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la era del diamante.pdf

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—Oh, ¿y eso para qué sirve? —le respondió<br />

el condestable con sorna, y de pronto se ade<strong>la</strong>ntó y<br />

agarró a Nell por el pelo; no lo suficiente para<br />

hacerle daño. La agarró durante unos momentos y<br />

luego <strong>la</strong> soltó—. Así acaba <strong>la</strong> prim<strong>era</strong> lección —dijo.<br />

—¿Crees que debería cortarme el pelo?<br />

El condestable parecía terriblemente<br />

decepcionado.<br />

—Oh, no —dijo—, nunca te cortes para nada<br />

el pelo. ¿Si te agarrase por <strong>la</strong> muñeca —y lo hizo—<br />

te cortarías el brazo?<br />

—No, señor.<br />

—¿Te enseñó el Manual que <strong>la</strong> gente te<br />

agarraría por el pelo?<br />

—No, señor.<br />

—¿Te enseñó que los novios de mamá te<br />

pegarían y que tu madre no te protegería?<br />

—No, señor, excepto en el sentido en que me<br />

contó historias sobre gente que hacía el mal.<br />

—La gente haciendo el mal es una buena<br />

lección. Lo que viste aquí hace unas semanas —y

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