<br />
conseguían en los mercados, “aunque<br />
ya existían los supermercados, sólo<br />
habían unos cuantos, estaban lejos y<br />
en el mercado tenía marchantes”.