La sociedad del espectáculo
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<strong>La</strong> <strong>sociedad</strong> <strong>del</strong> <strong>espectáculo</strong><br />
Guy Debord<br />
de la revolución proletaria en Alemania: “Esta autosugestión histórica,<br />
tan errónea como la podría haber concebido cualquier visionario<br />
político, sería incomprensible en el caso de Marx, que en esta<br />
época ya había estudiado seriamente la economía, si no se viera en<br />
ella el resultado de un resto de dialéctica antitética hegeliana de la<br />
que ni Marx ni Engels supieron nunca deshacerse completamente.<br />
En aquellos tiempos de efervescencia general esto fue más fatal aún<br />
para ellos”.<br />
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<strong>La</strong> inversión que Marx efectúa para una “salvación por transferencia”<br />
<strong>del</strong> pensamiento de las revoluciones burguesas no consiste<br />
en reemplazar trivialmente por el desarrollo materialista de las<br />
fuerzas productivas el recorrido <strong>del</strong> Espíritu hegeliano yendo<br />
a su propio encuentro en el tiempo cuya objetivación es idéntica<br />
a su alienación y cuyas heridas históricas no dejan cicatrices. <strong>La</strong><br />
historia que deviene real ya no tiene fin. Marx destruyó la posición<br />
separada de Hegel ante lo que sucede; y la contemplación de<br />
un agente supremo exterior, sea el que sea. <strong>La</strong> teoría no tiene que<br />
conocer más que lo que ella hace. Por el contrario la contemplación<br />
<strong>del</strong> movimiento de la economía, en el pensamiento dominante de la<br />
<strong>sociedad</strong> actual es la heredera no subvertida de la parte no-dialéctica<br />
<strong>del</strong> intento hegeliano de componer un sistema circular: es una<br />
aprobación que ha perdido la dimensión <strong>del</strong> concepto y que no<br />
necesita justificarse en un hegelianismo, puesto que el movimiento<br />
que se trata de ensalzar no es más que un sector sin pensamiento<br />
<strong>del</strong> mundo, cuyo desarrollo mecánico domina efectivamente el<br />
todo. El proyecto de Marx es el de una historia consciente. Lo cuantitativo<br />
que surge en el desarrollo ciego de las fuerzas productivas<br />
simplemente económicas debe cambiarse por la apropiación histórica<br />
cualitativa. <strong>La</strong> crítica de la economía política es el primer acto de<br />
este fin de la prehistoria: “De todos los instrumentos de producción,<br />
el de mayor poder productivo es la clase revolucionaria misma”.<br />
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