Formar Leitores para Ler o Mundo - Leitura Gulbenkian - Fundação ...
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3. POSIBILIDAD DE TOCAR LOS OBJETOS QUE CONTIENEN LAS MALETAS Y DE OBSERVAR EL<br />
MATERIAL QUE ACOMPAÑA AL ACTO DE CONTAR<br />
Míriam: «... Todos los objetos y muñecos que traías eran muy curiosos,<br />
tanto los muñecos pequeños como los objetos que hacían sonido, y más<br />
aquellas cajas llenas de recuerdos...»<br />
Lavinia: «... Pienso que el momento culminante de la charla fue al final,<br />
cuando nos invitó a tocar los objetos. Todos nos levantamos y fuimos a<br />
observar las cajas, a tocar...»<br />
Alba: «... Una de las cosas que más me ha gustado, y no esperaba poder<br />
hacerlo, ha sido tocar y tener entre mis manos todos estos elementos y<br />
objetos mágicos, desde el libro más pequeño hasta una de las cosas más<br />
grandes, como podía ser la bruja...»<br />
4. CONCIENCIA DEL MUNDO INTERIOR, VOCACIÓN, TRANSFORMACIÓN, CONCIENCIA DE<br />
«VACÍO EXISTENCIAL»<br />
Míriam: «... Enviaste muchos mensajes útiles <strong>para</strong> uno mismo y mensajes<br />
que me llegaron dentro, como el de abrirse y conocerse uno mismo, abrirse<br />
y dar de uno mismo...»<br />
Fátima: «... A medida que hablabas, que explicabas, que nos mostrabas<br />
recuerdos... me olvidaba de los problemas... y quería soñar, volar, vivir<br />
todo lo que explicabas, y lo conseguí. Pensé que era hora de aprender a<br />
valorar pequeños aspectos de la vida que nos llevan a la felicidad.<br />
¿Cómo podía estar triste, preocupada o enfadada existiendo cosas tan<br />
maravillosas? ¡No valía la pena!...»<br />
Anna: «... Sus palabras resonaron dentro de un corazón inquieto y lleno de<br />
dudas... A veces buscamos... buscamos una cosa que no sabemos lo que es.<br />
De pequeños buscamos, de jóvenes buscamos y continuaremos buscando<br />
hasta encontrar aquello que sea capaz de llenar este vacío. Siempre he<br />
tenido este vacío... Al escuchar sus palabras se me abrió una vez más la<br />
esperanza [...] Soy consciente de que lo que hago me llena, es mi vocación,<br />
por esto quiero continuar buscando [...] Las palabras no sólo nos aportan<br />
conocimiento, sino que nos hacen sentir, nos ayudan a vivir, a experimentar,<br />
a conocer, son fuente de vida, una puerta que podemos abrir siempre<br />
que queramos, la llave de nuestra voluntad... Por eso con sus palabras me<br />
hizo sentir que podemos buscar y que merece la pena hacerlo...»<br />
Si estas chicas podían conectar con su mundo interno a través de los<br />
cuentos, las sugerencias de los objetos y la palabra del narrador en voz<br />
alta, es porque guardaban memoria de otros momentos en que una situación<br />
similar se había dado. Por lo tanto, a partir de este punto de contacto<br />
con el sí mismo, podrían transmitir su energía comunicativa a los<br />
alumnos que tendrían a su cuidado.<br />
Podrían transmitir los cuentos que guardan los libros a los niños y niñas<br />
que se introducen en el aprendizaje de la lectura en la Primaria.<br />
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La palabra se encarna en el que la escucha, se encarna en el que la lee, a<br />
partir de la experiencia vivida, a partir del significado vivenciado que<br />
tiene <strong>para</strong> el lector, a través de ser sentida y experimentada por el cuerpo.<br />
Por eso Bruno de la Salle manifestó en Guadalajara (Maratón 2002):<br />
... al contar, la palabra se encarna en el cuerpo.<br />
El que habla muestra su sí, el que escucha la encuentra<br />
en sí.<br />
Espacios interiores que guardan los registros<br />
de la memoria del cuerpo<br />
Fue en las sesiones con los más pequeños (p. 3, p. 4, p. 5, 1.º, 2.º de<br />
Primaria) cuando empecé a darme cuenta de la fuerza de las palabras<br />
acompañadas con imágenes y objetos.<br />
En las sesiones de cuentacuentos yo observo cómo penetran y abren espacios<br />
íntimos en cada ser que escucha. En estos espacios habitan las palabras<br />
junto a los recuerdos, junto a las sensaciones que se crean en el<br />
momento de contar con un libro, con un objeto, con la sugerencia de una<br />
aroma o con el sonido de un carrusel.<br />
Estoy convencido de que la lectura abre espacios en el interior del lector,<br />
espacios nuevos en algunos casos y espacios que estaban cerrados u olvidados<br />
en otros. Espacios antiguos en los que habitan emociones enquistadas<br />
por no haber encontrado la palabra que les permita fluir.<br />
Cuando estas palabras son leídas o escuchadas – leídas en los grafismos<br />
de las partituras que forman el texto escrito u oídas a través de la música<br />
de su sonido –, estas palabras ocupan i despliegan las arrugas del ser,<br />
abren puertas cerradas por el olvido o el dolor, despiertan abundantes<br />
sensaciones en el cuerpo.<br />
El cuerpo las registra, las guarda, las asocia al objeto libro, a la acción de<br />
leer, a la persona que se las ha entregado.<br />
El lector las registra en la memoria sensitiva del cuerpo. Esta memoria del<br />
cuerpo actúa sobre la decisión a tomar, y pone en funcionamiento la actitud<br />
de esfuerzo necesaria <strong>para</strong> leer.<br />
No debemos olvidar que esta decisión de tomar un libro <strong>para</strong> leer implica soledad,<br />
dificultad, esfuerzo, pero también satisfacción, plenitud, ilusión y<br />
una multitud de emociones sensitivas.<br />
Cito algunas opiniones de niños y niñas (2.º de Primaria, 7 años,) de la<br />
escuela Germanes Bertomeu de Mataró, recogidas por Maria, su maestra,<br />
después de una sesión del «trajinante de cuentos» en el aula.<br />
Haja explica: «... Llevó muchas cosas en las maletas mientras las mostraba<br />
sentí que eran maravillosas. Después nos dejó tocarlas y en aquel<br />
momento me emocioné. Me habría gustado mezclarme con ellas <strong>para</strong><br />
entender todos sus secretos.»