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Escritos históricos José Gabriel García<br />
magistratura <strong>de</strong>l Estado, con motivo <strong>de</strong> la renuncia <strong>de</strong>l general Regla Mota, sus primeros<br />
pasos como gobernante se encaminaron a crear odios irreconciliables entre los dominicanos,<br />
que hicieran para siempre imposible la conciliación y la tolerancia <strong>de</strong> los partidos.<br />
Las célebres puebladas <strong>de</strong> 1856, tan ofensivas a todos los respetos, como contrarias a<br />
todas las consi<strong>de</strong>raciones sociales; la monstruosa emisión <strong>de</strong> papel moneda, <strong>de</strong>stinada a la<br />
ruina <strong>de</strong> la agricultura cibaeña, y al provecho personal <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong> hombres escogidos<br />
por el po<strong>de</strong>r; 17 la <strong>de</strong>ificación <strong>de</strong> la ley sanguinaria <strong>de</strong> conspiradores, y el apoyo prestado a<br />
la constitución absolutista <strong>de</strong> 1854, no obstante haber sido con<strong>de</strong>nadas ambas con igual<br />
fuerza por el programa revolucionario <strong>de</strong> Santómas; el doloroso insulto hecho a la Nación<br />
por un orgulloso almirante <strong>de</strong> la marina <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> Napoleón III, en la persona <strong>de</strong>l benemérito<br />
general Sánchez, prócer ilustre <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia nacional; la herida <strong>de</strong> muerte<br />
inferida a la riqueza pública <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Santo Domingo, en once meses <strong>de</strong> infructuosa<br />
resistencia opuesta a la revolución <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> julio; la pérdida <strong>de</strong> los ahorros <strong>de</strong> la Nación<br />
durante dos años, envueltos intencionalmente en la quiebra fraudulenta <strong>de</strong> una casa <strong>de</strong><br />
comercio extranjera; y el aumento que dio a la fortuna particular <strong>de</strong>l mandatario tenaz, la<br />
suculenta in<strong>de</strong>mnización <strong>de</strong> perjuicios imaginarios que motivó la ruidosa protesta <strong>de</strong>l senador<br />
Garrido, fueron los únicos gajes que recogió el país <strong>de</strong> la segunda administración <strong>de</strong><br />
Báez, <strong>de</strong>rrumbada estrepitosamente en 1858 a impulso <strong>de</strong> la revolución más popular que<br />
registran las páginas <strong>de</strong> la historia dominicana.<br />
17 Cuando Báez ingresó al po<strong>de</strong>r en 1856, circulaba el peso fuerte en la República a razón <strong>de</strong> 68¾ unida<strong>de</strong>s, o lo que<br />
es lo mismo, valía la onza <strong>de</strong> oro $1100 nacionales. La poca abundancia <strong>de</strong> papel moneda <strong>de</strong>smeritó <strong>de</strong> tal manera el oro,<br />
en vísperas <strong>de</strong> la cosecha <strong>de</strong> tabaco, que las transacciones llegaron a celebrarse a cincuenta por uno. Los exportadores <strong>de</strong>l<br />
Cibao comenzaron a introducir plata y oro en tan gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s, que el comercio en general optaba por el pago <strong>de</strong> sus<br />
<strong>de</strong>rechos en esas especies <strong>de</strong> preferencia a la moneda <strong>de</strong>l Estado.<br />
Un gobierno patriótico e inteligente habría aprovechado tan fácil coyuntura para recoger <strong>de</strong> una vez el papel moneda<br />
en circulación, con gran<strong>de</strong> utilidad y ventajas para los tenedores y el fisco, o para restituirlo al valor <strong>de</strong> su primera emisión,<br />
pues, con poco esfuerzo podía haberse llevado muy lejos la alza <strong>de</strong>l papel, compensada por el <strong>de</strong>smérito relativo <strong>de</strong>l oro y<br />
<strong>de</strong> la plata. Pero Báez hizo todo lo contrario. Viendo la manera <strong>de</strong> especular con la situación, se <strong>de</strong>jó arrastrar por el <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong>l medro; y bajo pretexto <strong>de</strong> recoger los billetes <strong>de</strong>teriorados, y <strong>de</strong> impedir los perjuicios que la falta <strong>de</strong> numerario pudiera<br />
ocasionar a los agricultores cibaeños, se hizo autorizar por el Senado Consultor para po<strong>de</strong>r emitir seis millones <strong>de</strong> pesos<br />
nominales en papel moneda: dos millones <strong>de</strong>stinados al primer objeto; y los cuatro restantes al segundo.<br />
Como no era una verdad que faltara numerario para las transacciones, pues este había venido <strong>de</strong> fuera atraído por el<br />
aliciente <strong>de</strong> la cosecha, y el oro y la plata alternaban ya en el Cibao con el poco papel que quedaba en circulación, el aumento<br />
repentino <strong>de</strong> esta especie funesta y perjudicial, vino a <strong>de</strong>struir el equilibrio mercantil, porque la <strong>de</strong>sconfianza alejó por <strong>de</strong><br />
pronto el metálico <strong>de</strong> todos los mercados y echó a rodar el papel moneda por la pendiente resbaladiza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>smérito.<br />
Este llegó a lo infinito, pues ampliada y extendida discrecionalmente por el Senado Consultor, en 2 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1857, la<br />
facultad <strong>de</strong> emitir papel moneda acordada antes a Báez, este en vez <strong>de</strong> cuatro hizo confeccionar diez y ocho millones <strong>de</strong> billetes,<br />
que repartidos para su venta entre los numerosos ahijados <strong>de</strong> la administración, al precio fijo <strong>de</strong> 1,000 unida<strong>de</strong>s por una onza,<br />
acabaron <strong>de</strong> precipitar la bancarrota, pues se inundaron <strong>de</strong>l funesto agente todos los mercados, con grave perjuicio <strong>de</strong>l gremio<br />
agricultor, que habiendo principiado a ven<strong>de</strong>r por papel su cosecha <strong>de</strong> tabaco, cuando el cambio estaba a 50 por uno, vino a<br />
<strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> él cuando ya circulaba a 68¾, experimentando la pérdida consiguiente a la fluctuación <strong>de</strong>l ruinoso agiotaje, que<br />
por otra parte fue productivo para Báez y sus agentes, quienes no respondieron al Erario <strong>de</strong> las cantida<strong>de</strong>s que les tocaron en el<br />
reparto sino al precio que les fueron entregadas, incautándose <strong>de</strong>scaradamente <strong>de</strong> la escandalosa diferencia.<br />
Con esta ruinosa operación consiguió Báez cuatro cosas: primero, dar un golpe mortal a los propietarios cibaeños, que<br />
nunca le habían sido afectos; segundo, proporcionar a sus allegados políticos la manera <strong>de</strong> improvisar un pequeño capital a poca<br />
costa; tercero, reunir en oro la suma <strong>de</strong> cincuenta mil pesos que se hizo dar en compensación <strong>de</strong> los perjuicios inferidos a sus<br />
propieda<strong>de</strong>s; y cuarto, tener en las cajas nacionales fondos bastantes para hacer frente a la revolución que veía ya venirle encima.<br />
Esta es la verda<strong>de</strong>ra historia <strong>de</strong> la operación financiera con que Báez provocó en 1857 la famosa Revolución <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong><br />
Julio. (Nota <strong>de</strong>l autor).<br />
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