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Antología - Banco de Reservas

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<strong>Antología</strong> José Gabriel García<br />

practicar la unión <strong>de</strong> las dos razas, que tiene un templo en que no se adora al Dios <strong>de</strong> los<br />

católicos, ni una tradición que iguale a la tradición <strong>de</strong> los dominicanos, ni en su historia una<br />

página que recuer<strong>de</strong> los nobles y esforzados sacrificios <strong>de</strong>l pueblo mártir, <strong>de</strong>l pueblo tres veces<br />

vendido, tres veces sacrificado, tres veces redimido? No. ¡Mil veces no!<br />

Vosotros, Ilustres Comisionados, no <strong>de</strong>béis proce<strong>de</strong>r inconsultamente en una anexión<br />

tan trascen<strong>de</strong>ntal, en una cuestión en que se trata <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> todo un pueblo.<br />

Vosotros sabéis que vuestra nación nada significa, nada representa en la República<br />

Dominicana.<br />

Vosotros sabéis que se comete un atentado contra la integridad <strong>de</strong> una nación libre, y hay<br />

atentados que salen al rostro.<br />

Vosotros sabéis que el pueblo dominicano jamás será yankee por más empeño que ponga<br />

Báez en la República Dominicana y Grant en los Estados Unidos. Ese maridaje perjuro, ese<br />

maridaje traidor que quiere el exterminio y la muerte <strong>de</strong> nuestra Patria.<br />

Creednos, Ilustres Señores, la muerte <strong>de</strong> una nacionalidad, el exterminio <strong>de</strong> un pueblo<br />

<strong>de</strong> una raza.<br />

Oíd el triste y funesto vaticinio que hacemos <strong>de</strong>l porvenir <strong>de</strong> nuestra Patria, si vosotros<br />

consentís con vuestro asentimiento, en el consumatum <strong>de</strong> la traición.<br />

El pueblo dominicano, obe<strong>de</strong>ciendo a la fuerza, inhábil por la sorpresa <strong>de</strong>l momento,<br />

será yankee pero llegará un día en que repuesto <strong>de</strong>l estupor, con la calma y la abnegación<br />

<strong>de</strong>l patriotismo, empren<strong>de</strong>rá la lucha <strong>de</strong> reconquistar sus <strong>de</strong>rechos, su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y<br />

perdida libertad: esa lucha será <strong>de</strong>sesperada, una guerra encarnizada y <strong>de</strong> exterminio. Des<strong>de</strong><br />

las floridas riberas <strong>de</strong>l Yaque hasta las encantadoras márgenes <strong>de</strong>l Ozama, la sangre correrá<br />

a torrentes, y cada patriota, cada héroe, cada mártir que caiga herido por el plomo <strong>de</strong> la<br />

traición, lanzará una horrible maldición contra el pueblo Rey <strong>de</strong>l Nuevo Mundo, contra la<br />

Nación provi<strong>de</strong>ncial, que en vez <strong>de</strong> proteger la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia suramericana, los absorbe.<br />

El incendio <strong>de</strong>vorará nuestra riqueza, concluirá con el último bohío, y la muerte y la<br />

<strong>de</strong>solación serán el resultado <strong>de</strong> esa lucha terrible.<br />

Y la sangre <strong>de</strong>rramada caerá sobre la cabeza <strong>de</strong> los traidores, y la llama vacilante <strong>de</strong>l<br />

incendio iluminará el cuerpo <strong>de</strong>l último patriota, las ruinas <strong>de</strong> un pueblo noble, aunque<br />

pobre, heroico aunque débil, glorioso aunque <strong>de</strong>sgraciado; esa última llama iluminará<br />

también la agonía <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Washington.<br />

¡Qué vaticinio tan triste, pero qué augurio tan verda<strong>de</strong>ro!<br />

Vosotros, Ilustres Señores, podéis impedir que se cumpla tan lúgubre profecía, si procedéis<br />

en vuestro examen, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, con legalidad y justicia.<br />

Los periódicos <strong>de</strong> vuestro país aseguran que estáis ligados con el Gobierno <strong>de</strong> Washington,<br />

dicen más, que estáis vendidos a Grant; <strong>de</strong>smentid ese aserto, probad que vuestra conciencia<br />

solo se liga con los actos <strong>de</strong> la más estricta justicia; probad que no sois los esclavos <strong>de</strong> Grant,<br />

sino los primogénitos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia norteamericana.<br />

Podríamos, Ilustres Señores, robustecer nuestras razones con el bosquejo biográfico<br />

<strong>de</strong>l actual Ministerio <strong>de</strong>l Sr. Báez, podríamos <strong>de</strong>cir que el Senado dominicano está vendido<br />

al po<strong>de</strong>r, que son otros tantos traidores; pero la cuestión personal es indigna <strong>de</strong> nosotros;<br />

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