Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Antología</strong> José Gabriel García<br />
¿Y podremos nosotros <strong>de</strong>sbaratar, sin caer en premeditada inconsecuencia hacia nuestros<br />
antecesores, lo que ellos, poseídos <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra justicia, legaron a la posteridad?<br />
Si ellos proclamaron al general Santana como nuestro Libertador, claro está que con<br />
méritos para ello <strong>de</strong>bió presentarse ante sus conciudadanos; <strong>de</strong>spués que el invasor recibió<br />
castigo merecido volviéndose a sus dominios don<strong>de</strong> podía ser Señor: pensar lo contrario sería<br />
hasta vergonzoso, suponiendo en aquellas almas, <strong>de</strong>puradas al fuego <strong>de</strong>l más hondo patriotismo,<br />
tamaña iniquidad.<br />
A esta argumentación se nos pue<strong>de</strong> contestar, que él se impondría este título <strong>de</strong> por<br />
fuerza, si se nos permite la expresión. Nosotros rebatiríamos, que un pueblo como el nuestro,<br />
luchó impertérrito por la consecución <strong>de</strong> su libertad, no iba a permitir en aquella época en<br />
que no se había <strong>de</strong>sarrollado, con mengua <strong>de</strong> su dignidad, la corrupción <strong>de</strong> los tiempos que<br />
alcanzamos que lo subyugaran a caprichos <strong>de</strong> un mandatario.<br />
Sentados estos prece<strong>de</strong>ntes, es lógico suponer: que el título <strong>de</strong> Libertador concedido a dicho<br />
general estaba basado en portentosos hechos que por su magnitud <strong>de</strong>bieron ser meritorios.<br />
Santana, como todo hombre público, tuvo su lado malo; pero esto no pue<strong>de</strong> ni podrá<br />
en ningún modo <strong>de</strong>struir sus glorias como soldado <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Su lado malo, si<br />
así po<strong>de</strong>mos calificarlo, fue la anexión… pero ¡ay! ¡cuántas conciencias no experimentarán<br />
también crudos remordimientos al acercarse a la verdad <strong>de</strong> aquel horroroso cuadro! Cuando<br />
la historia hable será el crujir <strong>de</strong> dientes.<br />
Otras consi<strong>de</strong>raciones podríamos aducir en pro <strong>de</strong>l insigne Libertador; pero creemos<br />
haber cumplido por ahora con nuestro <strong>de</strong>ber, dando a conocer nuestras opiniones, que nos<br />
proponemos ampliar, provistos <strong>de</strong> datos fehacientes, en el importante asunto que se discute.<br />
J. M. Beras.<br />
Este remitido vio la luz pública en El Eco <strong>de</strong> la Opinión, No. 486, <strong>de</strong>l 13 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1889.<br />
Contrarréplica<br />
Nuestro colega El Eco <strong>de</strong> la Opinión tiene ocurrencias que a la vez que dan pique causan<br />
ganas <strong>de</strong> reír. Ya en vísperas <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> Marzo, aniversario <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Azua, se presenta<br />
diciendo en una <strong>de</strong> sus ediciones, con tono magistral y convirtiéndose en órgano <strong>de</strong> pasiones<br />
adormecidas por el tiempo, que Santana afianzó allí con su espada la naciente nacionalidad; pero<br />
como inmediatamente le salimos al encuentro probándole con datos incontrovertibles que<br />
eso no era verdad, porque los buenos efectos <strong>de</strong> tan <strong>de</strong>scantada victoria se habían malogrado<br />
con la retirada <strong>de</strong>l ejército a Baní, paso inconsulto que <strong>de</strong>jó a la revolución planteada el 27<br />
<strong>de</strong> febrero en tan gran<strong>de</strong> peligro, que sin el triunfo obtenido por Imbert en Santiago habría<br />
sido difícil revivir el espíritu público, ni restablecer la confianza en el porvenir <strong>de</strong> la causa<br />
nacional; he aquí que repentinamente cambia <strong>de</strong> táctica, y sale afirmando ahora en su último<br />
número, que no fue la victoria pero sí la retirada la que salvó la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República,<br />
en corroboración <strong>de</strong> lo cual pinta la injustificable operación con colores tan <strong>de</strong>slumbradores,<br />
que casi ha <strong>de</strong>jado oscurecidos los empleados por la historia para <strong>de</strong>mostrar la habilidad con<br />
que Xenofonte logró verificar la célebre retirada <strong>de</strong> los diez mil.<br />
174