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la era del diamante.pdf

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—¿Y <strong>la</strong>s otras dos son...? —dijo <strong>la</strong> señorita<br />

Matheson, hab<strong>la</strong>ndo por un <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> boca ya que<br />

para entonces casi se había vuelto por completo.<br />

—Eufrosine, o <strong>la</strong> alegría, y Talía, o <strong>la</strong><br />

fertilidad —dijo Nell.<br />

—¿Aventuraría una opinión? —dijo <strong>la</strong><br />

señorita Matheson.<br />

—La de <strong>la</strong> derecha lleva flores, por lo que<br />

quizá sea Talía.<br />

—Diría que es una suposición razonable.<br />

—La de en medio parece tan feliz que debe<br />

de ser Eufrosine, y <strong>la</strong> de <strong>la</strong> izquierda está iluminada<br />

por rayos de sol, por lo que quizá sea Ag<strong>la</strong>ya.<br />

—Bien, como puedes ver, ninguna de el<strong>la</strong>s<br />

lleva el nombre, así que debemos conformarnos con<br />

conjeturas —dijo <strong>la</strong> señorita Matheson—. Pero no<br />

veo ningún fallo en tu razonamiento. Y no, no creo<br />

que sean <strong>la</strong>s Parcas o <strong>la</strong>s Furias.<br />

—Es un internado, lo que significa que <strong>la</strong>s<br />

alumnas viven allí. Pero tú no vivirás allí porque no

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