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<strong>Antología</strong> José Gabriel García<br />
inmaterial <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, no faltaba quienes hicieran la oposición trabajando a su vez por poner<br />
el po<strong>de</strong>r inmaterial <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as sobre la materialidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r.<br />
Y no autoriza a nadie a poner en duda estas verda<strong>de</strong>s, confirmadas por la tradición y por la<br />
historia, que el “Señor Báez, que tan aferrado se había mostrado a la magna obra <strong>de</strong> Santana,<br />
su adversario <strong>de</strong> tiempo atrás, a la Constitución <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1854, se nos presentara en<br />
1877 con una Constitución <strong>de</strong> principios tan avanzados como antes <strong>de</strong> ese año no habían sido<br />
sancionados en el país”, pues esta modificación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as en un hombre que había gobernado ya<br />
cuatro veces con las contrarias, exagerando su absolutismo a más y mejor en cada nuevo asalto<br />
que le daba al po<strong>de</strong>r, no fue sino un recurso vulgar <strong>de</strong> esos <strong>de</strong> que suele echar mano la ambición,<br />
tanto más ruin y miserable cuanto es más vehemente y está más arraigada; pero recurso que<br />
habría tenido <strong>de</strong> duración el tiempo necesario para que la situación se consolidara y pudiera<br />
volver impunemente al sistema terrible <strong>de</strong> los seis años. El pueblo, que nunca se equivoca, lo<br />
comprendió así, y por eso fue que “sin embargo <strong>de</strong> tanto liberalismo y <strong>de</strong> que ese era el sentido<br />
en que generalmente se dirigía la corriente <strong>de</strong> la opinión, el señor Báez no consiguió que fuera<br />
real la vida galvánica que por unos días le dio a su gobierno, que como todos los mal nacidos <strong>de</strong><br />
aquella época <strong>de</strong> nerviosidad revolucionaria, <strong>de</strong>sapareció para nunca jamás volver”.<br />
Tampoco es motivo para poner en duda las verda<strong>de</strong>s arriba dichas, confirmadas, lo repetimos,<br />
por la tradición y por la historia, que el pacto fundamental <strong>de</strong> 1881 que está en vigor,<br />
señalado por la crítica como menos a<strong>de</strong>lantado que el <strong>de</strong> 1880, aparezca como obra <strong>de</strong>l Partido Azul<br />
por nosotros tan pon<strong>de</strong>rado, pues como hemos tenido ocasión <strong>de</strong> manifestar en uno <strong>de</strong> nuestros<br />
artículos anteriores, el mencionado partido estaba siendo fiel a los principios liberales que en<br />
1865 le dieron vida, hasta que Cesáreo Guillermo primero y el Padre Meriño <strong>de</strong>spués, lo encaminaron<br />
por la opuesta senda, haciéndolo renegar <strong>de</strong> un pasado honroso conquistado a costa <strong>de</strong><br />
inmensos sacrificios; error lamentable en que nunca <strong>de</strong>bió incurrir, porque no solo le ha igualado<br />
a sus contrarios en el prurito <strong>de</strong> esclavizarse a las influencias personales, sino que ha venido empeñándose<br />
en reformas que diferencian sus instituciones <strong>de</strong> ahora <strong>de</strong> las inmediatamente prece<strong>de</strong>ntes,<br />
y forman un contraste chocante entre sus ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> otro tiempo con sus últimos propósitos,<br />
que tal parece como que van encaminados a <strong>de</strong>mostrar que se halla atravesando un período <strong>de</strong><br />
completa <strong>de</strong>sorganización, provocado sin duda por las incrustaciones <strong>de</strong> elementos heterogéneos<br />
que durante los bienios se han ido realizando al amparo <strong>de</strong> las conveniencias particulares.<br />
Y nos hemos <strong>de</strong>tenido tanto en este punto, porque estamos <strong>de</strong> acuerdo con El Faro en<br />
que “para conocer bien, o a lo menos con algún acierto, el modo <strong>de</strong> ser y las opiniones predominantes<br />
en los pueblos, <strong>de</strong>be uno cuanto más pueda, penetrar en el libro <strong>de</strong> su historia,<br />
para <strong>de</strong> allí sacar, en síntesis generales, lo que no se pue<strong>de</strong> inferir siquiera <strong>de</strong> los intereses<br />
que los partidos representan o <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n en cualquier instante <strong>de</strong> su labor política”. De ese<br />
libro hemos sacado hasta ahora nuestras <strong>de</strong>ducciones y estamos dispuestos a no per<strong>de</strong>rlo <strong>de</strong><br />
vista, aconsejando a El Faro que haga lo mismo, a fin <strong>de</strong> que se coloque siempre en el terreno<br />
firme <strong>de</strong> la verdad, como lo ha hecho al convenir en que si la primera República hubiera sido<br />
menos militar y un tanto civil, la legitimidad hubiera sido tradicional, rasgo <strong>de</strong> imparcialidad que no<br />
po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> aplaudir por cuanto viene en apoyo <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as que estamos sustentando<br />
en estos artículos, para honra <strong>de</strong>l pueblo dominicano y mengua <strong>de</strong> sus injustos <strong>de</strong>tractores.<br />
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