08.05.2013 Views

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

Te presto mi Stradivarius, de Gloria Gitaroff

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Te</strong> <strong>presto</strong> <strong>mi</strong> <strong>Stradivarius</strong><br />

Me sentía tan sola allí sentada, como una cantante en <strong>mi</strong>tad <strong>de</strong>l<br />

enorme escenario <strong>de</strong>l Gran Rex, sola con su <strong>mi</strong>crófono, y en un banco<br />

como ese. Mi imaginación borraba <strong>de</strong> un plumazo el hecho <strong>de</strong> que<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l banco no había un Gran Rex sino un cuarto <strong>mi</strong>núsculo<br />

y atestado <strong>de</strong> cosas.<br />

—El que pasó recién es Cossio, es un pesado; ese es Freddy, un<br />

amor, ¿tenés chicos? Yo tengo uno que va a cumplir un año, lástima<br />

que hoy me olvidé la foto —Silvia, en cuanto podía, me hacía olvidar<br />

<strong>de</strong>l Gran Rex.<br />

Por fin apareció Beatriz, y fui con ella a otra oficina don<strong>de</strong>, sobre el<br />

escritorio estaban <strong>mi</strong> carta y <strong>mi</strong>s avisos. Empezó a preguntarme cosas<br />

que ni me acuerdo, y que yo le contestaba al tanteo. Entre una pregunta<br />

y otra, entraba alguien también a preguntar, pero a ella, si Fulano<br />

o Mengano estaban por ahí, cosa más que imposible; apenas cabíamos<br />

ella y yo en esa oficina.<br />

Se levantó <strong>de</strong> pronto y me dijo “Seguime”. Salimos a la calle para<br />

ir a otra oficina, en otro edificio. Al pasar al lado <strong>de</strong> Silvia, ella me<br />

alentó con un mohín.<br />

Tuve que volver a esperar. Si bien esta vez había sillones don<strong>de</strong><br />

sentarse, la acumulación <strong>de</strong> esperas se hacía cansadora. Cuando me<br />

llamaron por fin, yo ya no tenía más ganas <strong>de</strong> contestar preguntas y<br />

si las contesté, fue porque eran fáciles: cuántos años, cuántos hijos,<br />

cuántos años <strong>de</strong> casada, alguna vez trabajó en publicidad, ahora va a<br />

hablar con el señor Stafford, el dueño <strong>de</strong> la agencia.<br />

Era un hombre joven y alto que me presentó primero a Freddy, ese<br />

que era un amor a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> redactor, <strong>de</strong>spués a un dibujante, que no<br />

entendí cómo se llamaba, a otro que no entendí qué hacía, pero se<br />

que se llamaba D’Alessandro y por último a Miguel, que venía a ser<br />

otro pobre que estaba como yo, porque también había mandado su<br />

carta a la casa <strong>de</strong> la calle Sucre.<br />

Stafford me <strong>mi</strong>ró y me dijo directamente cuándo podía empezar<br />

a trabajar. Me sobresalté. Entonces, el puesto era mío. ¿Pero yo quería<br />

realmente trabajar?<br />

Porque ya tenía un trabajo como secretaria <strong>de</strong> Omar… De todos<br />

modos, no era el momento para <strong>de</strong>cirle que no. Me preguntarían por<br />

33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!