Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

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Gloria Gitaroff
33.
—Esto no es lo que te pedí, Inés.
No podía creer lo que Omar me decía; yo estaba segura que sí. Había
trabajado horas y horas sobre el prólogo de su libro. Había buscado
y vuelto a buscar la mejor forma, la palabra exacta, tratando de
decir lo mismo que él había escrito, pero mejor.
–Yo tengo un estilo, Inés. Creo que vos no me entendiste. Mi estilo
es éste, y quiero que se conserve. Sé que tengo dificultades con el
español, que no conozco nada de gramática, pero sé escribir, sin embargo.
Este no es mi primer libro, vos lo sabés. Te pido que te preocupes
solamente por los verbos, la ortografía, los puntos, las comas,
pero que no me cambies nada.
Me sentí muy abatida, como si allí se terminase todo, aunque Omar
me hubiese propuesto que lo volviera a intentar y me había entregado
también el primer capítulo.
Una vez más, no había podido entender que las cosas que se hacen
entre dos suelen llevar tiempo para hacerse bien. Cualquiera sea
la cosa de que se trate. No sé de dónde había sacado yo esa idea tan
malsana y que tantos dolores de cabeza me había traído, de que todo
hay que hacerlo perfecto: ser madre, coser un botón, hacer el amor.
Todo perfecto, y al primer intento.